El deporte minoritario también lo merece

Lydia Valentín, Javier Fernández, Javier Gómez Noya, Carolina Marín, Maialen Chorraout, Marcus Walz, Yohanna Alonso, Ander Mirambell, Regino Hernández, la selección de hockey patines, la de fútbol sala... y un largo etcétera.Todos ellos son la cara cada vez menos oculta de la denominada "edad de oro" del deporte español. Menos oculta gracias a la importancia de sus gestas y triunfos, que merecidamente les ha ido otorgando un protagonismo que los medios de comunicación habitualmente no suelen dar a sus disciplinas. 

A pesar de medirse contra los mejores del mundo en sus deportes, suelen recibir una atención relativamente escasa de nuestro público al no formar parte de los llamados "deportes mediáticos". 

Para mí, estos deportistas son el verdadero reflejo del maravilloso momento que vive el deporte español y exponentes de los valores fundamentales que son transmitidos a la sociedad: pasión, sacrificio, esfuerzo, afán de superación, motivación, humildad y respeto.

Esa es en buena medida la realidad de los deportistas olímpicos que logran atención cada cuatro años. Con muchos menos recursos que los deportistas más populares, logran resultados ciertamente extraordinarios que nos enorgullecen a todos. Salvando las distancias, el baloncesto español también tuvo que abrirse paso frente al dominio del fútbol. Gracias a todos los éxitos de nuestra selección durante los últimos 20 años, hemos conseguido aumentar su notoriedad social y hacer que más gente ame el baloncesto.

Reflexión

Aun así, la situación de muchos clubes es precaria. Es el caso, por ejemplo, de uno de los equipos con más historia de nuestro país, el Joventut de Badalona, y el de muchos otros que en los últimos diez años no han podido mantenerse en la élite de la liga española. 

También debería hacernos reflexionar la situación de deportes que en España parecían asentados, como el balonmano, y que han sufrido una importante decaída desde la crisis económica, aunque espero que los éxitos del combinado nacional lo puedan revitalizar.

No es cuestión de abrir una guerra entre deportes. Sería absurdo y demagógico. Soy aficionado al fútbol, al tenis, al motociclismo, al baloncesto... Pero, más allá de estos deportes más reconocidos y mediáticos, soy un amante del deporte en sentido amplio, con un gran aprecio por cualquiera de sus modalidades. Creo sinceramente que existe espacio y capacidad de atención para todos.

Espíritu olímpico

Siempre he creído que el espíritu olímpico representa los mejores valores del deporte y la competición. Uno de los momentos más emocionantes de mi carrera deportiva fue abanderar la delegación española en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

El concepto de "espíritu olímpico" fue acuñado por el barón Pierre de Coubertin, para quien el deporte era un medio de educación y de formación de los más jóvenes por encima de todo. Cada cuatro años, este sentimiento pone en el ojo mediático a muchos deportes minoritarios que normalmente pasan desapercibidos.Todos los deportistas olímpicos son un referente para el deporte y un modelo a seguir para los más jóvenes. 

Por ello, el papel de los Juegos Olímpicos en la difusión y el conocimiento de los deportes con menos aficionados es fundamental para su supervivencia. En esta línea, siempre he defendido que el trabajo de la Asociación de Deportes Olímpicos (ADO), del resto de federaciones deportivas nacionales y de las empresas privadas que eligen apoyar a nuestros y nuestras deportistas son vitales para mantener viva la llama olímpica en nuestro país cuando no brilla durante esas dos semanas cada cuatro años, en invierno o verano. 

Sin dejar de mencionar a nuestros deportistas paralímpicos que también necesitan el apoyo para que haya más atletas de la talla de mi queridísima Teresa Perales, con sus innumerables medallas en todas las competiciones continentales e intercontinentales, resaltando sus nada más y nada menos que 26 medallas olímpicas.

Deporte femenino

Para el deporte minoritario femenino, el panorama es aún más complejo y es muy importante destinar apoyo y recursos económicos.

La desigualdad de género en el deporte es un reflejo más de la sociedad en la que vivimos. Todavía queda mucho camino por recorrer para conseguir que la mujer tenga un papel y un reconocimiento más notorio en el deporte, así como en otros ámbitos de nuestra sociedad.

Poco a poco, las mujeres están consiguiendo reivindicar su protagonismo en el ámbito deportivo a través de la concienciación de la sociedad. 

Un buen ejemplo ha sido la viralidad de la fotografía de Serah Small, una jugadora de hockey canadiense que aprovechó el descanso de un partido para amamantar a su hija de solo ocho semanas. Esta potente imagen se ha convertido en un símbolo en la defensa de la conciliación del deporte con la maternidad.

En España, la liga de fútbol femenino se va abriendo paso. La de baloncesto aún no logra ese reconocimiento, pero progresa poco a poco gracias al enorme nivel de nuestras jugadoras junto a la inversión en la liga femenina nacional. El waterpolo, la natación -con Mireia Belmonte como nuestra gran referente-, la natación sincronizada, nuestras guerreras del balonmano... Es cuestión de tiempo que otras lo logren. No será por falta de éxitos y entrega.

Artículo publicado originalmente en Expansión.