El lado oculto de las personas
Hace unos días me topé con un niño revoltoso en la biblioteca al que expulsaron por mal comportamiento y estaba furioso y alterado y no dejaba de lanzar improperios y echar la culpa al responsable de la sala. No pude evitar decirle que la biblioteca era un lugar silencioso donde la gente acude para estudiar, leer y concentrarse en los estudios. Y añadí una frase que me dijo hace años mi profesora de derecho en el instituto: Estudia, siempre estudia, pues incluso en los trabajadores que recogen la basura, el que ha estudiado más va dentro de la cabina del camión conduciendo. El niño me sacó la lengua y me hizo una mueca de desaprobación y pensé: Te queda mucho por aprender, la vida te traerá muchas sorpresas. De regreso a casa me acordé de una situación que viví el otoño del 2018 y que siempre me ha hecho pensar que la gente esconde su verdadera personalidad detrás de una máscara, pero es tan solo un arma de defensa para que no lo ataquen. Era un lluvioso sábado de noviembre y estaba en el tren después de haber estudiado 4 horas de aromaterapia en una academia. Mi profesora también nos daba nociones de numerología para aplicar en la terapia y todavía resultaba más fascinante. De pronto entraron 3 chicos en el tren armando jaleo, gritando, provocando y diciendo que iban a encender un cigarrillo, algo que está prohibido. La gente se sintió intimidada, inquieta, un hombre mayor les llamó la atención por su comportamiento y ellos todavía se rieron y rebelaron más. Aproveché que se acercaron a donde estaba sentada yo y les dije con voz firme: Si me decís vuestra fecha de nacimiento y nombre os digo el futuro. Y les enseñé el cuaderno con espiral con mis apuntes de numerología. Aquello les llamó mucho la atención y para mi sorpresa, accedieron a que les dijera el futuro, seguramente para reírse y burlarse todavía más. Los tres hablaban español pero sus rasgos eran de origen marroquí y había un líder destacado. No recuerdo su nombre pero su fecha de nacimiento era de abril, un aries desafiante y despótico. Empecé a analizar su personalidad y su sonrisa burlona se fue borrando a medida que le decía verdades como puños. Vi algo que no me atreví a decirle y a veces pienso que debí comentárselo. Había una fuerte carencia paterna, no sé si su padre lo había abandonado o si estaba con él, no lo apreciaba como hijo o lo criticaba mucho. Había mucho dolor en su alma, casi desde que estuvo en el vientre de su madre. Percibía un fuerte rechazo desde niño por parte de familiares pero esto se lo oculté. Sí le dije que tenía mucha fuerza y empuje, que podría tener grandes proyectos si ponía de su parte. Sus ojos se iluminaron y se le dibujó una sonrisa de satisfacción y tuve la sensación que había sido una de las pocas personas que habían visto su lado bueno. Se quedó callado mientras analizaba al segundo que casi no me acuerdo porque era el más reservado. Pero si recuerdo al tercero, un chico con gafas que enseguida me di cuenta que estaba con los amigos equivocados. Cuando le pregunté el nombre se resistió un poco y le dije que lo necesitaba para completar su fecha, un virgo eficiente y serio. Se llamaba Osama y entonces comprendí que se habrían reído y burlado de su nombre, haciendo chistes crueles y bromas estúpidas. Lo que vi en ese chico me dejó asombrada. Le dije que podía llegar muy lejos, incluso ser político de aquí unos 20 años y él me miró sorprendido. Le comenté que era muy inteligente, que iría a la universidad y sacaría unas notas excelentes y que debía confiar en sí mismo. Cuando me di cuenta estaba a punto de llegar a la estación de mi población y me levanté para bajar. Los saludé y les deseé mucha suerte y los tres con una sonrisa de oreja a oreja se despidieron de forma educada. A veces juzgamos a las personas por su aspecto y su comportamiento pero muchos llevan máscaras y disfraces. Gracias por leerme.