El mito de la inteligencia artificial

Podría asegurar que todos, al momento de escuchar por primera vez el término Inteligencia Artificial, nos imaginamos un robot que, luego de robarse nuestra confianza, nos atacaría a la mitad de la noche. Otros menos extremistas pensarían tal vez que el mundo sería controlado por máquinas y que la profecía de Terminator por fin se cumpliría.

Hablando en serio: el verdadero miedo latente radica en el remplazo del hombre por la máquina. La incertidumbre que genera pensar que la creación supere al creador.

La tecnología siempre se ha pensado como una herramienta, un instrumento que debe ser utilizado por quien la posee. Al igual que ocurrió con la pólvora, la televisión o internet, los avances siempre vienen acompañados de dudas, y la Inteligencia Artificial no puede ser la excepción, entendiendo también que en los últimos 100 años han ocurrido casi tantos procesos innovadores como en el resto de la historia de la humanidad.

Pero este miedo no se presenta en todos los contextos. Actualmente tenemos a nuestro servicio muchas facilidades que implican inteligencia artificial: Google Translate, asistentes de voz como Siri y sistemas de recomendación como Spotify o Netflix y esto no nos preocupa, sino todo lo contrario. El temor se da a conocer cuando vemos amenazados nuestros puestos de trabajo, cuando sentimos que lo que realizamos a diario fácilmente podría hacerlo una máquina en 20 minutos.

Pues bien, seguramente esa fue la sensación que sintió la gente cuando llegó internet. Pero ante esto no hay otra salida más que la adaptación. Por supuesto que la llegada de la inteligencia artificial hará que desaparezcan cargos o puestos trabajo, pero también producirá nuevos y muchos. No se trata de verla como una amenaza, sino tomarla como una (gran) aliada y un componente diferencial importantísimo, si a competitividad organizacional nos referimos.

También es una oportunidad de resaltar los rasgos característicos que nos hace seres humanos; valores como el amor y la responsabilidad, incluso la toma de decisiones y cómo el entorno afecta las mismas. Mientras la inteligencia artificial se encarga de solucionar problemas, nosotros debemos asegurarnos de que estos no se presenten. El ser humano siempre será indispensable.

Por otro lado, la inteligencia artificial no podría darse sin unas condiciones primarias que le den vida a estos proyectos. En TigoUne decidimos hacer parte del futuro. La experiencia vivida en el #TigoUneBusinessForum fue un acercamiento rotundo a estas tecnologías y todo lo que abarcan, en las que aportamos desde aquí.

Creemos en el potencial y en los beneficios que traerá la inteligencia artificial y, aunque no somos creadores directos, generamos la infraestructura para que esta suceda, contribuyendo a la generación de oportunidades para miles de organizaciones, pero sobre todo, a millones de personas. Estamos trabajando para crear las autopistas que le dan vida a este tipo de innovaciones, apoyando y creyendo en el crecimiento de las compañías a través proyectos que apalanquen el desarrollo del País.

Marcelo Cataldo