El piano

El Día Mundial del Piano se celebra el día 88 de cada año, un número que simboliza la cantidad de teclas que tiene este instrumento. Este 2022, cae el 29 de marzo. Fue iniciativa del pianista alemán Nils Frahm.

“¿Por qué el mundo necesita un Día del Piano? Por muchas razones. Pero, sobre todo, porque no está demás celebrar al piano y todo lo que lo rodea: intérpretes, compositores, constructores de pianos, afinadores, motores y, lo que es más importante, el oyente”, dice Nils Frahm.

En esta reflexión acude a mi memoria Irina Maniukina. Ella vivía en Bila Tserkva, la ciudad más grande del óblast de Kyiv (Kiev, Ucrania). Estaba en el mercado cuando se enteró que su hija Karina sobrevivió a un misil, que cayó a menos de 10 metros de su vivienda. Cuando llegó encontró su casa destruida, con las puertas arrancadas y cristales por el suelo, además de las secuelas de un incendio en la habitación de su hijo Anton.

Irina decidió irse de su hogar, junto con sus hijos, pero antes de hacerlo empezó a tocar el piano. Su hija la filmó, subió el video a TikTok y éste se hizo viral. Ella contó que su mamá “empezó a tocar, no sólo para relajarse, para ordenar sus pensamientos y despedirse de la casa, sino también para recordar los buenos momentos que vivió allí”.

El piano y la casa han quedado destruidos. Así como el futuro y el presente de miles de ucranianos víctimas de una guerra cruel e ilegal.

Pero una vez más la música demuestra ser un gran aliado para apaciguar el dolor. Está el ejemplo de la Orquesta Sinfónica de Kyiv, que sorprendió con un concierto en el centro de la capital ucraniana: “tocamos para que no se destruya esta ciudad”, contaban sus músicos.

Otros músicos, alrededor del mundo, están realizando conciertos a favor de Ucrania, para recaudar fondos. Estuvo el concierto benéfico llevado a cabo en Varsovia, Polonia, y emitido en más de 20 países o el concierto solidario La Música del Reciclaje por Ucrania, celebrado en el Espacio Fundación Telefónica de España.

Pero mientras las bombas sigan cayendo, dejando centenares de muertos y heridos, será improbable escuchar un concierto o festejar el Día del Piano con alegría, porque un pedazo de la humanidad sufre.

Empero, queda hecha la invitación para que detengamos nuestro trajinar, hagamos un alto y escuchemos algo de nuestra música favorita, interpretada en piano. Será un secreto homenaje a Irina y a tantos otros que sufren con las guerras.

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