¿Estamos complicando nuestro propósito?

Feliz domingo! Les escribo hoy desde mi sofá (a nivel de piso), con todas las puertas y ventanas abiertas para que entre la brisa y la luz natural, mirando al mar y a mi compañera de trabajo.

Fue un fin de semana bien activo y satisfactorio, después de dictar las 3 sesiones de mi primer Mini-Curso “El Poder del Sol”.

Hubo muchas primeras veces para mi, y estoy muy orgullosa de haber salido de zona de comfort y de lo que conozco. Un par de ejemplos:

- Aunque me siento muy cómoda en conversaciones de coaching 1:1, es una energía diferente sostener un grupo

- Aunque me siento muy cómoda hablándole a la cámara, es muy diferente hablarle a personas en vivo, sabiendo que va a ver otras personas viendo la entrega en diferido. Equilibrar ambas cosas es un arte.

- Aunque me siento muy cómoda en un ambiente de coaching, es muy diferente enseñar un tema específico, compartiendo mi opinión y mi perspectiva de manera contundente (no debe sorprenderme, entonces, que aunqué amé compartir todo mi conocimiento el las sesiones #1 y #2, mi favorita fue la de hoy: una sesión de 90 minutos de Preguntas & Respuestas y Coaching grupal - esto me recuerda que el crecimiento no ocurre fuera de nuestra zona de comfort, ocurre en los bordes; que se van expandiendo a medida que vamos avanzando y creando nuevas versiones de nosotros).

Inevitablemente, me hice las preguntas que siempre me hago para evaluar una situación:

¿Qué funcionó?

¿Qué hubiera podido ser aún mejor?

¿Qué voy a hacer diferente la próxima vez?

Estas preguntas son muy poderosas, y como están formuladas no es aleatorio - eso se los compartiré en otro momento 😌.

El proceso de entregar este curso, por supuesto, no empezó el viernes, empezó semanas, tal vez meses atrás. Y aunque transité muchos momentos de dudas, incomodidad y ganas de mandar todo al carajo, no tengo duda de que estoy transitando el camino que tengo que transitar: EL MÍO.

Hay muchas cosas por refinar y mejorar (siempre), pero hoy me doy espacio para celebrar. Para sentirme orgullosa de la mujer en la que me estoy convirtiendo, esa mujer que tengo y quiero ser para compartirme y servirle al mundo. Amar y servir… ¿qué más hay en esta vida?

Inevitable pensar en mi propósito, en nuestro propósito, en el significado de la palabra propósito.

Y creo que muchas veces complicamos nuestra relación con el propósito.

Queremos encontrarlo. EL propósito, eso que nadie más que nosotros puede hacer. Nuestro Ikigai. Queremos escribir esa descripción grandiosa e irresistible en nuesta bio, esa definición que nos hace diferentes.

El propósito no se encuentra, se crea. No es un tesoro que está escondido detrás de una puerta que solo se abre después de haber completado 500 programas para definir nuestra “zona de genialidad”.

Nuestro propósito es tan básico y tan humilde, que lo tenemos en nuestras narices y no lo podemos ver, lo ignoramos.

Tu amiga te invita a conversar después de un día difícil, pero estás tan ocupada escribiendo un artículo brillante, o inmersa la lluvia de idea para tus ofertas, que la conversación tiene que esperar. #situacionesdelavidareal

Creemos que nuestro propósito tiene que ser dramático, instagrameable e impactante, y no vemos el bosque por estar enfocadas en un árbol. Lo instagrameable es parafernalia. La cereza de la torta.

¿Quién está en frente de ti? Ámal@.

¿Qué te ha dado el universo? Compártelo.

Amar & Servir.

Sin medir. Sin calcular. Sin anunciar. Sin perfeccionar.

Estamos aquí para amar y ser amados. Estamos aquí para compartir nuestros dones y regalos.

Hacemos con el propósito lo que hacemos con la comida. Nos preocupamos tanto por QUÉ y CUÁNTO comemos, que CÓMO comemos es lo que realmente nos hace daño.

Nos castigamos, analizamos, restringimos, nos excedemos y hacemos las elecciones desde el miedo, el conflicto y la confusión - y creemos que eso no importa porque estamos comiendo comida orgánica, biodinámica y local.

El CÓMO importa (y también el cuándo 😉). Se nos olvida por qué y para qué comemos - conectar, compartir, nutrir, informar, disfrutar - y dejamos que lo que comemos se apropie de nuestras vidas. 

Hacemos lo mismo con el propósito. Queremos el lema perfecto, la marca perfecta, el mensaje perfecto, el posicionamiento perfecto. Importante, si - en ciertos contextos, sobre todo en nuestra sociedad capitalista (de la que no tengo ninguna intención de salirme).

Pero MÁS IMPORTANTE aún es considerar si estoy creando y viviendo mi propósito: ¿estoy amando a quién está en frente de mi? ¿estoy compartiendo todos mis dones y regalos con ellos?

Amar & servir. Amar & servir. Amar & servir.

Esto es más fácil decirlo que hacerlo - pero no imposible. Requiere devoción en un mundo diseñado para hacernos pensar qué hay que chequear una lista y encajar en cierta caja para ser “exitoso”.

La realidad es que nuestro propósito es privado, “desagradecido” (como la maternidad) e inmensurable. El corazón es nuestra brújula en nuestra creación de nuestro propósito, y hoy siento mucha gratitud por el mío: me confirma que por esta camino, vamos bien ♡.

Esto lo tengo escrito en mi página web, y lo quiero compartir hoy, porque se siente más verdadero que nunca:

A esta vida venimos con un solo propósito, y con muchas misiones. Mi propósito es conectarme con el romance de existir, y desde ese lugar enamorado, ser la versión más verdadera de mí misma. Y a través del ejemplo que surge de ahí, inspiro, lidero, acelero y facilito el proceso de crecimiento y evolución de otros seres humanos, ayudándolos a llegar cada uno a su verdad universal, a construir  su romance personal.

No tengo la respuesta a tu búsqueda, solo soy un espejo para ti. Cada quien ha de descubrir y crear su romance personal, y va haciendo su camino para convertirse también en la versión más verdadera de si mismo. 

El romance contigo es incondicional o no es un romance. Si tiene cláusulas, es un contrato. Enamórate de ti, de tu vida, de tu cuerpo, y co-crea la vida de tus sueños con el universo.

Con amor,

Nati