3 perspectivas de vida
(inspiradas en una conversación con mi mentora de vida Kendra, que después de mucho caminar por fin encontré)
Podemos hablar de 3 perspectivas para relacionarnos con nuestras experiencias de vida: la vida reportada, la vida creada y la vida elegida. Son interdependientes, no puede existir la una sin la otra (todas son vida, al fin y al cabo), pero si hay una gran diferencia en como sentimos la vida si nos polarizamos en alguna de las tres la mayoría del tiempo. Vemos la vida con estas perspectivas en diferentes momentos, y muchas veces la podemos ver a través de las 3 al mismo tiempo.
Para la gran mayoría del mundo, la vida reportada es la forma típica de bailar con la vida - esta es la experiencia de que la vida pasa, y nos pasa. (Nos) contamos historias y reportamos eventos como si no tuviéramos nada que aportar y opinar al respecto: pasó esto, pasó aquello y por eso hice esto otro.
La vida creada parte de la premisa que podemos influir en el curso de nuestras vidas. Esta perspectiva requiere que nos salgamos del rol de reportero de nuestra vida y decidamos cómo queremos que sea.
Muchas personas creen que y actúan como si estas fueran la únicas opciones. ¿Y si existiera una tercera vía?
La vida elegida es esa vida que reconoce y acepta que sí, a veces la vida pasa y nos pasa; que no siempre podemos crear lo que queremos exactamente como lo queremos, e igualmente lo podemos elegir.
En mis círculos de manifestación y de “vida consciente”, la vida reportada tiende a tener una mala reputación. Hay un halo de vergüenza alrededor de aceptar que hay muchas partes de nuestra vida que realmente si están por fuera de nuestro control. Pero que ignoremos algo o lo neguemos no quiere decir que no exista: la vida reportada es una realidad. Hay muchas cosas que si nos pasan; hay otras que no son nuestra creación; y hay muchas otras que están por fuera de nuestro control porque son una creación colectiva Y AL MISMO TIEMPO son un reflejo de nuestra propia vida.
La vida creada está de moda, y esto lo celebro. Celebro que hay una cantidad de personas dándose cuenta que tienen mucho más poder y sentido de agencia sobre sus vidas de lo que pensaban.
Y sin embargo: muchas veces usamos esta perspectiva de la vida creada para hacer spiritual bypassing, para pretender que todo está bien, que nada nos afecta y para negar que si hay cosas que llegan a nuestra vida que no fueron creadas por nosotros. Esta perspectiva también niega aspectos sistémicos como racismo, sexismo, pobreza, desastres naturales, agendas gubernamentales, etc. y niega el rol que estos sistemas juegan en nuestra vida. Esto no solo es una gran mentira, también puede hacer mucho daño.
La gente que habita la mayoría del tiempo esta perspectiva de la vida creada tiende (tendemos) a estar enfocada en dejar lo que es ahora para llegar a un lugar mejor, en lugar de habitar y estar con todo lo que es real en este momento.
Aquí es donde es útil la perspectiva de la vida elegida.
La vida elegida es la pieza que nos permite REALMENTE entrar a co-crear nuestra vida, desde la realidad, desde lo que es.
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A muchos nos da miedo aceptar y elegir la vida que tenemos ahora, porque creemos que eso significa pasividad y complacencia y eso no abre espacio para crecer, cambiar y evolucionar. Yo no lo veo así. La capacidad de crear nuestra vida desde el amor y desde el poder viene de nuestra disposición a elegir cada momento, y todas las circunstancias de nuestra vida tal y como son, aquí y ahora. Porque como dice Byron Katie “Cuando peleas con la realidad, pierdes, pero solo 100% del tiempo.”
No podemos crear algo nuevo si nos negamos a habitar completamente nuestro ahora. Desde ese lugar, podemos ver nuestras vidas y reconocer, realmente reconocer las cosas que existen en nuestra realidad externa - nuestra cuenta bancaria, nuestra casa, nuestra capacidad emocional, nuestro estado físico, etc - y desde ahí movernos hacia la perspectiva de la vida elegida. Habitar la realidad en su totalidad es lo que nos permite crear algo diferente.
El año pasado, cuando la CEO de la compañía para la que consultaba, en la que había invertido tiempo, dinero y esfuerzo (descuidando mi verdadera vocación) me dijo “tengo una situación, y tengo que usar el dinero de tu sueldo para pagarme a mí”, observé nuestra dinámica, nuestra relación y pude ver claramente la forma en la que yo misma creé ese resultado, el rol que jugué, las elecciones que pude haber hecho diferente. Pero el paso más importante que di fue decirme “Ok, esto es lo que hay.” Lo elijo, lo habito completamente, todas las piezas de este rompecabezas - incluyendo todas las piezas que están fuera de mi control (obviamente, muy poco tuve que ver yo con la situación personal por la que ella estaba pasando).
Esto es muy diferente a la complacencia y aceptación pasivas, porque fácilmente hubiera podido caer en el rol de víctima, de “pobrecita yo”. Fui capaz de aceptar TODO lo que me había llevado hasta ese momento, y luego elegir qué dirección quería tomar - considerando todas las partes involucradas. Esto me permitió responder y elegir, no simplemente reaccionar… y por eso, aquí estoy escribiendo esto hoy. Porque elegí mi realidad, y elegí cambiarla también.
Tenemos que incluirnos a nosotros mismos en el círculo de elección
Cuando hablamos de la vida elegida, a veces se nos olvida incluirnos en el círculo de la elección. Esto va mucho más allá de la simple narrativa tan popular hoy de “ponernos primero”. Es un acto RADICAL: de amor porque reconocemos que somos tan importantes como los demás Y de honestidad incondicional porque reconocemos también que tenemos limitaciones.
Por ejemplo: la relación con mi mamá ha sido dolorosa durante gran parte de mi vida. Por mucho tiempo, me critiqué y culpé por no ser capaz de no perder mi compostura con ella, sin importar su comportamiento. Pensé que tenía que haber una manera, una fórmula, alguna práctica que me permitiera ser completamente neutral con ella; que tenía que asumir 100% responsabilidad, es decir que era yo la que tenía que cambiar - porque si yo fuera una persona más evolucionada, más iluminada y en resumen “mejor”, sería capaz de estar en su presencia y en relación con ella independientemente de sus actos.
Cuando decidí incluirme a mi misma en el círculo de la elección, fui capaz de por fin reconocer mis propias limitaciones y desde ahí, poner los límites necesarios. Para poder asumir 100% de responsabilidad, tuve que asumir (sin vergüenza ni juicio) que mi realidad en este momento es que no soy capaz de “responder desde el amor” o ni siquiera desde la neutralidad o la calma en nuestras interacciones.
Para poder tener algún tipo de relación, y darnos la oportunidad de tener una relación amorosa más adelante, tuve que poner límites claros y específicos de cuándo y cómo podemos interactuar - eso es un acto de amor propio, que nace de mi disposición de ser honesta en cuanto a la realidad interna de mi capacidad emocional momento a momento y en cuanto a la realidad externa del comportamiento y conductas ella.
El verdadero poder de vivir la vida que elegimos radica en que dejamos de estar a favor o en contra de la vida, sea o no sea como nosotros la queremos. Dejamos que la vida sea como ES, y desde ahí la elegimos para quedarnos con ella o cambiarla. Esto es la verdadera libertad.
Con amor,
Nati