Habla para que yo te conozca
Foto de Jason Rosewell en Unsplash

Habla para que yo te conozca

Las personas somos erráticas, impredecibles, impetuosas, destructivas, taciturnas… Sí, es cierto. Pero igualmente somos creativas, compasivas, colectivas, pasionales, alucinantes…

No pierdo la fe en nuestra esencia. Tenemos nuestras cosillas, pero ilusionados conseguimos retos mayúsculos que superan las expectativas de generaciones anteriores. La motivación nos hace lograr añadir nuevas capas de creatividad, construyendo sobre el legado recibido. También es cierto que el progreso se escribe con espíritu crítico, y con intención de enmienda de los errores cometidos como colectivo, aunque en ocasiones nos lleve un tiempo identificarlos.

Esa retrospectiva que tanto practicamos, sobre todo ahora que somos tan “Agile”, nos hace reconstruir nuestros pasos con conclusiones quizás demasiado rotundas y echando mano de etiquetas, por aquello de simplificar. Al igual que veo peligrosa la polarización en dogmas o ideas, creo que hay toda una gama de grises en los conceptos bien y mal. Todos tenemos matices, trasfondos y contextos, que han construido nuestras convicciones sobre una perspectiva. Incluso nuestras perspectivas dejan de pertenecernos y adoptamos nuevas versiones con el paso del tiempo.

“Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad.” Marco Aurelio

Por eso, una de las mayores experiencias vitales que me llevo es el haber interiorizado que cada persona lucha con sus propios monstruos y en un tablero de juego distinto y que las reacciones fútiles, crueles o inexplicables son una reacción a los mismos. ¡Hay que ver lo versátil que es la tercera Ley de Newton!

Por suerte, disponemos del don de la comunicación, que en su mejor versión es el puente que salva la distancia que separa las perspectivas. No pretende unificar dos puntos, si no establecer un flujo adecuado entre ellos y compartir ideas con un vínculo de respeto y entendimiento. No es algo nuevo, pero sin duda es un excelente catalizador de la humanización positiva en tiempos del Antropoceno, plagado de hibridaciones y autoservicios.

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Te invito a reflexionar en el tiempo que inviertes en tu imagen, por no mencionar el dinero. La imagen abarca desde el acicalamiento físico, a tus donaciones de likes y vivencias que compartes. ¿Prestas la misma atención al cómo comunicas? ¿A caso no es parte de tu imagen y el vínculo con otras perspectivas? La consciencia es el paso inicial del cambio.


“Existe un lenguaje que va más allá de las palabras.” Paulo Coello

Comunicar no solo consiste en hablar. Nuestros gestos y lenguaje corporal transmiten gran parte del mensaje. También nos hacen la vida un poco más sencilla a los miopes, que reconocemos a la gente por sus andares y ademanes cuando se nos aproximan por la acera. Nuestra cara, habla por nosotros y nuestras expresiones faciales son un factor decisivo para generar confianza en nuestro interlocutor. Incluso nuestro tono, muestra nuestra cortesía o falta de ella, y revela nuestro estado de ánimo.

Lo natural y auténtico siempre atesora belleza. ¡Qué hay más bonito que una sonrisa que suele venir acompasada con un contacto visual genuino! No digo que te dibujes una sonrisa cada mañana y te vayas a dormir con dolor en las mejillas, sino que persigamos una actitud interior que nos recuerde que hemos de tender puentes. No frunzas el ceño ni los labios, te ahorras un dineral en ácido hialurónico y no transmitirás angustia.

Foto de Inês Pimentel en Unsplash


Pierde el miedo a hablar y exprésate. Conócete. Deja que tu cuerpo fluya, acompasándolo con tu mejor tono y sacando a relucir todo tu carisma. Desprenderás una energía contagiosa que proyectará todo eso que tienes que contar al mundo.


Habla a un ritmo razonable. Curiosamente la gente percibe como más inteligente a los que hablan más rápido. Pero que no se te vaya de las manos, que te conozco. No es un concurso de cuántas palabras puedes decir por minuto. Si te regalan unos minutos para brillar, úsalos bien mimando la calidad de lo que dices y habiendo reflexionado en qué quieres que sepan y recuerden de ti y tu mensaje. También es importante que simplifiques tu lenguaje. Las frases rebuscadas resultan pedantes y las referencias “frikis” solo funcionaran en tu róster de LoL, por poner un ejemplo práctico. A veces menos es más.

Y lo más importante: observa y escucha. Ten siempre en mente el puente a la perspectiva de quien te está dedicando su atención.

“No esperes a que te toque el turno de hablar: escucha de veras y serás diferente.” Sir Charles Chaplin

Y practica y mejora, practica y mejora, …

¡Gracias Sócrates, por prestarme el título! Y perdóname por darle un giro de guión ;)

Fotos Unsplash: krakenimages, Inês Pimentel

Raquel Hermida Manzaneque

Ponente y docente en habilidades de motivación, liderazgo y marca personal | Experta en personas y organizaciones | Creadora del método JUEGA

2 años

Me encanta el artículo 🤩

Paula Astudillo Flores

Acompaño a mujeres a conectar con sus talentos y su poder auténtico | Coach Integrativa de Mujeres | Ingeniera Civil U. Chile | Programa MUJERES SIN LÍMITES

2 años

Me ha encantado tu artículo. Gracias!!

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