Hablando del enfoque al llevar a cabo una responsabilidad

Hablando del enfoque al llevar a cabo una responsabilidad

¿Cómo es que las Personas se preparan para llevar a cabo las tareas con las cuales su responsabilidad se cumple de forma íntegra, cabal y efectiva?

 

¿Con qué frecuencia nos detenemos a pensar acerca de la forma y la intención con las cuales desempeñamos las labores que se alinean y potencian para lograr los tiempos requeridos para llevarlas a cabo?

 

Hoy día hay factores que influyen de forma desfavorable al hacer que las cosas pasen: el sentido de inmediatez, la intolerancia, la incertidumbre, así como un compromiso “superficial” por “simplemente cumplir” y en ocasiones reforzado por un proceso de comunicación deficiente, entre otros.

 

Hablemos un poco de los mencionados en el párrafo anterior…

                                                                                                                                       

La inmediatez se entiende como algo temporal en donde los resultados se logran sin demora; esta situación se ha venido reforzando con el tiempo, ya que Internet con buena velocidad de respuesta lo refuerza constantemente, sin embargo, por ser así, la Persona reduce su enfoque hacia la asimilación – integración, ya que “es rápido y fácil” tener la información deseada tantas veces como sea necesaria.

 

La intolerancia, es la falta de capacidad, habilidad y voluntad para enfrentar una condición que muy probablemente no es del agrado o satisfacción de la Persona, lo que refuerza desde otro enfoque a la inmediatez.

 

La incertidumbre se da al tener información incompleta o estar frente a lo desconocido, lo que genera malestar, dando un reforzador a la intolerancia y en consecuencia a la inmediatez.

 

La superficialidad se da cuando la seriedad que merece una condición o hecho es baja o reducida, no dando la seriedad o enfoque que en realidad merece (frivolidad), generado en muchas de las situaciones por el sentido de “ya quiero terminar esto”.

 

 

La conjunción de los cuatro términos mencionados con anterioridad da lugar a círculos viciosos en la Persona, ya que en lugar de profundizar para conocer “de raíz” y proponer soluciones permanentes, se busca “cumplir” para “salir avante”.

El tema es que cuando se comunica con otra(s) Persona(s) el enfoque se va incrementando y hoy día nos enfrentamos en condiciones frecuentes con situaciones que aparentemente “no tienen pies ni cabeza”.

 

Ante estas situaciones ¿Qué enfoque es el que se le puede dar a lo que la Persona enfrenta y atiende?

 

Punto importante es preguntarse la razón de ser de la actividad a desarrollar, analizar su importancia y trascendencia, tomar el reto de resolverlo de forma correcta desde un inicio, dar el tiempo y los recursos necesarios para ello; de ser necesario saber decir “no” a condiciones que pueden poner en riesgo lo que se va a atender, posponiendo o delegando con la intención de “no actuar a las carreras”.

 

Entender si la condición que se va a atender es urgente o importante, con base en ello, asignar los recursos necesarios para cumplir en tiempo y forma lo acordado. En lugar de verlo como “tengo que terminar con esto” enfocarlo como “de esta situación de reto, ¿Qué aprendizajes permanentes obtengo y como puedo capitalizarlos en el futuro?”.

 

Asignar los tiempos necesarios en función de la urgencia o de importancia, así como los recursos necesarios para cumplir con ello reducirán el sentido de inmediatez; al tener un panorama general, se tendrán recursos para minimizar los niveles de intolerancia y, en consecuencia, tener un panorama más completo y claro de lo que procede.

 

Al buscar más recursos, con mayor confiabilidad basado en el tiempo y panorama, la incertidumbre se reduce, haciendo que la Persona dé un cauce más favorable al estrés que enfrenta, generando “eustrés” (estrés favorable) y con ello la energía necesaria para hacer que las cosas pasen.

 

Al contar con lo anteriormente expuesto se tiene la opción de buscar la “causa raíz” es decir la verdadera razón de la condición a resolver, evitando la “sintomatología aparente” generada por la superficialidad.

  

Ahora bien, la Persona al estar en situación de balance auto personal, dando cauce favorable a sus condiciones, minimiza “la presión innecesaria” teniendo la oportunidad para disfrutar y gozar las tareas y condiciones que resuelven el tema y, en consecuencia, ser capaz de autoevaluar su contexto y avances.

 

¿Qué pasaría si en lugar de continuar con la inercia, de la cual en ocasiones somos víctimas, la Persona se diera la oportunidad de reorientar esfuerzos y energía personales para potenciar sus capacidades y en consecuencia sus condiciones negociadoras y de interacción personal?

 

La próxima vez que te encuentres con reto o condición a resolver, ¿Qué enfoque consideras el más conveniente?

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