Inclusión laboral LGBTTTIQ+: entre los logros alcanzados y las cuestiones pendientes
El cambio se respira en el aire: si bien todavía no podemos decir que la discriminación durante el reclutamiento de personal es un mal recuerdo, la realidad es que la diversidad y la inclusión son hoy pilares para el desarrollo del propósito tanto de las grandes empresas que buscan conectar mejor con sus clientes -obviamente diversxs- como de aquellas startups que entienden en esa diversidad una manera de impulsar la innovación.
En los últimos años hubo enormes esfuerzos de capacitación para que los equipos de recursos humanos estuviesen preparados para hacer entrevistas libres de sesgos y asegurarse de que todxs los postulantes estuvieran en igualdad de condiciones ante una búsqueda laboral, sin sufrir ningún tipo de discriminación.
También se desarrollaron los llamados “procesos ciegos” (se aplica al trabajo sin colocar nombre ni foto para no despertar ningún sesgo y que quien recluta se concentre solo en la experiencia o en los conocimientos de lxs candidatxs) y hasta se usan soluciones de inteligencia artificial para evitar los típicos prejuicios humanos (aunque algunas de estas herramientas demostraron ser falibles, ya que usan datos previos para realizar sus análisis y estos, muchas veces, vienen pre-sesgados).
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Esto es solo el comienzo: cuando ya son empleadxs, muchas veces se les pide testimonio que se utiliza para comunicar en redes sociales para atraer más público diverso y activar así el círculo virtuoso. En otros casos se despliegan los ERG (grupos de recursos de empleadxs), que permiten a las personas reunirse en función de sus características compartidas o de sus experiencias de vida para brindarse apoyo o impulsar el desarrollo personal y profesional de sus miembros.
Todo esto no se trata únicamente de una cuestión reputacional: se respira un cierto aire positivo cambio cultural. Por eso, estoy segura de que lo que pasó de bueno, es muy bueno. ¿Qué falta? Por un lado, fomentar la diversidad y generar una mayor visibilidad de la comunidad LGBTQ+ en los distintos niveles educativos: sobran evidencias de que la discriminación durante la escuela o la universidad afecta de manera significativa la capacidad de acceso al trabajo. Por el otro, eliminar los potenciales “techos de cristal” que se estén generando alrededor de las personas LGBTQ+ en el ámbito laboral: no se trata solo de que puedan acceder a un puesto de trabajo, sino también que queden en igualdad de condiciones para conseguir ascensos, aumentos de sueldo o mejoras de cualquier tipo.