La pobre excusa
La sociedad actual está marcada en gran medida por la influencia direccionada de las redes sociales en mano y uso de todo ser humano. Esto conlleva a un crecimiento exponencial del ego personal, un mal endémico en toda regla.
En el fútbol este mal no queda de lado, y es que, el auge de los medios de comunicación en todas las órbitas, desde la más alta en el fútbol profesional como en órbitas menores con la aparición de medios de comunicación locales o incluso herramientas como twitter, hace que el ego de los futbolistas (jóvenes y no tan jóvenes) y de los entrenadores crezca en demasía.
El problema no es el ego en sí, el problema es el no control de éste (véase "Revólver" con la actuación estelar de Jason Statham). El entrenador con ego puede llegar a ser un problema en un vestuario o en una gestión de una plantilla profesional, pero no es tan preocupante. Desde la observación mi mayor preocupación es el ego del entrenador en formación, del no-entrenador, si no, del formador.
Cuando el ego de un formador está por encima de su propio ser como entrenador, comienzan los problemas, ya no solo en su progresión formativa si no en la progresión formativa individual y colectiva de los jóvenes futbolistas a su cargo. Y es que, cuando un formador antepone los resultados competitivos y sus méritos deportivos como objetivo y fin final de la implantación de su método, existe una disyuntiva: o no hay método o no hay capacidad. Por tanto basar un modelo formativo únicamente en la competición, bien de un solo equipo o un cantera en conjunto es el mayor error formativo del mundo y desde mi punto de vista una pobre excusa, o mejor dicho la fácil excusa del mediocre.
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La competición es una parte fundamental dentro de la formación integral de un jugador pero no puede ser el objetivo primordial, ya que si lo marcamos como tal perderemos el control del ego tanto del entrenador/formador como del equipo en conjunto como de las partes individuales que conforman el equipo. Como técnicos, trabajamos con personas de forma individual que conforman el bloque, y este como tal tiene su propio ego grupal, el cual debemos controlar.
Por tanto, los objetivos primordiales en formación son, la implantación del modelo instaurado de forma lógica y progresiva poniendo a disposición nuestro talento y formación como entrenadores a esta idea y en resumidas cuentas dejar mejores jugadores, equipo y por supuesto, personas que cuando nos hacemos cargo del equipo.
Formación integral de personas ya no solo de futbolistas.