Los niños y la tecnología: qué podemos hacer en el presente para mejorar el futuro

Los niños y la tecnología: qué podemos hacer en el presente para mejorar el futuro

El 2020 fue un año de innumerables retos y adversidades. Pero también dejó al descubierto alianzas fundamentales que, sin la situación de crisis, se resistían a establecerse. Una de las más importantes es la que une a la educación con la tecnología. Si bien las clases a distancia se implementaron en muchos casos como respuesta a los confinamientos y a las restricciones de movilidad, con ellas se hicieron visibles algunos beneficios que podrían consolidarse a futuro para incrementar la calidad educativa.

 Las ventajas de la unión entre la tecnología y la educación son numerosas y notables: bajo esta alianza, los educadores pueden desarrollar nuevas metodologías y estrategias innovadoras para perfeccionar el proceso educativo. También implica costos más bajos -dado que la educación virtual no requiere de infraestructura institucional para asistir a clases-, y permite adquirir una mayor flexibilidad horaria. En instancias más avanzadas, incluso podemos notar la adopción de herramientas como la realidad virtual, que transforman el proceso pedagógico y lo hacen más atractivo, dinámico y divertido.

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Sin embargo, no todo resultó color de rosa en esta transición. En la necesidad apresurada de modificar los modelos, entre otros problemas, se evidenció cierta falta de capacitación por parte de los docentes y se profundizó la brecha entre aquellos que tienen acceso a herramientas informáticas y los que no. Esta situación no solo obligó a que cada docente debiera adaptarse a la situación particular de sus alumnos, sino que además provocó que no todos los estudiantes estuvieran en igualdad de condiciones para aprender y desarrollarse.

El poder transformacional de la tecnología en la educación es absoluto y creciente: a medida que se consoliden la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y las realidades virtual, aumentada y mixta -por citar solo algunas innovaciones-, las oportunidades serán infinitas. Por eso hay que comenzar a delinear los próximos años ya mismo: establecer programas, acercar las posiciones, replantear las formas y, fundamentalmente, disminuir las brechas. Vienen tiempos de cambios aún más profundos y, si de algo debemos estar seguros, es de que no podemos preparar a nuestros hijos como si todo siguiera siendo igual que hace 200 años.

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Uno de mis grandes deseos para el 2021 es seguir apoyando cada vez a más niños de México y de todo el mundo para que dispongan de una computadora, que accedan a contenido de calidad y que tengan una mejor conexión para que puedan seguir estudiando (y divirtiéndose también, por supuesto). Las empresas de tecnología podemos -y debemos- ponernos de acuerdo y unirnos en esta causa. Esa es la manera más efectiva para accionar en el presente y así modificar, de manera inequívoca y positiva, el futuro.

 

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