Luchas laborales en la producción tecnológica
Puedes encontrar las versiones tanto en audio como en video de este contenido en sus respectivas ligas.
Actualmente estamos en medio de una nueva guerra fría pero ahora enfocada en el sector tecnológico, y con China y Estados Unidos como los bandos opuestos. Las restricciones impuestas por el presidente Biden para exportar chips o equipos y elementos que sirvan para la construcción de equipos avanzados por parte de instituciones chinas ha sido el golpe más fuerte dado en este conflicto.
En el otro lado, algo no impulsado por el gobierno, viene de la mano de las protestas hechas en una fábrica de Foxconn en China. Foxconn es el principal fabricante de muchos componentes y equipos, y en este caso afectó a la fábrica de iPhones ubicada en Zhengzhou. A inicios de este mes, Apple había anunciado que esperaba menores entregas de su nuevo iPhone 14 debido a los cierres hechos en esta misma fábrica, la cual se conoce como “Ciudad iPhone”, en donde aproximadamente 200,000 trabajadores son responsables por la gran mayoría de iPhones producidos.
La causa de esta manifestación es clara: las medidas tomadas por el gobierno para evitar la propagación del COVID-19 impulsaron el establecimiento de campos de concentración, en donde los trabajadores laboraban y vivían. Esto no es muy lejano a la realidad de la mayoría de las plantas de Foxconn, pero aquí se incrementaban las restricciones y dependes de los recursos ofrecidos por el lugar.
A los trabajadores se les prometieron bonos, pero el retraso de estos y la escasez de alimentos impulsaron esta revuelta. Materiales como fotos y videos de las protestas han sido rápidamente borrados de los medios de información del gigante asiático, pero varios han logrado ser difundidos en medios internacionales, mostrando que Foxconn” nunca ha tratado a los humanos como seres humanos”.
Recomendado por LinkedIn
Para el espectador internacional, esto podría parecer irrelevante. “Total, no pensaba comprar el nuevo Iphone, así que un retraso no me afecta”, pero lo que está en juego va más allá. Las prácticas por corporaciones como Foxconn afectan a muchos sectores y esto influye en los mercados mundiales. Por un lado, Estados Unidos busca un repliegue para depender menos de fabricantes extranjeros, y ha estado buscando activamente mover sus fábricas de China a otros países, como la India, o incluso crear plantas más cercanas, dentro del vecino país del norte. El problema principal es que esto toma tiempo, y que los costos de producción son mayores, así como los salarios.
En el terreno práctico, más que un entorno globalizado, estamos en una realidad regionalizada. Acuerdos como los establecidos en regiones como la Comunidad Europea o el Tratado de Libre Comercio entre los países norteamericanos son los mejores indicativos. Son pocos los casos en donde en realidad se necesitan componentes de todo el mundo, y los vínculos establecidos entre pocos países llevan al dominio de distintos sectores. Claro, Estados Unidos o Japón podrán crear tecnología avanzada, pero la producción en masa necesita el apoyo de otras regiones especializadas y con costos competitivos. Cuando uno de estos deja de ser opción, no es tan sencillo cambiar a otro proveedor a pesar de vivir en este supuesto entorno globalizado.
Las revueltas en China son solo un reflejo de lo que ocurre cuando se presentan condiciones laborales precarias en las que, si no se cumplen con los requisitos mínimos para un buen funcionamiento, surge el conflicto. Sería necesario un incremento en la inversión en sueldos y mejores condiciones de vida, cosa que suena ideal, a menos que el consumidor deba de pagarlo de su propio bolsillo.
Si quieres saber sobre otras ocasiones en que plantas de Foxconn tuvieron que parar operaciones, revisa nuestro episodio 134, en donde hablamos de un ataque cibernético en su planta en Tijuana.