Más allá de los unicornios
Ayer me encontré en mi muro el típico post que te esperas de instagram. Niña mona. Pantalones estilosos e ideales. Proa de barco, mirada ensoñada al horizonte, yackity-yack ... (Me sale la irlandesa anglo-pensante)
Me había aburrido viendo una serie y e iba por mi segundo vino-premio de la noche con mis perros durmiendo sobre mi regazo. No debería contestar, pensé. A ver si meto la pata con esta alegría inducida por el rosé.
Pero mi pequeña #muyKiller interna me venció en dos segundos y se puso a escribir mientras se reía de mi pseudo-intento de silenciarla.
Puse tres emoticonos de risa y le dije que su post me parecía muy poético e inútil. Prometía éxito en plan "mírame a mi! Si yo puedo vivir así tú también! Suscríbete!!!!!" (Me estoy partiendo contándoos todo esto)
Inmune a la realidad
Pero su unicornio feliz no se rinde ante un obstáculo cualquiera como mi objeción. Es lo más absurdo de todo: que yo me meta con su post y ella me conteste con otro tópico inocente digno de mis sobrinas - que también están apuntadas al club del unicornio y el arco-iris, pero que no pasan de los 10 años-.
Pobre mujer. No dejo de alucinar con sus reacciones de "no puedo parar de vomitar arco iris chupi-pirulis pase lo que pase, vale??? Emoticonos amorosos!!!"
No la nombremos porque no es más que un post de una desconocida (para mí). Es una anécdota sin más. Efectivamente es aún inocente. Algún día se caerá del unicornio y verá que el club rosa de mis sobrinas no dura para siempre. Le deseé que aprenda mucho.
En estos momentos me acuerdo de una vez, viendo el programa de cotilleos "Corazón Corazón" con mi padre antes de comer. Me dijo que yo tenía una guadaña en lugar de lengua!! Siempre lo he considerado un cumplido a mi destreza con las palabras y la ironía. Muy irlandesa por cierto.
Jugar mejor que aspirar al "éxito"
Pero sigamos jugando. Porque hoy estoy muy gamberra. Tanto que me voy a pasar de la parada de metro de tanto que me estoy riendo y escribiendo en el móvil.
Y es que cuando la vida te tira del unicornio es para que conozcas criaturas más hermosas todavía. Más complejas y sofisticadas. Más como el ave enorme que debía domar el protagonista de Avatar 1: que sabes que te ha elegido porque te intenta matar.
Y si superas el combate propuesto te lleva volando a donde tú quieras. Más alto, más veloz y con más piruetas de lo que nunca te hubieras atrevido a soñar. Cómo disfrutó mi Papito con esa película. Fuimos a verla dos veces al cine.
Un optimismo con más textura
Hay un optimismo más real, más arrugado por el tiempo y curtido por el sufrimiento. Como mi amiga Erika Vallespin , que vive con Parkinsons. Que no sabe cuando se va a quedar parada, como si estuviese condenada a jugar al escondite inglés de por vida.
Te cita en una exposición de arte un jueves lluvioso a las siete. Llega tarde siempre. Claro. Los obstáculos que ella supera para llegar son mucho más complicados que coger un paraguas y un autobús o un taxi.
Te pones a hablar con los demás castigados por su propia puntualidad, cuyos amigos aún no han llegado, y que tampoco conocen a nadie más. Explicas que Erika llegará en motito de minusválido. De pronto se abre la puerta y entra andando sin bastón siquiera, con la melena al viento y la mirada llena de poderío. Y todos nos quedamos sin habla al verla. Majestuosa, elegante, ocurrente y divertida. Llena de fuerza y de vida.
Erika
Erika, que te cita en esa exposición porque te han dado una noticia que te ha tumbado al suelo y no quiere que te hundas. Le dices que no sabes si irás porque estás en shock y sabes que en unas horas empezarás a llorar. No quieres aparecer en público con los ojos hinchados como pelotas de golf.
Erika, que te contesta “pues sigue anestesiada hasta esta tarde y así vienes con los ojos sin hinchar”. Y te da una carcajada loca que sacude todo tu pecho dolorido hasta que se te olvide la noticia, el shock y las lágrimas durante un rato. Caminas sonriendo a casa.
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Encerradas en cuadros de Dalí
Erika, a la que llamas un jueves después de nadar en la piscina y te pregunta qué tal. Tú le dices que “aquí, en el surrealismo de mi vida”, y ella te contesta, "sí, yo estoy aquí desparramada al lado de la cama a ver si logro moverme". Le dices que “vivimos encerradas en un cuadro de Dalí!!” y nos pasamos cinco minutos de reloj riéndonos juntas. Por eso somos tan amigas. Porque sabemos que los unicornios son para las niñas. Nosotras bebemos cócteles más fuertes.
O en chistes espirituales
O como hoy, que he ido a hacer una sesión de no sé cómo llamarlo con Patricia Romero-Abreu . Ella lo llama "Ensouling", algo como encarnar al alma en el cuerpo material. Yo siempre la he llamado “Poltergeist lady” porque hace cosas que me recuerdan a esa película y que mi mente de ingeniero industrial no puede entender. Pero que me sostienen en mis caídas de unicornios, aves mágicas Avatar y nuevos seres misteriosos cada vez más fieros y enormes.
Tras una semana en la que me ha pasado aquello que llevo luchando desesperadamente por evitar casi cuatro años, estoy absorbiendo las ondas de dolor que aún atraviesan mi cuerpo – una vez permitida la retirada de la anestesia y shock que Erika aconsejaba prolongar – y que me hacen sentirme como Boudicca, fuera del sistema de RRHH de las empresas.
Llego a su casa y su hijo está creando una piscina de bolas para sus peluches. Subimos arriba a trabajar y me enseña una piscina de bolas de 2x2 metros que casi no cabe en la habitación de su hijo. Para entrar o salir de la cama hay que nadar por las bolas. Me cuenta que lo pidió por Navidad y ella “lo sintió” y el universo le dijo que sí. Que tocaba. Ella es así. Esa es su fuerza.
Y piscinas de bolas
Me dice que nos metamos en la piscina de bolas que es muy divertido. Y mientras me hundo entre bolas de colores de arcoíris me da una risa gigante, maravillosa, inacabable. Os la muestro en el vídeo que me hizo.
Digo entre carcajadas que "estoy sumergiéndome en el gran útero negro de la Gran Madre Tierra” como hemos hecho varias veces en las sesiones que tanto me han ayudado a soportar y parir emociones insoportables estos años. Es una versión tan cómica de lo que estoy viviendo que me maravillo ante el sentido del humor de la vida. Es "simply too much!!"
Reír para no llorar
Abro Whatsapp y veo una nota escrita por mi sobrina de ocho años que vive en Dublín, y cuya madre - mi hermana - tiene unos cuantos dramas propios. Veo la foto de una nota de correos dirigida a mi madre. Forma parte de un juego de niños que emula a una oficina de correos.
“Dear Grandma. I love you. I am pregnant”, firmado con su nombre. Vuelvo a reirme del maravilloso sentido de humor que tiene mi hermana, y de cómo no deja de crear experiencias de ilusión y estímulo para ayudar a su hija a navegar las dificultades de su jovencísima vida.
Esto sí es optimismo con mayúsculas. Esto sí es real. Esto sí es vida. Esto es el club de los mayores, de los valientes, de los que no nos queda otra que seguir conquistando fieras tremebundas cada día. No cambiaría ni una coma de todo lo que me ha pasado.
Lo que me ha dado es tanto más grande que lo que me ha quitado.
Si has leído todo esto – ¡qué largo me ha salido! – espero que te dé muchas ganas de saltar de tus unicornios y salir a buscar fieras más retadoras. Aunque sepas que te vas a dar una torta de cojones. Sabiendo que llorarás, chillarás, te lamentarás y sufrirás.
Cuando te levantes y sacudas el polvo, brillarás de orgullo, de fuerza, de amor, de ese algo sobrenatural que sólo puede venir de fuera de este mundo y sin el cual no podemos explicar ninguna de las cosas horribles que pasan dentro de él.
Cincuentones por fuera y adolescentes juguetones por dentro
Y si por alguna loca casualidad absolutamente improbable del destino estás leyendo todo esto, Javier, amor de mi vida, te dedico este post a ti.
Salta, mi amor. Salta. No te puedo salvar de la brutal bofetada, pero estaré a tu lado riéndome de cosas tontas contigo y jugando en piscinas de bolas como si fuésemos niños eternos. Cincuentones por fuera y adolescentes juguetones por dentro.
Seas quien seas, abraza lo salvaje. Abrázalo aunque intente matarte. No estás solo. Cada vez somos más quienes nos salimos de un sistema creado para niños ricos y “wannabes” - en inglés, gente que quiere ser algo - … luchando entre sí por ver quién tiene más o es más en clubs de lujo, poder y vacío.
Esto es vivir. Es optimismo del que nunca te cansas y nunca tienes suficiente.
Y lo demás son tonterías.
Lux Mea Dux.
1 añoGracias Pino, yo también me considero un cronopio, me encanta este post, como todo pertenece a un micromundo egoico como el.de todos, solo comentar que algunos no solo no hemos montado en ese unicornio que mencionas. Sin sacar banderas por nadie todo el mundo tiene derecho a vivir en otras realidades aunque sean etéreas o fútiles, en una transaccion está el que vende y el que adquiere dejemos que cada cual venda lo que quiera y los clientes adquieran lo que necesitan, quizás todo el mundo debería de darse una vuelta en un unicornio de esos, agradecerte tus publicaciones son un bálsamo muy edificante.
Dir. El aula azul en Santander # Actriz * Escritora * Exploradora creativa
1 añoBravo Pino!