[Mejores Líderes]: De Vuelta Al Ruedo

[Mejores Líderes]: De Vuelta Al Ruedo

Una de los más grandes retos que he tenido en mi carrera laboral fue cuando tuve a cargo mi primer equipo. Con tan sólo 29 años todavía no me sentía con la experiencia que veía en otros líderes y en los primeros meses debo aceptar que me levantaba con esa sensación del Síndrome del Impostor, con más dudas que certezas. Pero estaba igual de emocionado porque sentía que esta sería una buena oportunidad para tener un impacto como jefe y en el logro de los objetivos del equipo.

Con el tiempo y la experiencia que dan los años, poco a poco fui ganando confianza en el rol, y después de 10 años de estar liderando equipos, sentí que tenía un entendimiento más claro sobre lo que realmente implica ser un buen líder.

Por esas cosas de la vida, se dieron algunos cambios, y por los siguientes cinco años, tuve roles en los que no tuve gente a cargo. Tener un rol de colaborador fue un reto diferente porque me di cuenta que a pesar de que no tenía un puesto formal de líder, sí se puede ejercer el liderazgo al interior de un equipo desde cualquier rol. Eso es algo que lastimosamente no se ve mucho; la mayoría de las personas no ve que no se requiere un título formal para ejercer liderazgo, que todos lo pueden hacer.

A partir de este año nuevamente tengo un equipo a cargo. Y la verdad volver a ese rol no ha sido tan fácil como esperaba. A veces creemos que liderar un equipo te permitirá ser más eficiente y delegar muchas cosas; pero, por otra parte, liderar un equipo de personas conlleva responsabilidades adicionales y tareas que toman tiempo.  La responsabilidad de ser un buen líder es alta y la vara que nos ponemos si queremos responderle al equipo es igual de alta.

Decirle a la gente qué hacer no es ser un buen líder. Liderar un equipo debe ser un trabajo de tiempo completo, no algo que hagamos cuando estemos disponibles después de atender el día a día. Creo que en eso fallan mucho de los líderes; lo ven como una actividad extra que hacen cuándo y si les queda tiempo. El resultado es que no le dan tiempo de calidad a su gente y a los colaboradores les toca pelear por espacios y minutos para recibir algo de atención.

Es cierto que no siempre se siente uno con la energía para dedicarle tiempo a los colaboradores, especialmente con tanto por lo que hay que responder. Pero el impacto que podemos tener en cada persona no es algo menor. Y es muy fácil convertirse en ese tipo de líderes que considera que su labor es sólo pedir cuentas y estar pendiente de que se cumplan las cosas.

He sido testigo del crecimiento que tienen las personas en sus roles si reciben apoyo y feedback y he visto lo poderoso que es decirle a alguien: eres valioso y tienes mucho para dar. Por eso, y por más exigente que sea, no perdamos de vista que, como líderes, estamos llamados a invertir tiempo en nuestra gente y a sacar lo mejor de cada uno. Es algo que termina redundando en beneficio para las personas, para el equipo, pero también para la organización, porque un equipo motivado y alineado da resultados.

Ese ha sido el reto durante este año y la verdad he tropezado bastante, pero es una lucha en la que no debemos claudicar. Nuestros equipos esperan lo mejor de nosotros. Es nuestra responsabilidad dar lo mejor de nosotros.

 

Necesitamos mejores líderes. Seamos mejores líderes.

Cuídense mucho y sigan conectados…

Excelente escrito Omar, gracias por compartir. Me siento altamente identificado!!!

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