Mi Oasis

Yo siempre he sido más de Blur, la verdad, pero no quita que tuviera unos cuantos CDs de Oasis. De hecho, fui uno de los pocos asistentes de aquel concierto que dieron en La Casilla (Bilbao) un martes lluvioso del 2002. Es más, acabé tan enfadado que “juré” que no volvería a verlos más. ¿La razón? 45 minutos de concierto y, en el primer parón, pusieron el disco y se piraron para casa…

Todo esto me ha venido a la cabeza estos días a raíz de las recientes noticias sobre los conciertos que darán los hermanos Gallagher en el 2025.

Por un lado, me interesa mucho, a nivel movimiento social, el motivo por el que hay un “boom” de acudir a conciertos y festivales. Es verdad que nos lo están vendiendo sin parar, pero ¿por qué la gente paga por ir a conciertos de grupos que no sigue o casi no conoce?

Aparte de la “mafia” que hay detrás de la venta de entradas online (esto da para debate largo…), se ha generado un movimiento de ansiedad social por tener que estar en ciertos acontecimientos que puedan parecer históricos o imperdibles; quién sabe, quizás la post-pandemia tiene algo que ver. Un ejemplo: la gira de Coldplay.

Hay ciertos eventos/conciertos que parece más importante no perdértelo que el interés real por ir. No sé, tal vez me equivoque, pero es mi percepción. Hace unos años, si eras seguidor de Coldplay, por ejemplo, con estar un poco atento conseguías entradas sin problemas. Ahora, es prácticamente imposible salvo que vayas a la reventa.  

Por otro lado, he vuelto a vivir esa sensación de la que alguna vez he hablado en nuestra “Universidad de la Ansiedad”. Desde que salieran los rumores de la vuelta de Oasis hasta la venta de entradas, por mi cabeza rondaba continuamente la idea de ir a uno de los conciertos; especialmente al que se celebrará en Croke Park, en mi Dublín querida.

Rápidamente se genera una ansiedad y un debate interno sobre si ir o no, sobre si merece la pena el esfuerzo personal, familiar, económico… Y, sobre todo, si tengo que ir o no.

Con 2 hijos pequeños, uno de ellos con necesidades especiales, no estamos en casa sobrados de tiempo. Aún así, a mi mujer y a mí nos dicen continuamente eso de que “tienes que conseguir tiempo para ti”; sin embargo, los dos sabemos que, hoy en día, no es posible. Sabiendo eso, ¿cómo voy a planificar un concierto en otro país dentro de un año?

Tu cuerpo te lo pide, volver a vivir esa adrenalina, pero tu cabeza está en otro plano mental. Puede que comprar esas entradas me hubiera ayudado a tener otro tipo de motivaciones, pero creo que no sería real. Siempre queremos lo que no tenemos, a nivel personal, a nivel laboral…

Podríamos llamarlo un “Oasis mental”.

Creo que estoy aprendiendo, poco a poco, a gestionarlo, pero sigo teniendo esa sensación interna. Ahora bien, en el fondo sé lo que tengo que hacer y estoy tranquilo con ello, pero el debate interno está servido.

En fin, quién sabe, a lo mejor no hace falta todo esto porque los “amados” hermanos de sangre vuelven a enfadarse y cancelan la gira…  ¡Hasta sería un alivio!

Iñigo