Julio

¿Sabéis por qué César siempre llevaba sandalias? Porque era Julio…

Es uno de mis chistes favoritos, así de simple soy para algunas cosas.

Pero no, hoy no vengo a hablar sobre el Imperio Romano. Hoy me gustaría compartir nuestras vivencias en este mes llamado, también, julio.

Este es nuestro tercer verano desde que supimos que nuestro hijo Julen es autista. Para nosotros el mes de julio no es fácil. Lo primero, se acaba la ikastola y eso nos rompe la rutina. La rutina puede ser aburrida para muchos, pero a nosotros nos viene muy bien. Días estructurados, agendas conocidas, rutinas diarias establecidas… todo esto ayuda y tranquiliza mucho a Julen (aunque diría que a cualquier niñ@).

Verano es todo lo contrario. Muchas horas que planificar, planes diferentes, compaginar con el trabajo, gustos, intereses y necesidades diferentes de los 2 hermanos… Y, además, la realidad es que no hay casi apoyos ni servicios para familias en esta situación; no existen casi campamentos o actividades inclusivas que nos faciliten la conciliación (por lo menos no para niñ@s pequeños).

Aquí entra la gestión del tiempo, del cambio e, incluso, de la incertidumbre. Es curioso como en la vida, y a nivel laboral también, hay personas que valoran y necesitan los cambios y los estímulos continuos. Es mi caso, por ejemplo. Sin embargo, otras personas estarían mucho más satisfechas y tranquilas si no hubiera cambios, si no les cambiaran de planes, de proyecto, de responsabilidades, de jefe… Valoran más esa seguridad. No lo cruzo con el concepto motivación, ya que ahí entran otras variables.

Lo que está claro es que la vida, de por sí, es cambiante y, cada vez, más.  Ayer hablaba con un buen amigo que no nos han enseñado de pequeños a gestionar ese cambio, ha gestionar los posibles problemas o incluso desgracias. Hemos crecido pensando que las cosas, de por sí, salen y van siempre bien. Y no, a veces, no van bien.

En nuestro caso, tenemos que jugar entre darle ese entorno seguro a nuestros hijos y los posibles cambios externos. Tener el engranaje en continuo funcionamiento es cansado, pero aprendes mucho.

Y, por último, intentaremos enseñar a nuestros hijos que, aunque valoren o prefieran los entornos seguros o conocidos, no siempre se puede y que la vida siempre te puede llevar por otros caminos. El tener herramientas para gestionar todo esto es super importante y es una de los temas que más me preocupan, a largo plazo.

Hasta entonces, disfrutaremos del verano, en monotonía o no!

Iñigo.