Poesía del Cansancio
Cae la tarde. Me quiero ir
a enredarme en mi chamanto de
hebras tejidas de reminiscencias que sé olvidadas.
Esta ocupación retribuida: el laburo
condiciona el tejer de estas letras del cansancio.
A lo lejos veo asomar por las ventanas de la ciudad
el "juernes" soñado, meciendo pañuelos obreros
que teclean, que que teclean para sorber el sustento:
ese mezquino estipendio de tantas lluvias olvidado.
Sé que cae la tarde y yo aún ahí, fantaseando
en un par de versos extravagantes
la probidad de la humanidad...
Vete ya. Sé que estás agotado. Camina a tu casa. Es tarde ya...
...cansadas voces atropellaron el incipiente escrito
que hablaría de alguno o de tantos temas de oficinas y personas;
mas no fue así, los intrusos llegaron sin ser llamados,
instalándose, así como caen las sombras de tantas tardes olvidadas
tardes calmadas y colmadas de frases trabajadas.
Sé que está cayendo la tarde y ya nos vamos.
Sé que estamos cansados. Caminemos. Vamos.
Los intrusos no volverán.