Aprendizaje híbrido
No existen las aulas híbridas. Lo único, medianamente plausible, es el aprendizaje híbrido. La alternancia de los aprendizajes -hoy- se juega, esencialmente, en 2 escenarios: el presencial y el remoto. El presencial consuetudinario, es decir, el escenario pre pandemia y el remoto o -digámoslo aquí- el que emergió, desde las profundidades debido a la pandemia. Para algunos: una soberana lata patética; mientras para otros; una verdadera oportunidad: el cara a cara.
Enfoquemos el escenario del aprendizaje remoto en sus dos alternativas: el sincrónico y el asincrónico. El remoto sincrónico es aquél que más desea emular a la presencialidad. De ahí la aberración de querer homologar presencialidad con virtualidad: grave error del entendimiento, pues, de hecho, el lumen de las pantallas, más temprano que tarde, se traducirá en un cansancio cuyas consecuencias podrían ser un alto de licencias médicas debido al estrés y/o agobio laboral debido, esencialmente, a la manera de sobrellevar el trabajo pedagógico de los docentes desde sus casas.
El problema del aprendizaje híbrido no es tecnológico, sino metodológico.
Hay quienes creen, erradamente, que un aprendizaje remoto asincrónico no produce buenos dividendos. Depende. Hoy muchos sostienen, promulgan e incluso vocean que: "...lo más importante es que los alumnos estén conectados..." ¿Por qué y/o para qué? ¿Es una razón metodológica o de mercadotecnia?
Hay aprendizajes mucho más efectivos y eficientes sin estar conectados.
También vociferan, ensalzando los métodos activos del aprendizaje, tales como: ABP (P: proyectos y/o problemas); ABI y/o ABT (aprendizaje basado en tareas): todos centrados en el sujeto que aprende y basados en tareas (ojalá auténticas), proyectos, problemas, investigaciones; o bien estudios de casos donde lo más importante es la tarea que lleva a cabo el estudiante y, ojalá de manera colaborativa, es decir: 3 ó 4 estudiantes, trabajando en conjunto. De hecho varios programas de software de videochat -hoy- permiten esta posibilidad de trabajo en tiempos de pandemia.
Un modelo de alternancia para el aprendizaje híbrido podría ayudar a sobrellevar el soponcio o la congoja que, en estos momentos, se ve materializado en muchos centros educativos del país. Incluso circulan "podcast insidiosos" que desmitifican la labor de los educadores cuya única catarsis ha sido, es y será el comentario personal e íntimo que comparten con sus pares...
La sincronía (presencial y/o remota) podrá ser útil para la retroalimentación y/o evaluación formativa de los procesos de aprendizajes; mientras que la asincronía (remota) podrá servir para el trabajo colaborativo y/o el desarrollo de la autonomía: ambas actitudes centrales para comenzar a trabajar en las habilidades del s.XXI
El modelo de alternancia para un aprendizaje híbrido(c) constituye un problema, pero también es una oportunidad para desarrollar las competencias de nuestro siglo.
Es difícil aseverar que "la vuelta a la normalidad, cual fuese" va a ser la misma, pues ha pasado mucha agua bajo el puente. Es más probable que tengamos que comenzar a revisar qué hemos aprendido de esta realidad emergente y qué de ella se quedará, entre nosotros, valorando sus atributos: que sí que los tiene.
Associate Professor at Universidad de Concepción
3 añosConcuerdo plenamente con tus apreciaciones del aprendizaje híbrido. Las reuniones sincrónicas son extremedamente cansadoras, tanto para educadores como estudiantes. No se debe abusar de ellas.
Consultor & Profesor Certificado de Programa Meditación Trascendental en Chile -Cel/WApp +56999281500 rdelapuente@tm.org
3 añosInteresante!