¿Qué es “alcanzar el éxito” en liderazgo?

Muchas veces se discute sobre qué es un “líder exitoso”. En estos tiempos tan cambiantes y vertiginosos, vale la pena revisar algunos conceptos básicos para aproximarnos a una respuesta.

Empecemos por el principio: la importancia de las metas. El objetivo del liderazgo es conseguir uno o varios propósitos. Pero es imposible llegar a un destino si no sabemos hacia qué dirección lanzarnos. Esto hace que las metas sean tan importantes para un líder, nos permiten conocer la ruta y nos motivan a dar lo mejor de nosotros, independientemente del tiempo que nos tome o de las adversidades que se presenten. Porque sabemos que pocas satisfacciones son tan grandes como una meta obtenida.

Pero no solo eso, las metas son también claves para establecer expectativas comunes en el equipo y que todos trabajen de manera colaborativa y mancomunada para alcanzarlas.

La definición de esas metas requiere de un punto de equilibrio que contemple tanto los objetivos personales, que permitirán al líder crecer profesionalmente, como los empresariales, de forma que la organización también vaya mejorando en el camino. En todos los casos, se necesita que el líder sea visionario e innovador, que detecte oportunidades de mejora más allá de lo visible en la superficie, que también pueda estimular la creatividad de sus colaboradores para multiplicar el engagement y el sentimiento de pertenencia.

Luego aparece un segundo aspecto que requiere de un equilibrio preciso: el nivel de autonomía que se dará al equipo para avanzar sobre las metas establecidas. Siempre considerando que la persona que hace el trabajo es la que más conoce la forma de hacerlo, es importante empoderar a cada uno de los miembros del grupo sin que eso implique descontrol. La autonomía deberá enfocarse a que cada integrante asuma sus responsabilidades, tenga un margen para tomar decisiones, despliegue todo su potencial y su creatividad y entregue resultados.

Pero al mismo tiempo, requiere de un líder presente y con escucha activa, empático y capaz de mover las piezas para evitar desvíos o conflictos, dispuesto a potenciar el talento y apoyar el desarrollo profesional de cada una de las personas con las que trabaja. Otro desafío, vinculado a esto último, es lograr que el equipo sostenga en todo tiempo el entusiasmo y lleve bien en alto la bandera del espíritu de superación. La comunicación -en especial, la claridad con que se transmiten las metas- y la transparencia son elementos infaltables para que la relación entre el líder y el equipo se mantenga en los carriles adecuados y ese balance entre autonomía y control se mantenga vivo.

Y, por supuesto, no puede haber un líder exitoso que no predique con el ejemplo: el liderazgo no es una postura ni un premio, sino una enorme responsabilidad. ¿Qué es para mí “alcanzar el éxito” en liderazgo? Seguramente, no es generar una facturación más alta o vender más productos en el mercado, sino cuando un líder ha sido capaz de dejar una huella positiva sobre sí mismo, sobre su equipo e incluso sobre la sociedad en su conjunto. Ese es mi deseo especial para todos los líderes en este 2022 que está a punto de comenzar: que esa huella sea cada vez más visible.