¿Qué significa educación inclusiva de calidad?
Dra. Mayluc Martínez*
A menudo, cuando escuchamos hablar de educación inclusiva, se enfatiza que esta debe ser, además, una educación inclusiva de calidad, dando a entender a la vez que, si no está presente la calidad, no puede hablarse de plena inclusión. Y si bien puede parecer un juego de palabras, es algo más complejo, mucho más serio de lo que a priori parece. Veamos a continuación, lo que esto significa.
Significado de la inclusión
Aunque existen diferentes definiciones con respecto a la inclusión, Ainscow (2003) identifica cuatro elementos que son constantes en la mayoría de estas:
- La inclusión es un proceso permanente, que no se logra ni se consolida de una sola vez;
- Se centra en la identificación y eliminación de barreras
- Involucra la plena participación de todos los estudiantes en la escuela regular sin excepción.
- Y, sin embargo, demanda una atención especial en aquellos grupos vulnerables, en riesgo de ser excluidos.
Entonces, se puede decir en líneas generales que la educación inclusiva es una visión o modelo, según el cual todas las personas tienen derecho a ser admitidos en la escuela, a ser respetados, a participar activamente y, sobre todo, a aprender cada día un poco más, por lo cual la escuela debe hacer todo lo posible para que esto ocurra.
Educación inclusiva de calidad
El término inclusión no se refiere solo a la igualdad de acceso al sistema escolar, incremento de la matrícula o integración de niños y jóvenes con necesidades educativas especiales.
En la actualidad se dice que una escuela verdaderamente inclusiva debe proporcionar una educación de calidad, focalizada en las capacidades para aprender de cada estudiante, a fin de maximizar sus posibilidades de logros, aunque ofreciendo el apoyo diferenciado que se requiera y cuando se requiera.
Esto a su vez implica el reconocimiento de la diversidad y el respeto a las diferencias individuales, lo que conlleva, por una parte, la necesidad de dar respuesta a dichas diferencias y, por la otra, evitar la discriminación por razones económicas, de sexo, etnia, cultura, idioma, ubicación geográfica, religión, características personales o por cualquier otra causa.
Por tanto, se considera que este es un derecho humano inalienable, lo que obliga a las instituciones, docentes, directivos, autoridades educativas, a proporcionar las condiciones necesarias para que se materialice de manera efectiva en cada escuela, de modo que cada niño pueda alcanzar a desarrollar todo su potencial.
Cómo alcanzar una educación inclusiva de calidad
Alcanzar esta meta no es algo sencillo, ya que, como bien señalan Booth y Ainscow (2013), son muchos los factores de exclusión e injusticia que todavía persisten. Pero, más allá de esto, debemos enfocarnos en qué necesitamos y qué debemos desarrollar en cada centro educativo para lograr una educación que sea lo más inclusiva y con la mayor calidad posibles.
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Veamos cuáles son los principales aspectos a considerar:
- Ausencia de barreras: las barreras a la inclusión son aquellos elementos que, en algún momento, pueden constituirse en un obstáculo a la participación de los estudiantes.
- Identificar las barreras implica realizar permanentemente diagnóstico institucional, aplicando, por ejemplo, los cuestionarios del INDEX for inclusion.
- También se necesita tener docentes formados y sobre todo sensibilizados hacia la inclusión, con conocimientos en relación con la diversidad.
- Lo mismo aplica para los directores, quienes deben ser promotores de la inclusión, haciendo que sus instituciones sean comunidades imbuidas de valores democráticos.
- Diseño de actividades y recursos acordes con las necesidades de los estudiantes y con la diversidad de los mismos.
- Brindar apoyos oportunos y pertinentes para todos los estudiantes que así lo requieran.
- Disponer de instalaciones accesibles.
- Por supuesto, el apoyo de la familia es indispensable para asegurar la participación, sobre todo en comunidades de menos recursos.
- Seguimiento y evaluación de las políticas institucionales a favor de la inclusión.
Una responsabilidad compartida
Son muchas las situaciones que deben ser atendidas para alcanzar la meta de una educación inclusiva de calidad, por lo que se considera que la responsabilidad debe ser compartida por todos los miembros de la comunidad educativa.
Lo que no debemos poner en duda, ya para finalizar, es que no puede haber inclusión sin calidad. Y viceversa: no puede hablarse de calidad educativa si no hay inclusión.
*CEO de la Organización Psicoeducativa TAEO