Ramiriquí mira el turismo como buena alternativa

Ramiriquí mira el turismo como buena alternativa

Para algunos líderes, el turismo puede ser una muy buena oportunidad para dar a conocer su riqueza cultural, conseguir aportes económicos alternos a su economía tradicional y lograr mejor desarrollo del municipio.


En Ramiriquí , Boyacá se mantiene la esperanza de recuperar la casa de José Ignacio de Márquez, presidente de Colombia entre 1837 y 1841, la casa es considerada como uno de los más preciados bienes históricos del municipio, pero existen otros espacios que bien valen la pena conocer y mantener como joyas de la identidad de los ramiriquenses.


La historia del municipio está por escribirse, los propios habitantes desconocen el patrimonio que poseen y los líderes que pretenden preservar su historia, buscan alternativas para lograr que las nuevas generaciones se sientan orgullosas de su pueblo y su cultura.


Ramiriquí es más conocido por la gastronomía, principalmente por la famosa arepa, sin embargo, recorrer sus veredas y restaurantes, es donde se puede deleitar con los manjares que por tradición se preparan. Las historias se encuentran en cada esquina del pueblo y en las veredas, con personas que guardan recuerdos ancestrales que bien valen la pena recuperar para compartirlos.


En el parque, principal lugar de reuniones sociales y encuentros, se cumplió la cita con Don Rubén Pulido, Don Luis Antonio Vargas, Don Luis Eduardo Soler y Don Jesús Pulido, quienes compartieron algunas historias que tendremos la oportunidad de contarlas por este medio; podemos considerar esta como la primera parte de muchas historias de Ramiriquí.


De los recuerdos que cuenta Don Chucho, un líder que aportó al movimiento comunal la estructura ideológica, tendrá capítulos especiales por actividades que han sido definitivas para el desarrollo de las comunidades en todo el país. Don Chucho recuerda que en la Calle Caliente, una de las principales vías de Ramiriquí, se reconocía por su comercio, la llegada de los burros con cargas de miel, generaban un comercio muy importante para el desarrollo del municipio. La carga y descarga de miel generaba un gran intercambio comercial, muchas personas se desplazaban de poblaciones vecinas o de las veredas que en algunos casos, los recorridos rondan las cinco o seis horas.

La calle caliente podía colocarse a muy altos grados cuando los guarapos cumplían su función y los comerciantes se salían de control. Las peleas eran comunes y podían llegar hasta causar daño. La miel atraía moscas e insectos que se confundían entre las ruanas y los burros que permanecían parqueados en espera que sus amos decidieran emprender el regreso a casa.


No eran fáciles esas épocas, recuerda Don Chucho, pero formaban parte de la tradición y así transcurría la vida en la región.

Los habitantes de Ramiriquí se han distinguido por ser trabajadores, respetuosos y honorables, el comercio forma parte de su historia, así como la capacidad para superar adversidades, es por ello que contemplan realizar la gestión para conseguir extender las líneas de gas a las veredas, arreglo de vías y una sede universitaria que permita continuar estudios superiores a los jóvenes que terminan su bachillerato para que no tengan que dejar a sus familias y quizás pensar en no regresar al pueblo si quieren tener una mejor calidad de vida.


Las historias maravillosas de Ramiriquí son tan extensas, como las problemáticas que se mantienen con el tiempo. Las soluciones no tienen fecha cercana y las oportunidades que presenta el turismo, puede generar dificultad para cumplir con los estándares de calidad nacionales e internacionales.


Pero por encima de las dificultades que se pueden encontrar está la belleza y riqueza natural de Ramiriquí, capital de la provincia de Márquez. Este municipio posee una de las zonas con mayor cantidad de ríos, son seis: Guayas, Jusavita, Tasajera, La Miel, Ciénega y Boyacá. Pero la cantidad de quebradas, aproximadamente 44 registradas, garantizan que las tierras se mantengan muy aptas para la agricultura y ganadería.


Escaparse un fin de semana a Ramiriquí es muy fácil, esta a 45 minutos de Tunja, la capital del departamento de Boyacá, allí puede conocer la Casa de José Ignacio de Márquez, por el momento por fuera ya que, está habitada y no es fácil que permitan la entrada; pero también puede conocer el Monolito de Camacho; Puente Camacho; Portifinistrin; Villa Rosa; Villa Odilia; Villa Luisa; La Cueva del Diablo; Cueva de la Guacamaya; Los Cajones de Escobal; La Cascada de Agua Blanca; Aguas Azufradas de Hervideros; La Piedra de los Mil Huecos, y si no cree que hay mil huecos, tómese su tiempo para contarlos; el Puente Jusavita también los espera; el Centro de Canotaje; Capilla del Buen Consejo; Capilla del Alto de la Cruz; Capilla del Divino Niño; Capilla San Antonio; Capilla del Señor de los Tunos; Templo de Fátima y Villa Toscana, entre otros muchos lugares que forman parte de la riqueza material de Ramiriquí, pero si además le gustan las buenas historias, dedique más tiempo a compartir con sus habitantes que tienen muchas historias para contar, lo puede pasar muy bien con una o más ricas arepas de queso y un delicioso chocolate, un buen vicio imposible de quitar, pero el sacrificio vale la pena.

Javier Hernández Salazar








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