Soy mujer mar, somos mar.
El mar, algunas veces con su oleaje alto y otras veces calmo, sigue siendo mar...
A propósito de todo el contexto actual, es bueno detenernos, quedan cuatro días para que comience marzo, reconocido mes donde conmemoramos una fecha especial para todas nosotras, en el que una vez más nos (re)uniremos todas para alzar la voz, y vivir en su máximo esplendor la unidad y la sororidad. Este artículo nace para detenernos y entender cuándo es necesario mirar frente al espejo y comprender, que algunas somos como el mar.
Hace unos días, hablaba con un buen amigo, que hay mujeres como el mar, y otras como la tierra, estáticas... pero hoy hablaré sobre cómo es una mujer mar...
Muchas veces, la mujer mar se castiga por ser sensible, lo que nuestra sociedad histórica reconoce sensibilidad como una cualidad oscura, fuera de lugar, no aceptada y menos cuando se está en presencia de más personas, el imaginario colectivo que ha creado nuestra sociedad a través de la cultura, y más aún con el arte, refleja, que en los límites que llamamos "sanos" no hay cabida para la sensibilidad, y que naturalizamos muchas cosas y conductas que dañan nuestros estados sensibles, sin embargo, (y para nuestra suerte) hay algunas corrientes de la psicología que nos enseñan que la sensibilidad simplemente es... sólo es...
Una cualidad del ser humano.
Una mujer mar, no es menos porque su oleaje se encuentra alto, una mujer mar debe ser capaz de sentir su oleaje y su propia tormenta. Una mujer mar nunca llegará a ser estática, va contra su naturaleza. ¿le pedirías al mar ser estático? siempre, por más mínimo que sea, hay movimiento. Una mujer mar, cuando logra entenderse y entender su sensibilidad, controla su mar, pero nunca deja de serlo. A veces con un oleaje alto y a a veces con un oleaje pasivo.
Pero hay mujeres mar que con un oleaje alto son capaces de abrir su propias empresas, de ser referentes en su mundo, son capaces de operar, de llenar estadios, de escribir, de viajar por el mundo, de ser madres, de brillar donde jamás creían que lo iban a ser, son mujeres que dirigen, algunas manejan, otras escuchan, otras sanan a otras mujeres, pero nunca, nunca, dejan de ser mar.
Yo soy una mujer mar, a veces soy océano pacífico y a veces soy caribe, a veces soy el estrecho de Magallanes, y otras veces el atlántico, y a veces soy el Mar Caspio aunque todo el mundo diga que soy un lago (el más grande del mundo, por cierto), siempre, voy a llamarme mar.
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El llamado es a construir una cultura que deje demonizar la sensibilidad, en los últimos dos años, he conocido a muchas mujeres que son muy, pero muy capaces de comerse el mundo si así o quisieran, pero que aún están en proceso de dominar ese mar, para recibir barcos, cruceros, y hasta una fauna entera. Porque nosotras podemos con todo eso.
Quiérete, energízate, haz una pausa (pero hazla de verdad), hiberna si es necesario, entender tu sensibilidad no es cosa fácil, pero sí cosa seria, el camino a la madurez emocional implica entender tu mar para estar en armonía con tu entorno, y así, solo así, comenzaremos a comernos el mundo.
Gracias por leerme :)