Tic, tac... tic, tac

Una de las noticias más leídas del diario The Guardian en los últimos días tiene al medioambiente como protagonista.

O mejor dicho, al futuro de tus nietos o hijos.

O puede que incluso a tu propio porvenir.

Porque entre las 10 noticias más relevantes se ha colado la publicación de un estudio inquietante: el punto de inflexión al que la parece que se está acercando la AMOC y que podría producirse entre el 2025 y el 2095. Con un 95 % de probabilidad.

Desempolvando los apuntes de la EGB

Si te digo "Corriente del Golfo", puede que te acuerdes de los libros de ciencia del colegio y el instituto. Yo, por lo menos, estudié esta materia por aquel entonces. 

Pero vamos a desempolvar los conocimientos que adquiriste hace unos años para que entiendas el calado de la noticia.

Supongo que alguna vez habrás oído o leído acerca de lo crudos que pueden ser los inviernos en Nueva York en comparación con Madrid, cuando ambas urbes están más o menos a la misma latitud. Una de las razones son las distintas corrientes oceánicas que bañan Europa y Estados Unidos. 

Europa, por ejemplo, se beneficia de las aguas cálidas que vienen del Caribe y que son transportadas por la Corriente del Golfo. Mientras tanto, la costa este estadounidense se ve afectada por la corriente del Labrador, que desciende desde el norte transportando agua fría.

Pues bien, la circulación de vuelco meridional del Atlántico (o AMOC, de Atlantic Meridional Overturning Circulation) es una gigantesca cinta transportadora que redistribuye el calor por todo el Atlántico e integra las dos corrientes anteriores.

¿Y qué le está pasando a la AMOC?

La AMOC hace varios años que está mostrando síntomas de debilidad. 

El funcionamiento normal del sistema implica que las aguas cálidas del Golfo se enfrían conforme suben hacia el norte del Atlántico. Esta pérdida de temperatura hace que el agua se vuelva más densa y se hunda en las profundidades, comenzando su descenso hacia latitudes más templadas. 

¿Qué ocurre ahora? Que hay un mayor aporte de agua dulce procedente del aumento de las precipitaciones (irregulares), la escorrentía y el deshielo en lugares como Groenlandia como consecuencia del aumento de la temperatura.

Esta circunstancia puede alterar el proceso natural que impulsa la AMOC, porque el agua dulce diluye la sal y hace que el agua marina pierda densidad.

Y si este motor no funciona correctamente, todo el sistema puede romperse, provocando cambios significativos en los patrones climáticos de todo el planeta.

¿Y qué dice el último estudio destacado en The Guardian?

En resumen, que tenemos un problema gordo en ciernes. 

El estudio se basa en un modelo elaborado por uno de los grupos de investigación más reconocidos en el análisis de la estabilidad de la AMOC (los modelos son bastante más fiables de lo que mucha gente piensa) y alimentado por datos de observación reales.

¿Cuáles serían las consecuencias que señala no solo este modelo, sino otros estudios que apuntan en la misma línea y que Juan Jesús González Alemán , de la AEMET - Agencia Estatal de Meteorología , recoge en este hilo de X?

• Más frío en todo el norte del Atlántico, con un descenso de la temperatura en Europa que podría rondar los 10-30ºC en invierno.
• Más hielo en el Atlántico Norte.
• Cambios en el régimen de precipitaciones.
• Más ciclogénesis explosivas.
• Más nieve.
• Menor productividad agrícola.

El problema es que, una vez que lleguemos a ese punto de inflexión, no hay forma de parar el proceso.

El drástico cambio que señalaba antes podría ser cuestión de unos pocos meses, con lo cual sería casi imposible adaptarnos a las nuevas condiciones. 

¿Crees que merece la pena esperar a que ocurra el desastre para actuar?