Trabajar en la Economía Digital: Competencias Digitales

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Puede parecer exagerado, pero no lo es, nos encontramos inmersos en una nueva revolución, que los expertos consideran tendrá un impacto de entre cinco y diez veces superior al impacto que tuvo Internet en toda su historia.

Estamos en pleno salto hacía la economía digital, donde los países punteros serán digitales, las ciudades más prosperas serán digitales, y las compañías líderes serán digitales.

Un momento en el que se están transformando nuestros trabajos, nuestra forma de vida, e incluso, la forma en la que disfrutamos del ocio. El potencial de las redes inteligentes es enorme.

El conocimiento de la transformación digital también es imprescindible para conocer y entender el futuro del trabajo. Empresas de todos los sectores están trasladando el empleo cualificado a las actividades digitales, y con ello, están surgiendo nuevas ocupaciones que requieren nuevas habilidades.

El problema es que, por regla general, no nos gusta cambiar, desaprender cuesta más que adquirir nuevas capacidades. Adquirir nuevas competencias lleva tiempo y se necesitan procesos de formación formales, informales, y transferencias efectivas de conocimiento en el propio puesto de trabajo.

Las ocupaciones solo se pueden desarrollar si se cuenta con las competencias adecuadas, y la tecnología, es parte de los negocios.

En ese proceso de transformación digital están hoy muchas de las empresas tradicionales, que se empiezan a dar cuenta de que premisas asumidas, como que la información es un activo a almacenar, hoy en realidad ya no son válidas, porque en la información se ha convertido en un flujo a optimizar. El crecimiento de la información en la Red es exponencial, y la información se utiliza como materia prima.

Formamos parte de un mundo que no solo demanda productos y servicios de alto valor, sino también, cada vez más, capacidades de alto valor.

Hemos entrado en el mundo “Smart”. Hoy todo lo que nos rodea es “Smart-“: Smart people, Smart city, Smart living, Smart governance, Smart environment, Smart movility, Smart economy, Smart Factory.

La experiencia a estas alturas nos indica que en todos los sectores la transformación digital no se está produciendo una actuación de choque, sino más bien, un proceso escalonado de incorporación a la economía digital. Pero también estamos viendo, que siempre que en un sector una marca inicia un proceso de transformación digital, el resto de competidores se ve obligado a incorporarse al proceso de transformación para sobrevivir. En ese momento, la transformación deja de ser una elección, para convertirse en una pura cuestión de supervivencia.

Si nos imaginamos, un concepto absolutamente manido, pero que sigue siendo plenamente valido, como es un iceberg, nos encontramos con que en su parte sumergida se encuentran el 90% de las actividades de las empresas tradicionales, y solo ese 10% que asoma a la superficie lo ocupan esas actividades que empiezan a transformarse digitalmente, y que en los próximos tiempos van a tener un papel económico mucho mayor, dando lugar en toda su profundidad a la economía digital. Ese proceso de transformación pasa por la hibridación físico-virtual de determinados procesos, productos y servicios, gestión, distribución, que aporta la ubicuidad de la oferta y que tiene como mercado potencial a todo el mundo. Hemos entrado en el nuevo capitalismo, el capitalismo digital. Un nuevo capitalismo que nos guste o no, se rige por sus propias reglas.

En este nuevo entorno, el aprendizaje de nuevas competencias duras (Hard Skills) será vital para trabajar en la era digital. La necesidad de transformar digitalmente la banca, los seguros, la administración pública, la industria del software, del automóvil, los servicios en general, está clara. Las tecnologías están disponibles, las metodologías también, pero falta el punto más crítico, que es lograr transformar a las personas, para conseguir con ello, una experiencia digital para el cliente, y esto es difícil, con una parte de los directivos y empleados inmersos en una cultura totalmente analógica.

La mayor dificultad de adaptación a este nuevo escenario se encuentra en las grandes empresas, generalmente multinacionales. Organizaciones que responden a una estructura divisional, articuladas por una estructura administrativa central, y que deben apostar por un cambio gradual a estructuras más horizontales y planas.

Las actividades digitales se desarrollan fundamentalmente por medio de proyectos. La filosofía de colaboración representa una de las visiones centrales de la economía digital, lo que supone un impacto muy importante en la forma de liderar y negociar. Entornos de colaboración que se crean dentro y fuera de las organizaciones: socios, colaboradores, proveedores, clientes, e incluso la propia competencia.

Se necesitan trabajadores multicualificados, polivalentes, responsables de la ejecución de diferentes funciones, y preparados para asumir cambios en sus roles y funciones. Las personas con más posibilidades de trabajo serán aquellas que sepan aprovechar la inestabilidad laboral, que se muestren más abiertas y flexibles ante el cambio, y que sean capaces de adaptarse permanentemente ante nuevos contextos y procedimientos de trabajo.

En este nuevo contexto, muchos estímulos tradicionales al rendimiento también han quedado obsoletos, así como el papel del líder, que hoy tiene que asumir una gestión desde la responsabilidad compartida, debe ser capaz de empoderar a cada individuo, pero debe hacerlo desde el entendimiento de cuál es su puesto de trabajo, y organizar su día a día con un grado actualizado de habilidad, competencia y conocimiento de las herramientas, puesto que estas se están volviendo fundamentales para una ejecución fructífera de sus funciones.

Pongamos un ejemplo sencillo, la comunicación. En primer lugar, por ejemplo, una video conferencia disminuye la comunicación no verbal, así como la conexión por correo electrónico elimina la comunicación gestual y el tono, lo que puede ocasionar disfunciones de comunicación. La expresión positiva en un correo, se recibe como neutral. Lo neutral se capta como negativo, y lo negativo siempre será mejor tratarlo por teléfono o personalmente. Hay que saber gestionar todos los procesos.

La esencia de esta nueva economía es el dinamismo. Por eso es fundamental trabajar en la elaboración de nuevos mapas de competencias, que hoy se necesitan: Habilidades red para utilizar el nuevo entorno tecnológico (gestión de la información, comunicación efectiva en la distancia, manejo del tiempo mediante el control de la atención), capacidades generativas para aportar valor en entornos de redes organizativas y sociales (competencias individuales y sociales, trabajo en grupos red, visión sistémica en red, creación y cuidado de redes sociales), y por último, equilibrio de roles en este nuevo contexto, complejo y carente de reglas fijas (liderazgo, simplificación de las operativas, control de la atención). Y no lo olvides, ya lo decía Henry Ford en 1922, “nada se puede hacer excepto por los responsables, nada se puede lograr sin los managers”.

Todo ello sin olvidarnos de los eClientes, pero eso lo dejo para un próximo artículo.

Human Business Intelligence, expertos en Transformación y Optimización del Rendimiento.