Un corazón que late gritando: ¡Sevilla!

Lo vivido en el Ramón Sánchez-Pizjuán esta jornada ha sido algo que es para siempre. Hoy se ha despedido de su casa el jugador más importante de la historia del Sevilla FC: Jesús Navas, el niño de Los Palacios.

Y es que Jesús es más que un símbolo para el Sevilla: es un símbolo para España. Él es el futbolista con más títulos con la selección. El último de la generación que levantó la Copa del Mundo, donde sólo a él se le ocurrió empezar con más corazón que cabeza aquella carrera que acabaría con el gol de Andrés Iniesta. Qué recuerdos…

De Jesús siempre recordaremos que fue un jugador ejemplar. Pasional como el que más. Un niño que tras un Erasmus exitoso volvió a casa a coger el dorsal de su amigo del alma Antonio Puerta para seguir ganando títulos en su nombre. Un niño que demostró que en apenas 1.70m caben un Mundial, dos Eurocopas, una Nations League, cuatro Uefas, una Supercopa de Europa, dos Copas del Rey, una Supercopa de España, una Premier, dos Copas de Inglaterra y el título más importante que un futbolista puede ganar: tener el respeto y la admiración de todos los estadios que pisa.

Me sangra el lápiz al escribir en pasado de ti, Jesús. Porque aunque hoy pises por última vez el césped de tu casa, todavía te queda un partido. Un partido, tu último como profesional, que Dios ha querido que sea en el Santiago Bernabéu, donde con toda seguridad te regalarán una de las ovaciones más bonitas que recuerdes. Después volverás a casa y podrás contarles a Alejandra, Jesús y Romeo, por fin con todo el tiempo del mundo, lo que ha sido este camino. Porque se lo merecen. Porque te lo mereces.

Pero hazme un favor, Jesús. Cuéntales también quién es papá. Quién es ‘Navitas’. Por qué en su cole los niños quieren ser como tú. Por qué el estadio donde entrenas cada día lleva tu nombre. Enséñales qué significa el número 16.

Y el himno, Jesús. Cántales el himno. Diles lo que cuentan las lenguas antiguas: que eres un ‘Ejemplo de sevillanía, familia roja y blanca del Sánchez-Pizjuán. Un corazón que late, gritando: ¡Sevilla! Llevándolo en volandas por siempre a ganar’.

Larga vida, capitán. La Giralda presume aún más orgullosa.