El robo del pedacito

El robo del pedacito

 

Lo escuchaba, pero no lo entendía. Como muchas de las expresiones que fui incorporando a mi vocabulario con el paso del tiempo. Vaina ha sido la más exitosa. Gato entre macuto, este tiguere es un león, no tiene madre… Pero la que más me ha puesto a reflexionar en mis casi dos décadas de adoptivo en la República Dominicana es la de robarse el pedacito.

Me ha intrigado durante años porque su significado trasciende una coyuntura y se convierte en parte importante de una cultura. En ocasiones, gratuita. En momentos, con pago incluido, siempre escondido porque, en el fondo, se trata de atajar un lógico fluir de un proceso para ahorrar tiempo o dinero, sea punible o no.

La primera vez que le escuché decir a alguien, “Se robó un pedacito”, se refería a un conductor que había tomado un atajo metiéndose en dirección contraria para enganchar con su ruta de manera rápida. Creo que es el uso más común, pero no el único. Es bastante habitual robarse el pedacito cruzando al carril contrario para avanzar en medio de un tapón. También, entrando en vía contraria en un parqueo para llegar antes que otro a un puesto libre en momentos de mayor congestión. Doblar en un cruce en el que la señal dice que está prohibido en lugar de avanzar y rodear la manzana para tomar el sentido correcto igualmente es muy común… Seguro que usted se le ocurren otras incluso más ocurrentes. ¡Ah, claro! Cruzar la doble línea que divide en dos sentidos una carretera para entrar a la bomba de gasolina o a la casa.

Pero el tránsito no es el único ámbito al que aplicar el “robo del pedacito”. El uso de los “buscones” es otra forma de atajo. Habitual en instituciones públicas y, a veces, en sedes diplomáticas. Conocen los trámites y, habitualmente trabajan con un cómplice dentro que se encarga de lograr en el menor tiempo posible la obtención de un documento previo pago de una módica suma en concepto de gratificación.

En los bancos, en momentos de filas largas, avanzar hasta la reservada para clientes con tarjetas oro o cuentas empresariales suele ser un ahorro de tiempo porque quien atiende en el mostrador no devuelve al listillo con un: “Usted debe hacer la otra fila”. Y lo atiende.

Hace unos días, la oficina encargada de velar por la calidad de las compras educativas devolvió a algunas empresas los pedidos que habían enviado. Colores diferentes en una misma camisa, telas de menor calidad que la solicitada, pantalones más cortos de la medida requerida… Fueron varios defectos. Una gran pérdida de tiempo para las autoridades, y también económica para las empresas fabricantes. Pudieron haber pensado, quién sabe, que no iba a pasar nada y se iban a hacer los locos con los problemas de la mercancía.

Llevado a otros extremos, el clientelismo es una manifestación exagerada del robo del pedacito para trabajar en la Administración Pública. La pertenencia a un partido y tener acceso a los líderes abre la puerta para un empleo público cuya responsabilidad y compensación estará a la altura del personaje que lo puede favorecer.

Hace un par de años, Peter Prazmowski, quien entonces era Director de Estrategia del Grupo León Jimenes, mencionaba en un estudio sobre fiscalidad dos distorsiones que identificada como las cargas fundamentales de la política fiscal: evasión y drenaje. La primera se explica por sí misma. El segundo significa que el Estado no devuelve al sistema todos los ingresos que recibe ni tampoco los contabiliza como superávit. En otras palabras, una filtración por la que se cuelan billetes. La suma de ambas se situaba, según sus cálculos, entre el 40% y el 50% del total de los ingresos en los que deberían reflejarse.

En el fondo, el pedacito del robo es como la primera calada de un cigarrillo o el primer sorbo de un trago de alcohol. Después de dar el primer paso, los hay que acaban adictos al cigarrillo o al alcohol. En el caso de los atajos, los hay que evolucionan hasta llegar a causar accidentes mortales, falsificar documentos, cobrar peajes por favores o contratar a un “electricista” para que implante un sistema de fraude eléctrico. Todo esto, finalmente, impacta negativamente en el desarrollo del país porque debilita la institucionalidad. Las instituciones fuertes permiten la formación de una sociedad más justa y equitativa que es capaz de defender sus derechos y de cumplir con sus obligaciones, algo fundamental para el bienestar común.

Publicado "De esto y lo otro", en Forbes RD en el mes de abril de 2014

Judith Remírez de Ganuza Marañón

Empleado de Back Office en thyssenkrupp Materials Processing LAMINCER

10 años

Esto del robo del pedacito también está muy implantado en españa por parte del bipartidismo , me acuerdo de las primera veces q visite la república q pensé que existía mucha corrupción pero en españa no se está muy lejos Cada día me siento menos identificada con España un saludo desde Euskal Herria

Marta Fernández González

Manager | Sustainability Expert | Planning & Implementation| Public & Private Sectors #ProudtoBU

10 años

Iban Campo, Viendo que vas ganando terreno en esta nueva 'disciplina' me puedes explicar por favor el significado de una palabra (que he de reconocer me irrita sobremanera): comesolo. Un abrazo

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