2021: Año de la vacuna.

2021: Año de la vacuna.

Hay quienes dicen que por nada del mundo se la pondrán. Hay quienes desesperadamente esperan que llegue, como una solución largamente esperada al ya conocido de la pandemia. Londres anunció que comenzaría tan pronto como la próxima semana su vacunación. Los Estados Unidos alista sus “Ex Presidentes” Como líderes de opinión mediáticos y de confianza al aplicarse la vacuna en público.

Hay lugares que incluso han hablado de “Pagar” como estímulo para que la gente se la ponga. La interpol más bien le ha llamado “Oro líquido” para el crimen organizado. Lo cierto es que una vacuna es una realidad ¡Gracias a Dios y al fin!

Las economías respiran aliviados sabiendo que, aunque será un proceso, todo un año casi de encierro (Ya que continua) ha destruido completamente la economía de muchos lugares. Empresas. Empleos. Familias enlutadas ya que a más de alguno este virus tocó a su puerta.

 El Dr. Anthony Fauci, epidemiólogo de los Estados Unidos, destaca que volver a la normalidad será un proceso gradual, confirme las famosas “Curvas” Se vayan aplanando y las jornadas de vacunación vayan haciendo su labor. En verdad continuamos en tiempos históricos, en donde la humanidad sigue escribiendo su caminar a través de las circunstancias.

Honduras no es la excepción y con esperanza agotada, esperamos que hoy si nuestros gobernantes se apunten una y pueda recibirse, implementarse y tratarse con eficiencia e integridad. Nuestros médicos y personal que ha estado casi todo el año en la primera línea de combate están física y emocionalmente agotados de lo que ha tocado.

Ante tal situación le comparto que hay varias cosas que deberíamos aprovechar a vacunarnos, porque no podemos entrar al año nuevo con esos males. Uno de ellos es la amargura. ¿Se ha fijado cuanta gente hoy en día vive en amargura?

Si claro, me dirá, después de una pandemia y dos huracanes, tenemos todo el derecho del mundo de estarlo. ¡Pero no es así!

Victimizarnos siempre será una elección. Ser víctima siempre estará en nuestras manos si decidimos pensar, creer y actuar como víctimas. O bien aprender, sacar lecciones y reponernos ante la adversidad. Quien les escribe también podría llenar hojas de anécdotas sobre como este año sacudió mi normalidad y pasó golpes y facturas que uno ni imagina. ¡Pero he decidido que eso no hará una raíz de amargura en mi! Hemos tenido años buenos, hemos tenido años regulares, y hemos tenido el 2020.

¡Allí está! Sucedió. Pero siempre creo que los seres humanos hemos sabido reponernos de grandes tragedias. Y estoy seguro que no seremos la excepción. Por más dura que sea la pérdida. Por más que los cambios nos hayan agarrado de frente y sin anestesia. ¡Está en el pasado! Compañeros, forma de trabajar. Cosas que hacíamos. Gente que ya no vemos, hay muchas cosas que pueden de manera real, despertarnos enojo. Pero no podemos dejar que eso se convierta en amargura. El que se declara en amargura es un muerto en vida. El que decide que su corazón se endurezca es alguien que se amarra a su espalda una enorme carga que le impedirá crecer.

Vacunémonos contra ello, veamos con esperanza el año que viene. ¡No será color de rosa, porque en mis años de existir ninguno lo ha sido! Pero hay siempre muchísimas cosas buenas que rescatar y por las cuales vale la pena seguir optimistas.

 La actitud no depende de si viene la vacuna o no. Pero vacunarse contra la amargura será la mejor decisión que pueda tomar en su vida. ¡Cante! Alégrese. ¡Sólo porque sí! Vera que muchas cosas valen la pena.

 

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