Alimenta tu motivación
Mucho se ha escrito sobre motivación y sobre la capacidad de motivarse y de motivar a otros.
Y si se ha escrito tanto seguramente es porque todavía no hay una fórmula mágica que funcione igual para todos. Lo que algunos llaman motivación, otros lo llaman fuerza de voluntad y otros perseverancia, pero lo llamemos como lo llamemos, la motivación en el trabajo es un componente crucial para el rendimiento y la satisfacción laboral.
Aunque no sepamos definirlo bien, la mayoría están de acuerdo en que es ese “algo que puede ayudar a cualquier individuo a mantenerse en acción, lograr los procesos necesarios e implementar las acciones pertinentes para conseguir un logro, un objetivo o saciar una determinada necesidad”. (*1)
La motivación que te mueve
Lo que motiva a unos, puede no motivar a otros, pero dentro de esa cosa mágica que sí que activa tu motivación podríamos decir que hay de dos tipos: la motivación intrínseca y la extrínseca.
La motivación intrínseca es aquella que proviene de satisfacción personal y el interés genuino en una tarea. Es el tipo de motivación que sentimos cuando hacemos algo porque realmente lo disfrutamos y nos apasiona.
La motivación extrínseca en cambio se refiere a la motivación que proviene de recompensas externas, como dinero, reconocimiento o cumplir con las expectativas de otros.
Aunque ambos tipos de motivación pueden ser efectivas, la motivación intrínseca tiende a ser más poderosa y sostenible a largo plazo porque está arraigada en nuestro deseo interno de hacer algo, lo que significa que no depende de factores externos y suele ser más duradera. Cuando estamos intrínsecamente motivados, estamos más dispuestos a superar obstáculos y a seguir adelante, incluso cuando no hay recompensas externas inmediatas. (*2)
Además, la motivación intrínseca también se asocia con un mayor nivel de satisfacción y bienestar en el trabajo. Las personas que encuentran un propósito y satisfacción en lo que hacen tienden a ser más felices y comprometidas con sus labores.
Porque la motivación no es darse ánimos, es darse motivos. Si tienes un motivo para seguir adelante, no hay motivación más poderosa que esa.
Sabemos que la motivación más poderosa, no es la que viene de fuera, si no la que nace de dentro, pero aun así la motivación extrínseca aún puede ser muy valiosa en ciertos contextos, especialmente para tareas que no son naturalmente gratificantes.
Combinar ambas formas de motivación de manera inteligente puede ser una estrategia efectiva para mantener la productividad y el compromiso en el trabajo.
La búsqueda de la recompensa inmediata
La motivación es un motor muy poderoso que impulsa nuestro comportamiento, sin embargo, el impulso puede resultar efímero y lo más importante es saber cómo mantenerse motivado.
Nuestro cerebro está formateado para buscar recompensas a corto plazo. Durante milenios, buscar comida y evitar peligros era nuestra principal motivación para mantenernos vivos por puro instinto de supervivencia. Ese instinto ha llegado a nuestros días en nuestro cerebro moderno y nos cuesta muchísimo no buscar las gratificaciones inmediatas en todo lo que hacemos.
Si pensamos en nuestra alimentación, nuestro cerebro a menudo busca alimentos rápidos y poco saludables en lugar de opciones más saludables para buscar recompensas inmediatas.
Ese donut rico en grasas y azúcares desencadena la liberación de dopamina en el cerebro, el neurotransmisor asociado con la sensación de recompensa y placer y cuesta mucho resistirse a él. Sin embargo, sabemos que tenemos la capacidad de tomar decisiones conscientes y cambiar nuestros hábitos alimenticios y elegir una sana manzana para buscar nuestro bienestar a largo plazo. Pero eso requiere esfuerzo y disciplina, y es fácil caer en la tentación de vez en cuando.
Construye hábitos para mantener la motivación
En el trabajo sucede lo mismo, mantener la motivación alta todos los días es complicado, especialmente al volver de vacaciones, pero podemos utilizar nuestra estructura cerebral a nuestro favor dándole al cerebro las recompensas que busca, y podemos dárselas a través de los hábitos, esos comportamientos automáticos que realizamos sin pensarlo demasiado.
Los hábitos se forman cuando repetimos una acción regularmente y nuestro cerebro asocia esa acción con una recompensa. Podemos construir hábitos que fomenten nuestra motivación en el trabajo.
Construir hábitos y mantener la motivación en el trabajo no es algo que suceda de la noche a la mañana. Requiere paciencia y perseverancia A medida que trabajamos en la formación de hábitos, nuestro cerebro se adapta gradualmente y se vuelve más eficiente en la búsqueda de recompensas a largo plazo.
Pero aunque requiere tiempo, hay algunos temas en concreto que puedes poner en marcha para mantener alta tu motivación:
La próxima vez que te encuentres luchando con la motivación en el trabajo, recuerda que tu cerebro está diseñado para buscar recompensas a corto plazo, y puedes aprovechar esa tendencia para alcanzar tus metas laborales.
Convierte tu motivación en hábitos y alimenta tu motivación.
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Las opiniones expresadas son a título personal y no en nombre de Danone
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Referencias:
(*1) Definición economipedia
(*2) “El sentido de trabajar” - Dave Ulrich & Wendy Uldrich
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· Artículo Tupsicología.com “El secreto del éxito: saber esperar la recompensa” – Patricia Córdoba
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