Amar también es informar: Introducción a LGBTIQ

Amar también es informar: Introducción a LGBTIQ

Es la cultura una tormenta de conocimientos, ideas, códigos, comportamientos, entre otros. Una larga lista de componentes que puede abrumar a cualquiera, más aun cuando se intenta conocer a la bestia desde dentro de sus fauces. No obstante, no resulta imposible cuando se conoce un hecho social a la vez.

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Para acercarse al tema LGBTIQ es bueno comenzar por establecer distinciones, ya que existe un acercamiento binario y otro no binario a este, el corpus teórico del primero entiende la situación a partir de dicotomías (hombre-mujer, masculino-femenino, hetero-homo, etc.), mientras que el del segundo propone continuos como reemplazo a las opciones duales (masculino...femenino, pero en el medio hay una larga escala de grises que considerar).

A mi parecer, la forma más sencilla de introducirse en el estudio de la diversidad sexual es a través de la teoría binaria; pues, aunque esta no parezca explicar la totalidad de casos, representa el esquema de pensamiento menos disruptivo, por ello es un primer peldaño sobre el que se puede construir conocimiento propio.

Por consiguiente, es hoy nuestro objetivo explicar algunos conceptos básicos de la teoría binaria. Hablaremos del sexo, la identidad de género y la atracción sexual, aclaraciones que buscan escapar de los maniqueísmos.

El sexo viene definido por aspectos biológicos (principalmente cromosomas y genitales) que orientan a rotular al recién nacido en una realidad u otra: hombre o mujer, o al menos es lo que se suele pensar. Aquí lo novedoso para un grupo será incluir entre las opciones al intersexo, una etiqueta que alberga a todas las corporalidades no binarias. Se trata de un conjunto de variaciones biológicas naturales que no requieren necesariamente tratamiento, pero que a la vez no forman parte del patrón hombre-mujer.

Acerquémonos ahora a la identidad de género. Así como el sexo define la realidad material del individuo, la identidad género es la construcción psico-social de lo masculino y femenino, pero aterrizado a cada uno, en cuanto cada quien se identifica subjetivamente (se siente) respecto a ello. Es importante recalcar que la identidad de género no necesariamente debe coincidir con el sexo biológico, a las personas dentro de esta casuística se les conoce como personas de género trans. En resumidas cuentas, la identidad de género se trata de quién es la persona, cómo siente y vive a su manera los estándares y roles que vienen dados desde lo social.

Debemos introducir en este punto el concepto de orientación sexual, que no es otra cosa que la naturaleza del deseo de los individuos; en otras palabras, por quiénes se siente atracción física, sentimental o romántica y por quiénes no. Esta dimensión está claramente orientada hacia el exterior, un gusto proyectado al mundo que encaja en una clasificación propia del estudio social; sin embargo, no compromete a la identidad de género, se trata de caminos separados. En este apartado encontraremos personas hetero (atraídas por el sexo opuesto) u homo (atraídas por su mismo sexo).

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Condensemos en un ejemplo, pensemos en una persona de sexo femenino cuya identidad de género es trans, eso quiere decir que se percibe más cerca del polo masculino; y además, se siente atraída por otras mujeres, por lo cual se puede afirmar que es homosexual. Todas estas características dan una explicación más cercana a la realidad de la sexualidad de esta persona, con ellas podemos conocer más detalladamente cómo se siente y sus preferencias, el siguiente paso es entonces incluirla en los planes de mejoramiento del mundo.

Es importante resaltar que este mapa de la naturaleza sexual física y psicológica de los sujetos no debe ser tomada como una cárcel teórica más, una en la que los sujetos deben encajar a cualquier costo, pues ello contravendría el compromiso social que los estudios de esta naturaleza tienen. Muy por el contrario, los esfuerzos por entender la complejidad del mundo interior de las personas no deben divorciarse de la búsqueda de igualdad y de una sociedad menos restrictiva. Al final del día, no hay pecado en amar.

*Las opiniones expresadas en este artículo son de carácter personal y no representan necesariamente los puntos de vista de las organizaciones con las que guardo algún tipo de relación.

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