¿Cloud híbrida o multi-cloud?

¿Cloud híbrida o multi-cloud?

La proliferación del cloud computing ha definido los últimos años de la innovación en tecnología en todo el mundo. De hecho, existen pocas empresas hoy en día que no hayan confiado parte de –o todos- sus activos a la nube, o al menos lo hayan considerado seriamente.

El ecosistema de los servicios IT está repleto de vendedores de nube y de vendedores de servicios para la nube, ya sean servicios operativos, de seguridad, de almacenamiento o de automatización. Todos estos servicios, claro está, se han desarrollado para mejorar la eficiencia y la productividad del negocio pero precisamente por ello, controlar los gastos y el uso óptimo sigue siendo vital. No hay más que ver los resultados de diferentes estudios, como el de Nutanix en el que se afirma que el 85% de los encuestados en 24 países consideran una nube híbrida como el modelo operativo ideal. Es decir, la mayoría de las empresas se han dado cuenta de que una estrategia de nube ‘única’ no puede dar respuesta válida a todos los problemas con que se encuentran en su día a día, especialmente cuando se integran múltiples servicios diferentes.

Por ello, si apostamos por integrar diferentes soluciones cloud, el equipo IT tiene que ser capaz de desarrollar nuevas estrategias y herramientas de gestión que aseguren que las inversiones en cloud ofrecen valor real a todos los niveles de la organización, desde el mismo momento de su puesta en marcha.

Me gustaría ahondar un poco más en las diferencias entre la nube híbrida y las operaciones llevadas a cabo en multi-cloud.

Hablamos de nube híbrida cuando se coordinan servicios cloud públicos y privados junto con infraestructuras propias en un marco de gestión unificado. Por ejemplo, cuando almacenamos nuestra información sensible en una infraestructura privada pero utilizamos servicios como Azure para otros servicios críticos. En este caso, se deben primar las interconexiones para asegurar la consistencia y la disponibilidad.

Un enfoque multicloud, por otro lado, consiste en utilizar el mismo tipo de soluciones cloud pero procedentes de diferentes fabricantes. Hablamos de multicloud cuando se distribuyen los recursos para minimizar riesgos de pérdidas de datos o de inactividad. Un ejemplo claro es cuando se utiliza Azure o AWS al mismo tiempo para evitar la dependencia en un solo fabricante (y para controlar mejor las cargas de trabajo en la nube y a qué datos puede acceder cada empleado).

Las estrategias híbrida y multicloud suelen complementarse, sobre todo cuando la empresa necesita retener internamente algunas infraestructuras para cumplir con las normativas vigentes. En lugar de trasladar todos los activos a un entorno de cloud pública o privada, se puede integrar exactamente cada recurso y servicio que se necesita sin perder visibilidad sobre los datos sensibles o los flujos de trabajo.

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