Consiga aquí su culpa.

Consiga aquí su culpa.

Hay dos variables muy importantes para que alguien compre. La primera es el deseo. Alguien compra algo porque lo quiere tener, usar o perder. Alguien desea algo concreto o anhela una proyección de algo real. El deseo es muy humano e igual de legitimo. Se termina comprando porque se transita por el deseo. Hay productos que compramos sin deseo; un kilo de arroz o papel higiénico. Pero estos casos de consumo monacal llevan el deseo escondido en el propio acto de la compra. Una transacción nos hace sentir bien. No hay más. No era así en origen, pero ahora sí lo es. No existe discusión sobre esto.

En segundo lugar está la culpa. La culpa es la conciencia a la carta del capitalismo. Primero deseo, después compro, más tarde, mucho más tarde, exactamente cuando el espacio-tiempo es el adecuado llega la culpa. La culpa llega no de forma natural sino planificada y construida para que volvamos a desear algo, un producto, una emoción, una sensación de comprensión y por supuesto, volvamos a comprar. 

Después vendrá otra vez la culpa cuando sea su momento. Este ciclo es tan básico que nunca dejará de funcionar. De hecho si alguna vez se detiene el mundo que conocemos desde los últimos 200 años morirá. 

Hoy la culpa tiene que ver con el plástico, el aceite de palma o los motores diesel. Primero debimos desearlos para luego comprarlos y más tarde, cuando la marea estaba alta, llega la culpa. Esta sensación de haber hecho las cosas mal como grupo heterogéneo (solo en la fase de culpa la audiencia es compacta y no clusterizada, porque es más fuerte la sensación colectiva de haber actuado mal que la división de la responsabilidad) permite un control absoluto de la conciencia colectiva por parte de los grandes sistemas supranacionales. 

Un sociedad que asume su culpa es una sociedad predispuesta a pagar su pena. Un sociedad que asume la culpa de estos sistemas globales está encantada de seguir deseando, comprando, asumiendo culpas, en connivencia con aquellos que hacen posible está lógica. 

El ser humano entendido como grupo único, tomó decisiones a lo largo de su historia más o menos desastrosas; elegir el trigo o la cebada como cultivos básicos, lo que nos llevó a ser más jerárquicos, más controlables, más débiles en resumen. Cambiar la salsa por el reaggeton, lo que nos puso en una distopía global de la que nunca nos recuperaremos. Como estos ejemplos hay muchos, y de ellos se podría desprender una culpa real. 

Pero cuando hemos deseado comprar y comprado vehículos V8 altamente contaminantes ahora, pero símbolo de poder y seguridad antes, nuestra culpa se disipa cuando se nos exigen responsabilidades. 

Hemos cedido parte de nuestra conciencia humana a ciertos amazon que manejan nuestros dilemas. 

Y un ser humano sin dilemas propios es en esencia un ser vacio . 

Desear - Comprar- Culpa 

Nosotros inventamos está lógica como especie, pero ya no lo controlamos. La actividad atómica de las grandes marcas en el último siglo ha tomado consciencia de si misma y como Skynet, ya no podremos hacer nada por controlarla. Saldremos de una culpa para meternos y otra.

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