¿Cuál es la diferencia entre conversaciones públicas o privadas?
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¿Cuál es la diferencia entre conversaciones públicas o privadas?

En nuestra cotidianidad, nos encontramos inmersos en dos tipos de conversaciones: la pública y la privada. La diferencia entre ambas revela un amplio abismo que, una vez comprendido, nos impulsa a replantearnos nuestras creencias y a abandonar las premisas falsas que hemos tejido a nuestro alrededor.

La conversación pública, ese espacio en el que compartimos nuestras vidas de manera superficial, a menudo se ve marcada por la necesidad de aparentar una realidad aceptable. En este ámbito, nos movemos con cuidado, seleccionando cuidadosamente las palabras para presentar la versión más aceptada y pulida de nosotros mismos. Es un escenario donde la autenticidad a menudo se ve eclipsada por una fachada socialmente aceptable.

En cambio la conversación privada emerge en un espacio más íntimo.

Contrastando con esto, la conversación privada emerge como un espacio más íntimo, donde las máscaras caen y revelamos nuestras verdaderas emociones, temores y triunfos. Es en este terreno donde la verdadera conexión humana florece, ya que nos abrimos a la vulnerabilidad y compartimos nuestras experiencias más profundas.

El verdadero desafío yace en reconocer el espacio entre estas dos esferas. Al hacerlo, comenzamos a cuestionar nuestras propias creencias arraigadas y dejamos de autoengañarnos con premisas vacías. Este reconocimiento nos invita a explorar la autenticidad en nuestra interacción pública y a abrazar la realidad sin filtros en nuestra comunicación privada.

Un ejemplo claro se manifiesta al enfrentar la adversidad. En lugar de enmascarar el dolor, podríamos admitir que estas experiencias son maestras que nos enseñan a valorar la vida y a conectarnos con aquellos que también han enfrentado pérdidas. Aquí, el sufrimiento deja de ser evitado y se convierte en un componente vital de nuestro viaje humano.

Mientras exploramos la dicotomía entre la conversación pública y privada, es crucial recordar que nuestra propia conversación interna puede ser un terreno fértil para el autoengaño. En la sociedad, se nos enseña a buscar espacios seguros y personas con las que podamos abrirnos, lo que refleja la naturaleza de la conversación privada. Sin embargo, ¿qué sucede con nuestra propia conversación interna? ¿Es realmente privada, o a menudo se convierte en un escenario público donde nos autoengañamos?

Aquí es donde la reflexión personal adquiere un papel fundamental. En momentos de conflicto o juicio, ¿qué tipo de diálogo mantenemos con nosotros mismos?,¿Somos realmente honestos y vulnerables, o nos refugiamos en una narrativa engañosa para proteger nuestro ego o evitar enfrentar la realidad? Es importante reconocer que autoengañarnos puede ser una estrategia inconsciente para lidiar con situaciones difíciles, pero a largo plazo puede llevarnos por un camino de autoengaño y desconexión de nuestra verdadera experiencia.

Para detectar estos autoengaños, es útil practicar la autoobservación consciente. Tomémonos un momento para examinar nuestros pensamientos y emociones con imparcialidad, sin juzgar. ¿Detectamos patrones de pensamiento distorsionado o racionalizaciones que nos permiten evitar la responsabilidad o el enfrentamiento de la verdad? Estar conscientes de estos patrones nos permite desafiarlos y reemplazarlos con una narrativa más auténtica y constructiva.

Además, cultivar un sentido de humildad y apertura hacia la retroalimentación externa puede ser invaluable. A menudo, las personas cercanas a nosotros pueden ofrecer una perspectiva objetiva que nos ayude a ver más claramente nuestros propios autoengaños. Estar dispuestos a escuchar y considerar esta retroalimentación nos brinda la oportunidad de crecer y evolucionar como individuos.

Para entender este concepto a veces confuso por mezclarse estos dos tipos de conversaciones, un ejemplo nos ayudará a la comprensión.

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En lo más profundo de mi ser, enfrenté la pérdida más dolorosa: la muerte de mi padre. Fue devastador. Todas las cosas que creía seguras se desmoronaron. Me sentía perdido, sumergido en una tristeza abrumadora. Cada día era una lucha.

Decidí buscar ayuda y fui al consultorio de un psicólogo. Él me recibió con comprensión y me preguntó cómo me sentía.

  • Psicólogo: Bueno, cuéntame un poco más sobre tu relación con tu padre. Parece que era una figura muy importante en tu vida.
  • Yo: Sí, lo era. Mi padre era... es... era increíble. Siempre estaba ahí para mí, cuidándome, asegurándose de que no me faltara nada. Era mi héroe, ¿sabes? Hizo tanto por mí…
  • Psicólogo: Entiendo que lo veas de esa manera, pero a veces es importante examinar nuestras relaciones desde diferentes perspectivas. ¿Alguna vez te has preguntado si tu imagen de tu padre es realista?
  • Yo: ¿Realista? ¿Qué quieres decir con eso?
  • Psicólogo: Bueno, todos tenemos defectos, ¿no crees? A veces idealizamos a las personas que amamos y no vemos sus imperfecciones. ¿Crees que tu padre era perfecto?
  • Yo: ¡Claro que no era perfecto! Pero era perfecto para mí. No entiendes…
  • Psicólogo: Entiendo que esto sea difícil para ti, pero es importante ser honestos con nosotros mismos. A veces, cuando idealizamos a alguien, no vemos las cosas como realmente son.
  • Yo: ¿Estás sugiriendo que mi padre no era tan bueno como yo pensaba?
  • Psicólogo: No estoy diciendo eso, solo estoy planteando la posibilidad de que quizás tu relación con él no era tan perfecta como la pintas. ¿Has considerado que tal vez te estaba protegiendo demasiado?
  • Yo: ¿Protegiéndome demasiado? ¿Qué quieres decir?
  • Psicólogo: Puede ser que, sin darte cuenta, tu padre haya hecho demasiado por ti, resolviendo todos tus problemas sin darte la oportunidad de aprender a enfrentarlos por ti mismo. A veces, el cuidado excesivo puede ser más perjudicial que útil.
  • Yo: No puedo creer lo que estás diciendo. Mi padre siempre hizo lo mejor para mí. No entiendo cómo puedes decir algo así.
  • Psicólogo: Lo sé, pero es importante considerar todas las perspectivas. Tal vez, al no darte la oportunidad de enfrentar tus propios desafíos, tu padre te estaba privando de la oportunidad de crecer y desarrollarte como individuo.
  • Yo: …
  • Psicólogo: Entiendo que esto sea difícil de procesar, pero es importante explorar todas las posibilidades para entender completamente nuestras relaciones. ¿Qué piensas de todo esto?
  • Yo: No lo sé... Nunca había pensado en ello de esa manera. Supongo que podría tener algo de sentido. Pero es difícil aceptarlo.
  • Psicólogo: Entiendo. Este es un proceso difícil, pero es el primer paso hacia el crecimiento personal y la comprensión más profunda de nosotros mismos y nuestras relaciones.
  • Yo: …
  • Psicólogo: Bueno, parece que hemos llegado al final de nuestra sesión hoy. Te agradezco sinceramente por confiar en mí y abrirte de esta manera. Sé que explorar estas emociones puede ser abrumador, pero es un paso valiente hacia el autoconocimiento y el crecimiento personal.
  • Yo: Sí... No puedo evitar sentirme un poco abrumado. Es como si todo lo que creía sobre mi padre estuviera siendo cuestionado ahora.
  • Psicólogo: Entiendo completamente. A veces, confrontar nuestras creencias más arraigadas puede ser como enfrentarse a un vendaval emocional. Pero ten en cuenta que estamos aquí juntos para navegar por este proceso. No estás solo en esto.
  • Yo: Gracias... Pero es difícil reconciliar la imagen que tengo de mi padre con las posibilidades que estás planteando. Siempre lo vi como un héroe, alguien que estaba siempre ahí para salvarme.
  • Psicólogo: Y es completamente normal sentirse así. Nuestros padres suelen ser nuestras primeras figuras de apoyo y seguridad en la vida. Pero a veces, esa imagen idealizada puede ocultar aspectos más complejos de nuestra relación con ellos.
  • Yo: (suspirando) Supongo que tienes razón. No puedo negar que mi padre siempre estuvo presente para mí. Pero ahora me pregunto si eso fue suficiente, si realmente estaba ayudándome o si, de alguna manera, estaba limitando mi crecimiento personal.
  • Psicólogo: Esas son preguntas difíciles de responder, pero son parte crucial de nuestro proceso de autoexploración. A medida que seguimos trabajando juntos, te animo a que sigas reflexionando sobre estas cuestiones y a que estés abierto a nuevas perspectivas.
  • Yo: Lo intentaré... Gracias por tu paciencia y tu apoyo.

Después de salir de la sesión, me encontré sumido en un mar de emociones encontradas. La imagen de mi padre como un héroe infalible se tambaleaba frente a las palabras del psicólogo. ¿Cómo podía reconciliar la idea de que alguien a quien admiraba tanto pudiera haber tenido limitaciones?

En las semanas siguientes, continuamos explorando estas emociones y reflexionando sobre mi relación con mi padre. A medida que profundizábamos en el tema, me di cuenta de que, aunque mi padre siempre estuvo presente para mí, su forma de cuidar a menudo se manifestaba como sobreprotección.

Fue una verdad difícil de aceptar, pero al hacerlo, me sentí liberado de la necesidad de mantener esa imagen idealizada de mi padre. Me di cuenta de que, al igual que él había hecho lo mejor que pudo con lo que tenía, yo también tenía la oportunidad de aprender y crecer a partir de esta experiencia.

Y así, poco a poco, comencé a desaprender lo que significaba cuidar y amar a alguien. Me comprometí a practicar una forma más equilibrada de cuidado, una que permitiera a los demás crecer y aprender por sí mismos. Y en ese proceso, encontré una conexión más profunda y auténtica con aquellos que me rodeaban, así como una profunda apreciación por el legado de amor y cuidado que mi padre me había dejado.

En este viaje de autodescubrimiento, aprendí que el dolor puede ser un maestro despiadado pero revelador. La muerte de mi padre me enseñó a despojarme de las sombras que me limitaban y a abrazar la luz de mi autenticidad. Ahora, en lugar de cargar con el peso de ser el solucionador, opto por ser el compañero de viaje que comparte las herramientas y las preguntas, animando a quienes amo a escribir sus propias historias. En momentos de pérdida, encontré mi verdadera fuerza, formada por las experiencias tanto buenas como malas de la vida.

Es natural que, como seres humanos, busquemos protegernos a nosotros mismos de situaciones incómodas o amenazantes. Este impulso hacia la autoconservación está arraigado en nuestra biología y psicología, ya que nos ayuda a mantener nuestra integridad y bienestar emocional. En muchos casos, esto se traduce en una tendencia a ser amables con nosotros mismos, a buscar explicaciones reconfortantes o a ignorar realidades incómodas.

Sin embargo, es importante reconocer que esta tendencia hacia la autocompasión puede convertirse en un obstáculo para nuestro crecimiento personal y nuestro desarrollo emocional. Al evitar enfrentarnos a las verdades incómodas o a los desafíos que se nos presentan, perdemos la oportunidad de aprender y crecer a partir de esas experiencias. Nos estancamos en una zona de confort ilusoria, que a largo plazo puede limitar nuestro potencial y nuestra capacidad para enfrentar los desafíos de la vida.

Desde una perspectiva de autoconocimiento, es fundamental cuestionar esta tendencia hacia la complacencia y la autoindulgencia. Debemos estar dispuestos a mirar más allá de nuestros pensamientos y emociones inmediatas, y explorar las verdades más profundas que subyacen en nuestras experiencias. Esto requiere valentía y honestidad emocional, así como un compromiso con el crecimiento y la autorreflexión continua.

Al desafiar nuestras propias percepciones y creencias, abrimos la puerta a una mayor comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Nos convertimos en agentes activos de nuestro propio desarrollo, en lugar de víctimas pasivas de nuestras propias limitaciones y autoengaños. Y al hacerlo, nos acercamos a una vida más auténtica y significativa, en la que podemos abrazar plenamente tanto las alegrías como los desafíos que la vida nos presenta.

Mónica Molina

Internacionalista | Administradora de Empresas | Agente Inmobiliario | Runner | PR en Agencia Marketing B2B | Podcaster🎙️| Foodie | Conecto Energías | Te Invito a Seguirme 🔔.

3 meses

Excelente artículo Oriol Cabane!.

Oriol Cabane Rovira

Consultor en Grandes Multinacionales | Mentor, Autor, Profesor

3 meses

Relato sacado de mi libro Desaprender, disponible en Amazon 👉 https://www.amazon.es/Desaprender-Rompe-creencias-libera-interior/dp/B0CXR1RVV7

BERNARDO OTERO

CONSULTOR EN NEGOCIOS DE SALUD ANIMAL EN AMÉRICA LATINA • Linkedin TOP Product Marketing Voice • AUTOR • PONENTE | Ayudo a empresas de SALUD ANIMAL en sus proyectos de expansión • BRANDING PERSONAL VETERINARIO

3 meses

Casa una de ellas tiene objetivos específicos y se utilizan en momentos y situaciones diferentes Oriol Cabane Rovira. Absolutamente

Alicia Ortega Muñoz

Orientadora y formadora Informática

3 meses

Oriol Cabane Rovira me ha gustado mucho tú reflexión y la calidad de tú texto. Creo que en general con las redes sociales muchas personas no ven el peligro de decir mucho sobre su vida personal a desconocidos. Yo sólo tengo LinkedIn y algunas personas no entienden porque no tengo redes sociales. A veces la línea entre lo público y lo privado si no sabes las diferencias.

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