En busca de la empatía perdida

En busca de la empatía perdida

Hace unos días me encontré con una publicación en Linkedin; en ella, un chico muy joven compartía, emocionado, las fotografías de su primer auto nuevo; de la misma forma un texto corto hablaba sobre el significado y el esfuerzo realizado para obtener dicho regalo.

En sí, la publicación me pareció inofensiva, positiva, llena de buena vibra; los logros, propios o ajenos siempre serán motivo de celebración, de reconocer que sea algo pequeño o grande, representa una recompensa al esfuerzo.

Lo que me sorprendió, tristemente para mal, fue la cantidad de comentarios despectivos, casi ofensivos, acerca de la utilidad de su publicación en Linkedin, o peor aun, acerca de lo mediocre de su éxito; argumentando que festejara cuando se comprara un auto Premium, o que un auto nuevo a su edad era algo que todo el mundo tiene. Más sorprendido resulté cuando noté que los peores comentarios venían de personajes de "altos cargos", directivos, gerentes, o de gente joven con altos puestos y que ostentan en su perfil maestrías de renombradas instituciones.

La oleada de comentarios negativos era casi igual que los comentarios positivos; afortunadamente hubo quienes sí festejaban su logro, así como las frases de apoyo que iban desde ignorar a esa gente negativa, hasta invitar a reportar los comentarios inadecuados.

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Los dedicados al desarrollo y crecimiento personal hablan todo el tiempo de inteligencia emocional, resiliencia, trabajar en equipo, perseguir causas comunes; pero mas allá de todo, hablan de Empatía.

Empatía significa tener la capacidad de colocarse en el lugar del otro; es una habilidad necesaria para poder trabajar en equipo, generar inteligencia emocional, y la base para desarrollar habilidades de ventas.

Se habla mucho del tema, se hace hincapié sobre ello todo el tiempo, y en la realidad ¿aplicamos la empatía como agua de día, tratamos de desarrollarla para favorecer al equipo de trabajo?.

Me sorprende, y no, seguirme encontrando con Gerentes que se sienten con el derecho divino de gritarle a su gente, de humillarlos, presionarlos hasta el hartazgo, por el hecho de ser Gerentes, y esa manera de trabajar persiste donde quiera que haya jerarquías de por medio.

Hoy en día, en la realidad post pandemia, suena trillado y hasta innecesario recalcar que la empatía es la base para un excelente servicio, porque hoy en día lo damos por hecho, pero parece que lo damos por hecho en papel, en proceso, en el guion de Ventas.

¿practicamos religiosamente la empatía?, es decir, como un hábito, una rutina. Más importante aun: ¿practicamos la empatía personal en todas las áreas de nuestra vida, dentro y fuera del entorno laboral?.

Reflexionemos, seamos autocríticos: Tal vez es momento de reconocer que aun nos faltan cosas por aplicar en nuestra vida, con nuestros semejantes; considero que ante el cambio es importante cambiar, debemos, uno por uno, una persona a la vez, trabajar y ser empáticos para hacer obsoleta esa frase que dicta: El peor enemigo del mexicano, es otro mexicano.

Creo que es la última oportunidad para reflexionar, abrirnos al cambio, y practicar día a día el hacer las cosas distintas, y comenzar con el desarrollo de la habilidad mas básica e importante para ser mejor vendedor, mejor Gerente, mejor padre o hijo: Empatía.

Es momento de dejar las envidias, los prejuicios, el pensar que una persona más creativa y eficaz puede quitarnos nuestro trabajo, el tratar a los vendedores como simples recursos desechables "porque yo soy el Gerente", el hacer del grito y la amenaza la forma de "trabajar bajo presión".

Como sea, nunca es tarde para cambiar.

Gracias nuevamente a todos los que me leen, quedo en espera de comentarios y sugerencias sobre temas a desarrollar.

Exito a todos.

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