España se conecta para la digitalización

España se conecta para la digitalización

Rubén G. López. Publicado el 31/10/2018 en EXPANSIÓN

Hay un tipo de infraestructuras que cada vez son más importantes para medir la competitividad presente y futura de un país: las vinculadas a su conectividad y, por tanto, a la posibilidad de acceder a Internet desde cualquier lugar a una velocidad relativamente rápida. En este apartado, España se sitúa actualmente en una posición privilegiada respecto a muchos de sus vecinos europeos.

Según indica el último informe Cobertura de Banda Ancha en España, elaborado por el Gobierno central con datos de junio de 2017, el 81% de la población nacional ya navega por la Red a más de 30 megabits por segundo (Mbps), que es la velocidad que diferencia a las conexiones rápidas de las que no lo son. Además, el 76% de los españoles se conecta a más de 100 Mbps, velocidad que se considera ultrarrápida. Y la situación es aún mejor en términos de banda ancha móvil, ya que el 97,2% de la población navega desde sus teléfonos a través de redes 4G, que son las más veloces.

Volviendo a las conexiones por cable, España es líder europeo en implantación de redes de fibra óptica hasta el hogar, a las que ya acceden el 75% de sus ciudadanos. “Para entender la dimensión de nuestra red, hemos de ser conscientes de que el número de accesos es mayor que la suma de los existentes en Francia, Alemania y Reino Unido”, tal como destaca Roberto Sánchez, director general de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información de la Secretaría de Estado para el Avance Digital, que depende del Ministerio de Economía y Empresa.

Pese a todo, sigue habiendo una franja de la población -cada vez más reducida, eso sí- que aún padece conexiones a Internet lentas e irregulares, que impiden crear negocios digitales y contribuyen, por este motivo, a la despoblación de buena parte de España. Para paliar esta situación, apunta Sánchez, “el actual Gobierno ha dotado de más fondos al programa de fomento de la demanda de banda ancha a 30 Mbps, que permite de modo inmediato a ciudadanos y empresas residentes en zonas remotas y rurales solicitar ayudas que permitan conexiones a esa velocidad, incluyendo el equipamiento necesario”.

Y es que el principal reto que actualmente afronta el país en materia de infraestructuras de conectividad es llegar a lo que se ha llamado la España vacía y desconectada, para que deje de estarlo. “Hay que tener en cuenta que si la banda ancha aún no llega al 100% de la gente es por las peculiaridades del país, que tiene una orografía complicada y una población dispersa”, opina José Luis Zimmermann, director general de la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital).

Superar esas barreras exige la colaboración del sector público y los operadores privados, al igual que ocurrió cuando hubo que llevar una línea de teléfono a todas las casas de las aldeas españolas. En este sentido, actualmente se encuentran en marcha varios programas destinados a extender hasta donde aún no llegan las conexiones rápidas y ultrarrápidas, así como las redes de fibra óptica.

Compromiso europeo

Estos proyectos deben permitir que España cumpla con la Estrategia Europea 2020. Esta hoja de ruta prevé que el 100% de los europeos deberían poder conectarse a más de 30 Mbps a finales de ese año y al menos un 50% hacerlo aún más rápido, a velocidades superiores a los 100 Mbps.

Otro de los desafíos de España es liderar la implantación de la tecnología móvil 5G, considerada una gran oportunidad para impulsar la digitalización de la economía. Según Ignacio Cobisa, analista sénior de la consultora IDC Research España, “esta tecnología será importante en términos de velocidad, pero también porque disminuirá mucho la latencia de las conexiones, algo que resulta esencial para avanzar en ámbitos como el coche autónomo o las fábricas conectadas”.

La Comisión Europea ha puesto números a la importancia de que España invierta en 5G: unos beneficios indirectos anuales de 14.600 millones de euros a partir de 2025.

Navegar es caro

Si hay un apartado en el que España obtiene mala nota en materia de conectividad es en los precios. Según el Índice de la Economía y la Sociedad Digitales, realizado por la Comisión Europea, la banda ancha es más cara en España que en otros 21 países de la UE de los 28. De hecho, solo se sitúan por detrás Croacia, Chipre, Portugal, Grecia, Malta y Eslovenia.

Desde las operadoras de telecomunicaciones nacionales ponen en duda esa clasificación porque consideran que no tiene en cuenta que la fórmula de comercialización más utilizada en España son los contratos por paquetes, que incluyen telefonía fija y móvil, banda ancha fija y móvil y, en la mayoría de casos, también televisión de pago. Sea como fuere, un contrato de teléfono fijo e internet cuesta en España 53 euros al mes, lo que supone un 27,4% más que la media europea y se aleja de los 33 euros que se pagan en Alemania, los 35 de Francia, los 40 de Reino Unido o los 45 de Italia, según datos del comparador de precios Kelisto.

“Para el nivel adquisitivo de España da la sensación de que las comunicaciones no son demasiado baratas”, opina Cobisa. Obviamente, los habitantes de las zonas rurales vuelven a ser, por la menor competencia existente, los que más se rascan el bolsillo para navegar. 

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