Estética o ética ¿qué eliges?
El gran problema del mundo es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes llenos de dudas.
Bertrand Russell
Resulta curioso observar que en un mundo cada vez más conectado, los vínculos entre las personas cada vez son más frágiles. Vivimos en un mundo de vínculos precarios a pesar de que la tecnología nos une más que nunca antes. Irónicamente una mayor conectividad hace que la gente esté más separada.
Una de las consecuencias de este nuevo paradigma tiene su reflejo en el mundo empresarial, y se concreta en el triunfo de lo más cínicos, aquellos y aquellas que motivados únicamente por su propio interés actúan de forma tal que logran alcanzar con mayor facilidad que hace décadas puestos en los que ahora las empresas ya no se fijan tanto en las destrezas laborales del ocupante sino más en sus características personales.
El cinismo es el veneno de las empresas, coloniza cerebros y aspiraciones amordazando cualquier intento de cambio del statu quo. Provoca que el escepticismo se instale en el resto de la organización como mecanismo de defensa y hace que sea difícil encontrar compromiso por el bien común. En estas organizaciones tarde o temprano cualquier liderazgo inclusivo se topará con una pared de incompetencia, debilidad o soberbia.
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Los estudios sobre el asunto revelan de manera alarmante que existe una gran mayoría de trabajadores cuyo grado de compromiso está más cerca del tedio y del miedo que de la pasión y el propósito. Nos hablan de organizaciones que crean estructuras, procesos y prácticas articuladas en la creencia de que la cooperación y el compromiso surgirían espontáneamente de fomentar la competencia, el ego, el juicio y la separación.
La era de Internet ha precipitado una nueva visión del mundo, que contempla más cerca que nunca anteriormente la posibilidad de una inteligencia colectiva y diversa. El cínico se mueve aquí como pez en el agua, sólo tiene que adueñarse de algunos conceptos, tomar prestadas formas de actuar y relativizar cualquier problema profundamente humano en nombre de la eficacia, la eficiencia y el buen nombre de la compañía.
Sin embargo, la estrategia sigue siendo la esperanza y frente a la tradicional jerarquía vertical, -la jerarquía basada en el puesto de trabajo que ocupas-, surge una nueva jerarquía más horizontal, - basada en la realización-, basada en el cómo hacemos las cosas que hacemos. También hoy la influencia de la gente nace de la colaboración y la reputación. También hoy la lógica habitual ha dado paso a una nueva lógica en la que muchas de las reglas que conocemos se vuelven insuficientes para gobernar la conducta humana.
Encontrar catalizadores que promuevan el cambio en estos aspectos no será tarea sencilla. Se trata de un acto de auténtica creatividad, un viaje imaginario hacia un futuro deseable para nosotros y para los que nos sucedan. Confiamos en los demás porque la confianza activa mecanismos de apego social necesarios para conseguir los éxitos que de manera individual serían inalcanzables. Que la confianza construye confianza tiene una base biológica que proviene del concepto de ventaja mutua.
La antropóloga Margaret Mead señalaba que nunca había que subestimar el poder de unos pocos comprometidos en cambiar el mundo pues de hecho ha sido lo único que lo había logrado.
Vicepresidenta en Fundación Iniciativa Social
5 añosEtica por supuesto