INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y MERCADO LABORAL
La transformación del mundo promueve la restructuración absoluta e independiente de la realidad en todas sus dimensiones. El despartís de la tecnología permite que lo fantástico se convierta en palpable. Y dichos mecanismos, que pareciesen arrancados del ensueño de un artista, edifican oportunidades en la sociedad en pro de su encumbramiento. De lo contrario, se entiende que los hombres están condenados a vivir en tiempos semejantes a la Edad Media, donde una parálisis facial, por ejemplo, era comprendida como un extraño e irreparable conjuro a causa de un deseo inadmisible. Es decir, ante la ausencia de conocimiento, se consideraba oportuno la invención de teorías fantásticas que retrasaban el desarrollo de la humanidad y adormecían el intelecto. En consecuencia, se entiende que el ser humano siempre está en la búsqueda constante de la <<verdad>> (aunque hay excepciones históricas y/o particulares). Ahora bien, debe entenderse dicha <<verdad>> como la fuerza bíblica y gloriosa una vez alcanzado el conocimiento que, acoplado a los artilugios propios de la época, permiten no solo la fortificación y eternidad de la raza humana, sino el aligeramiento diario de las labores. Es decir, se facilita el ritmo de vida de los seres humanos al heredar las labores complejas a los operarios tecnológicos. Valga la ironía, dichos operarios tecnológicos pueden trabajar “más de 20 horas diarias y no se cansan, sin considerar que no exigen un pago proporcional por las labores y no demandan un seguro de vida y derechos afines”. Y es que la tecnología es poderosa, pero más poderoso es el ser humano no por “haberla inventado”: sino por “haberla redescubierto”. Llegado a este punto, es imperioso resaltar una semejanza curiosa: la construcción de los sistemas informativos propio del “despartís”, emulan la realidad humana en un terreno intangible y soñado, disfrazado de una belleza arrebatada cuyo esqueleto lo conforman códigos y números binarios. Ahora bien, para teatralizar dicho escenario en pro del entendimiento, procedo a detallar lo siguiente: podría argumentarse que cada chip o parte de una computadora tiene un componente similar a un órgano del cuerpo humano. ¿Cómo es eso posible? Cito tres características: el hardware emula la piel, el software emula los sistemas viscerales y el enchufe emula la boca, por donde ingresa la energía. Es decir, retomando la postura anterior, se revalida: el ser humano “redescubre” la tecnología. Y lo mismo pasa con la inteligencia: es por ello que se tiene la dimensión de <<inteligencia artificial>>.
Partiendo de todo lo dicho anteriormente, se entiende que <<inteligencia artificial> es un estado “neurológico” previamente “programado” para que dé respuestas o ejecute acciones sin una asesoría o mandato previo. Es decir, si a una computadora se la ha dotado de <<inteligencia artificial>>, dicha computadora tendrá la potestad de dar respuestas “acertadas” ante situaciones que se le presente según lo que “ella” convenga. Entonces, podríamos elaborar la conjetura que dicha <<inteligencia artificial>> no es más que la representación del “yo”, “ello” y “superyó”, sin considerar la “personalidad”, que desencadena en las desiciones, las cuales tanto abundaría Sigmund Freud en sus libros. Y de nuevo, sin darnos cuenta, retomaríamos la tesis del “redescubrimiento”. Sin embargo, dicha postura, que posiblemente promueve la auto-admiración de la raza, no es más que un apéndice que cuelga de una rama que se extravía en la maraña. Para Haugeland, por ejemplo, la <<inteligencia artificial>> “es una cosa nueva y diferente” que abunda principalmente en las computadoras con la finalidad de otorgarle ciertas características para que sean simplemente “trabajadores dedicados” que cumplen labores especificadas previamente; es decir, para lograr dicho encanto, deben emprender determinaciones “muy parecidas a lo que se supone que hace la mente” (Haugeland 2003: 11).
Ahora bien, según el portal informativo web Observatorio de RRHH, “cada vez son más los especialistas que se adentran en el mundo de la creación e innovación de androides”. Se debe entender <<androides>> como la forma más compleja de la posesión de <<inteligencia artificial>>. Cabe especificar que dichos “androides” pueden ser artilugios mecánicos complejos, también conocidos como robots; o también “androides” virtuales, es decir, intangibles, que se encargan de responder mensajes administrativos en las empresas con la finalidad de aumentar la productividad en ese sector, mejorar la calidad de la atención al no apelar a las características humanas siempre propensas al error, y para reemplazar, en parte, “la mano de obra humana”. Es novedoso especificar “la mano de obra humana”, porque a las fechas actuales ya se puede empezar a hablar de “la mano de obra cibernética”. En consecuencia, la <<inteligencia artificial>> no es concepto nuevo. Lo detallado con buena pluma en los guiones de ciencia ficción ya es realidad. Y las personas deben aprender a “convivir con ello”. Aunque también podríamos argumentar que también deberían aprender a “competir con dichas fuerzas”. Ahora bien, para comprender lo concerniente a “convivir con ello”, se debe especificar que, por ejemplo, en España se está implementando cada vez más la <<inteligencia artificial>> en las empresas. Y ello no solo para reemplazar la “mano de obra humana”, con la finalidad de generar mayores ingresos económicos, sino también como una forma de salvaguardar la salud en las personas.
Para abundar sobre este punto, el portal informativo web Puro Marketing señala que “en China, el 31% de los encuestados”, para saber si las empresas donde laboran trabajan con <<inteligencia artificial>>, responde afirmativamente; de igual manera, “un 26% en Canadá y un 24% en EEUU”. Por otro lado, “los porcentajes en Europa donde del 20% en Reino Unido, 18% en España” (tal y como se había mencionado anteriormente), un “16% en Francia y 15% en Alemania”. Llegado a este punto, debe entenderse que una persona que está todo el día frente a un computador, sin alimentarse adecuadamente y no realizar las actividades físicas rutinarias como es debido, ve dañada considerablemente su salud: y a un plazo cercano puede ser víctima de males cardiacos, por ejemplo. Entonces, la “mano de obra cibernética” debe entenderse como un reemplazo eficaz del ser humano en labores que no merecen ser realizadas para salvaguardar la integridad y salud. Esto, sin lugar a dudas, propiciará una nueva forma de ver y comprender el mundo a la fecha. El camino, definitivamente, será complicado: y es por ello que la convivencia ayuda a entender el verdadero panorama que propicia un auge en la raza en todo aspecto desde donde se aborde la problemática.
Ahora bien, para comprender lo concerniente a “competir con dichas fuerzas”, es imperioso retrotraernos en el tiempo hasta el año 1760 cuando se dio inicio la Revolución Industrial. Dicho proceso histórico provocó un cambio significativo en la vida de las personas, quienes estaban acostumbradas a la vida de campo. Dicho cambio significativo no se debió únicamente a la “imposición” de una rutina de trabajo novedosa en primera instancia, sino también al ejercicio desmedido propio de los esclavos, donde las personas eran vistas, irónicamente, como “robots”. Esto, sin lugar a dudas, hace referencia a la cantidad de despidos que se dieron porque la maquinaria reemplazaba los esfuerzos humanos. Y ello provocó la explotación en las fábricas en un ambiente novedoso donde el derecho todavía no abundaba sobre dichos términos y circunstancias. Entonces, tomando de referente lo dicho anteriormente, ¿no es acaso el “despegue” de la <<inteligencia artificial>> un nuevo concepto de “Revolución Industrial”? Posiblemente se está ante un panorama que no se conoce del todo. Ya que todo lo que se sabe parte únicamente de la ciencia ficción y de ciertas conjeturas que brotan de teorías pequeñas (en comparación con la verdadera dimensión de <<inteligencia artificial>>) que felizmente han sido comprobadas. Es cierto, sí, que dicha <<inteligencia artificial>> promueve el cuidado de la salud humana y demás determinaciones afines. Sin embargo, ¿qué sucederá con las personas cuyos puestos se reemplazarán por dicha <<inteligencia artificial>>? ¿Realmente la sociedad está preparada para un cambio sustancial en el acontecer de la humanidad? ¿Cuál será el <<nuevo sustento>> de los <<nuevos desempleados>> ante los <<nuevos mecanismos>>?
El panorama que se bosqueja no es del todo crítico. Para comprender dicha hipótesis es importante ver la problemáticas desde dos postura: la postura A y la postura B. La postura A trata de lo pernicioso. Según el portal informativo web El Tiempo, “un estudio en 2013 de la Universidad de Oxford aplicada a 700 profesionales en Estados Unidos concluyó que 47% estaban [en] alto riesgo de convertirse en oficios automatizados”. Es decir, casi la mitad de las personas estaba en riesgo de perder un empleo. Y aunque la respuesta puede resultar simple: “innovación”. No es del todo fácil. Ya que, si se “automatizan” las labores propias de un secretario, por ejemplo, ¿la <<inteligencia artificial>> configura la fuente de extinción de dicha profesión? Entonces, ¿cuántos secretarios serán despedidos automáticamente para ser reemplazados por un androide? Las empresas incrementarán considerablemente sus ganancias, pero los ciudadanos no tendrán dinero para comprarla a causa del desempleo. Es decir, no es tan fácil como parece, así como lo fue alguna vez la Revolución Industrial. La <<inteligencia artificial>> configura la Revolución Industrial del siglo XXI.
Ahora bien, ¿cómo se define realmente el <<desempleo>> (o <<desocupación>>) en la actualidad (que vive ya en el futuro)? Podríamos argumentar que el <<desempleo>> no es una situación desfavorable donde únicamente las personas con facultades óptimas para el trabajo no pueden laborar ya sea por falta de oportunidades o por despido; sino también podría ser definido como el despido arbitrario de las generaciones ante su fuente de ingresos a fin de irónicamente salvaguardar su salud, enriquecer considerablemente las arcas de las empresas, y evidenciar la falta de políticas gubernamentales para regular esta nueva “fuente de poder”, que, como todo “poder”, puede irse de las manos de quien no sabe gobernarlo y dirigir sus cualidades en buena medida, imperando la justicia.
Sin embargo, realidad no es tan drástica y adversa como se presenta. Claro está, dependiendo de la manera correcta en que se abarque y comprenda las nuevas posibilidades. Por ejemplo, el uso de la <<inteligencia artificial>> en los campeonatos de ajedrez ayudan muchísimo a los participantes a enriquecer su intelecto con la finalidad de mejorar sus estrategias en el juego. Sobre este punto, se debe especificar que hay programas de computadoras que compiten a la par con ajedrecistas reconocidos y condecorados de talla mundial. Sin embargo, a la fecha se suscita un evento particular e ingenioso propiciado por Google en esta rama. Según el portal informativo web La Vanguardia, Alpha Zero (un programa de computadoras exclusivo para las competencias de ajedrez) “no está basado en el conocimiento humano”, sino “únicamente en su capacidad de autoaprendizaje”: ya que jugó “casi cinco millones de partidas durante cuatro horas consigo mismo”, obteniendo “el mismo conocimiento que los humanos en casi 1400 años”. ¿Cómo es posible que 1400 años de conocimientos humanos puedan ser comprendidos en 4 horas? Esto, sin lugar a dudas, evidencia el poder incalculable de la <<inteligencia artificial>> que debe ser utilizado con cautela y sobriedad, y no como una curiosidad que puede ser experimentada en todas sus formas. Otra referencia del aspecto positivo de la <<inteligencia artificial>> se encuentra en las declaraciones de Bill Gates, fundador de Microsoft, recogidas por el portal informativo web Tic Beat, donde se resalta que dicho cambio rotundo acarreará altos niveles de productividad y creatividad en la vida de los seres humanos; claro está, no descartando el lado negativo, que coincide perfectamente con lo argumentado líneas previas, pero que valida el riesgo del <<desempleo>> al considerarlo propio del cambio en una era donde los seres humanos deben convivir con androides.
En la actualidad, en lo concerniente a las carreras que abundan la dimensión <<inteligencia artificial>>, sin lugar a dudas nos encontramos con la Informática. Ya que, el desarrollo propio de su sistema de información promueve el uso constante de dicha tecnología novedosa, donde no se apela únicamente a la programación, sino al “juicio crítico artificial”. Y es que, por otro lado, la tecnología yace acoplada a todas las ramas de estudios que existen a la fecha, ya sea de forma imperante o secundaria. Además, porque la tecnología vive arraigada en todas las instancias de la vida de la generación actual. Y ante un cambio significativo en las bases de dicha tecnología, todo lo que de alguna manera “depende” de su magia: se verá afectado directa o indirectamente. Es decir, en algún momento de la historia, que tal y como se conforma el asunto trata de poco tiempo, todas las carreras irán migrando a la <<inteligencia artificial>>. Ahora bien, una vez explicado este punto, considero oportuno detallar que, más allá de los despidos presumibles que se ejecutarán sin lugar a dudas, dicho accionar ya predicho puede ser revertido si se considera lo siguiente: la revaluación de la realidad humana y las nuevas formas de empleo, similares a los dictaminados para la “extinción” total o parcial, para que sean reemplazados inmediatamente.
Para esto, se debe entender lo siguiente: el empoderamiento de la <<inteligencia artificial>> es imparable. No se puede evitar y únicamente se debe entender como parte de un nuevo proceso histórico que, así como otros compendiados en los textos académicos, traen renovación y tristeza. “Renovación” por los cambios radicales efectuados y “tristeza” por la falta de previsión a consecuencia de dicha “renovación”. Sin embargo, aunque cause mucha “tristeza”, permitirá a la raza humana prosperar significativamente. Pero claro, como es debido, retomando la postura previa, donde se debe evaluar la dirección de dicha “fuerza” para usarla en pro del beneficio de la comunidad y o únicamente para el enriquecimiento de un sector: al tema de forma novedosa y general. ¿Todo cambia? Sí. Y cambiará hasta en el Derecho, porque no sería ilógico pensar que en los años venideros se emprenderán demandas, por ejemplo, para reclamar los derechos laborales fundamentales ante un despido arbitrario de un ser humano cuyo puesto fue reemplazado por un robot; o, por el contrario, se popularice en las redes sociales una demanda que emprende un androide porque sus labores se ven reducidas a causa de la ineficiencia humana (reitero: siempre propensa al error). Y, aunque resulte irónico, la vida humana fue la causante de la invención de dichos seres tecnológicos que le causan perjuicios, claro está, analizando los hechos desde el panorama propuesto anteriormente. Aunque también se podría visualizar una circunstancia donde tanto humanos como androides (debe entenderse que los androides no son seres tecnológicos programados, sino dotados de <<inteligencia artificial>>) trabajan de la mano para conseguir un mundo mejor, donde todas las ramas de estudio se compenetran entre todas para alcanzar <<el saber>> y no retornar a la “Edad Media” que posiblemente sea sinónimo de los tiempos actuales, donde lo conocido que tanto se presume que es abundante: apenas es limitado. Reiterando por tercera vez: los seres humanos son propensos al error. Entonces, ¿la <<inteligencia artificial>> debe ser comprendida como un posible error del ser humano? ¿Se debe evitar? Tal y como lo diría el científico Stephen Hawking, y que fue recopilado por el portal informativo web Europa Press: “podría significar el fin de la raza humana”. Sin embargo, la inteligencia humana es más poderosa que la <<inteligencia artificial>>, aunque esta última aprenda en 4 horas lo que los seres humanos aprendieron en 1400 años: y, por ende, sabrá lidiar en qué puntos abundar y en qué puntos restringir dicha “fuerza”.
BIBLIOGRAFÍA
EL TIEMPO
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HAUGELAND, John
2003 La inteligencia artificial. Cuarta edición. Siglo veintiuno editores, S.A. de C.V. México. Consulta: 08 de agosto de 2018.
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2017 “Alpha Zero, el programa que revoluciona el ajedrez y puede cambiar el mundo”. La Vanguardia. España, 14 de diciembre. Consulta: 09 de agosto de 2018.
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2018 “El impacto de la inteligencia artificial en el mercado laboral de España”. Observatorio de RRHH. Chile, 27 de junio. Consulta: 08 de agosto de 2018.
PUROMARKETING
2018 “Inteligencia Artificial en el mercado laboral: entre el optimismo y la cautela”. PuroMarketing. España, 26 de junio. Consulta: 09 de agosto de 2018.
TIC BEAT
2017 “Bill Gates asegura el impacto positivo de la IA en nuestras vidas”. Tic Beat. España, 29 de septiembre. Consulta: 09 de agosto de 2018.