La estrategia del carpintero

La estrategia del carpintero

Ayer estaba caminando por una antigua carretera rural que está ahora dentro de la ciudad y me encontré una carpintería. Me llamó mucho la atención dado que en este momento necesito bastante unos trabajos de madera.

Entré y quedé fascinado con lo que vi. El tiempo se había detenido allí hace décadas, muchas décadas.

La madera que tenían en tablones y en listones era la misma de siempre. El olor a aserrín y el de los disolventes y de los pegantes me traían recuerdos desde mi infancia.

Había cientos de frascos, tarros y envases con tintillas, sellantes, pinturas, pegantes, lacas y muchos otros líquidos viscosos que no tengo idea de para qué sirven. Casi ninguno tenía una marca. No necesitan tenerlos marcados.

Las herramientas seguían siendo casi las mismas de hace 50 o 100 años. A lo mejor las nuevas tienen cubiertas diferentes, pero, en esencia, hacen lo mismo.

Las repisas, cajones, gabinetes, muebles y puertas que elaboraban tenían un estilo que no era ni rústico ni moderno. Estaban bien acabados y el trabajo era pulido, pero claramente no era un taller de diseño.

El sonido penetrante de las sierras, las pulidoras y los taladros debe haber estado en esa carpintería desde toda una vida, o varias. De hecho, me contó el propietario que él había heredado la carpintería de su padre, y que su propio hijo estaba trabajando con él. También había heredado la pequeña casa que estaba pegada a la carpintería, y donde había vivido toda la vida.

Me despedí y seguí caminando y, al principio, pensé que debía ser una delicia poder tener un negocio como el del carpintero; con su vida sencilla, estable y predecible.

Pero más adelante pensé que el carpintero hace 40 años y el hijo ahora se habían quedado bloqueados en un negocio, una casa y unas rutinas sin nunca haber podido evolucionar, cambiar, enriquecer o reinventar sus vidas. Ahí estaban viviendo como vivía su padre hace 40 años, confiado en que dentro de otros 40 estará su hijo igual que él.

Ni él ni su hijo está preparados para los cambios que cn seguridad vendrán. El día llegará cuando la alcaldía los expropie para ampliar la carretera aquélla que ya dejó de ser rural y se convirtió en urbana; cuando llegue Ikea y a todos los clientes le empiece a parecer que mejor prefieren ser de estilo nórdico; cuando los controles a la evasión fiscal se modernicen y tengan que cobrar y pagar IVA, además de todos los impuestos, aportes, tasas y contribuciones; cuando llegue una costosa tecnología que fabrique muebles de forma completamente diferente y más económica.

Ese día, acabarán trabajando como empleados y su patrimonio se habrá desaparecido, como los patrimonios que se pierden sin que sus dueños se den cuenta. La estabilidad es una ilusión costosa.

Seguí caminando y pensé en que conozco muchas familias empresarias que están en el mismo problema y que tampoco tienen idea de la situación en la que están.

Como el de la carpintería, un modelo de negocio relativamente sencillo, predecible y sin muchas presiones externas no es precisamente el caldo de cultivo para la innovación.

-         Yo no creo en la estrategia, - he oído decir a muchos empresarios.

Pero eso no es cierto. Aunque no tengan un documento con una estrategia plasmada y explícita, aunque no hayan hecho el ejercicio de sentarse a pensar en la estrategia, tienen una estrategia; una que les ha servido durante muchos años.

Tienen la misma estrategia de la carpintería. Ofrecen productos relativamente estandarizados (aún estando en el negocio de la tecnología o del diseño). Mantienen procesos sencillos. Hacen bien su trabajo y con eso garantizan la lealtad de sus clientes, quienes afortunadamente no dependen de esta empresa para ser competitivos (¿para qué me pongo a cambiar el proveedor del servicio de vigilancia?).

Su estrategia de mercadeo es la del “voz a voz”; ponen el celular en el escritorio y se sientan a esperar a que suene. Y suena. Y venden.

Su estrategia de rentabilidad es sencilla: pagan salarios mínimos, o los mínimos posibles, evitan invertir en lo que no es absolutamente indispensable. Las instalaciones son anticuadas, sencillas y feas. Sus empleados son parecidos. "Lo que se ahorra en gastos es lo que nos ganamos". No se invierte mucho en crecer, porque ya se creció mucho.

Los objetivos de crecimiento no son ambiciosos y el perfil de riesgo que tienen los propietarios son conservadores.

La estrategia del negocio sí existe, lo que pasa es que está tan metida en la forma de hacer el negocio y en la forma en la que se toman las decisiones (o en la forma en que se evitan), que pasa desapercibida.

Sin embargo, esa estrategia de esos negocios que se manejan como la carpintería, son mucho más estrategia que la que contienen los documentos más elaborados. Esa estrategia es la realidad, es la que está implementada. Buena o mala (mala en este caso) la estrategia y la realidad de la empresa se han cristalizado en una simbiosis; son una sola.

Esa estrategia es difícil de cambiar porque tiene demasiados elementos inconscientes y profundamente arraigados en los procesos, las creencias, la cultura y las personas.

Mientras que no se logre hacer explícita la estrategia, no se podrá analizar, ni ponderar ni modificar. La estrategia de los fundadores que están emocionalmente invertidos en su negocio existe, no se deja revisar ni cambiar fácilmente. Por eso es que la mayoría de los negocios no pasan de una generación a otra.

Usted sí cree en la estrategia; cree en su estrategia, la que le cuesta mucho revisar; la que le dio muchas satisfacciones, pero que le impide progresar.

Claro que usted cree en la estrategia: ¡en la estrategia de la carpintería!

Espero que la semana entrante esté la carpintería para mandar a hacer unas repisas y unos cajones.

Espero que el hijo del carpintero no esté pasando la hoja vida para trabajar próximamente en Ikea.

María José Salas Barriga

| Capacitador | Proyectos | Mejora continua | PMP® | Scrum Master | Lean & Six Sigma | Bizagi | EMBA |

2 años

Como siempre, regalándonos historias maravillosas que nos hacen reflexionar. Gracias !

Excelente primo. Precisamente, esta mañana hablaba con mi hermano, y le comentaba que aqui los vendedores de propiedad raiz no tienen estrategia. Ellos solo esperan que los llamen y los traen a que uno sea el que vende. 🤔 Ahi si que tienes un nicho para asesorar, primo!

Emilio Pizano De Narváez

Consultor, Asesor y Miembro de Juntas

2 años

Muy bueno, de muchas reflexión, profundidad y acierto.

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