La relación médico-médico

La relación entre médicos es una relación compleja y multivariada, donde se superponen la idealización, el temor reverencial, la confraternidad, la competencia y la soberbia.

En el Corpus Hippocraticum, escrito en el siglo V A.C, se ha escrito : “tributaré a mi maestro de Medicina igual respeto que a los autores de mis días, partiendo con ellos mi fortuna y socorriéndoles en caso necesario; trataré a mis hijos como a mis hermanos, y si quisieran aprender el arte, se los enseñaré desinteresadamente y sin otro género de recompensa. Instruiré con preceptos, lecciones habladas y demás métodos de enseñanza a mis hijos, a los de mis maestros y a los discípulos que me sigan bajo el convenio y juramento que determina la ley médica y a nadie más”. Ello equivaldría en su versión moderna a un llamado para el trato fraternal y de respeto, entre médicos.

Este resumen describe tres niveles de trato entre médicos:

A)    Trato al maestro, como una figura paterna. Generaría subordinación emocional, aunque a veces también intelectual

B)    La del discípulo, de tipo filial, a veces de subordinación. Distorsionada por acciones de maltrato, acoso y hasta violencia física y/o psicológica, con prevalencias entre el 60 al 95%.

C)    La del colega, que debería ser de tipo fraterna, pudiendo incluir diferentes escenarios como por ejemplo la del médico como paciente (experimentando en ese estado indefensa emocional, consultas poco estructuradas, mal seguimiento de recomendaciones terapéuticas por parte de los médicos); el médico como par (con actos poco éticos, guiados por la soberbia y la realidad que buscan descalificar al otro médico) .

Esto genera desconfianza en el paciente y constituye el origen de los juicios por mala praxis. Algunos expertos señalan que: “detrás de todo reclamo por mala praxis, existe un abogado, pero detrás de ese abogado, existe un médico”.

Las malas relaciones entre médicos que involucran la atención de pacientes, deben resolverse con una adecuada comunicación con la familia, el buen trato bidireccional, la educación ética en el pre y post grado y el reporte de los actos anti-éticos a las instancias de control, buscando las acciones correctivas y sanciones que correspondan.

Tomado de Greca, Gallo, Parodi, Carlson, en el Libro "Medicina Ambulatoria"