La vivienda social en El Salvador

La vivienda social en El Salvador

La vivienda social es un derecho humano fundamental, y es responsabilidad de nosotros los arquitectos diseñar viviendas que sean seguras, asequibles y habitables para todos.

En El Salvador, es fundamental considerar la cultura y las necesidades específicas de las comunidades locales al diseñar viviendas sociales. Esto significa que el diseño debe tener en cuenta el entorno y las circunstancias en las cuales se desarrollan los espacios habitables.

En mi observación de los diseños actuales de viviendas sociales en El Salvador, he notado que aún hay mucho por hacer para mejorar la calidad y eficiencia de las viviendas. Muchas viviendas sociales son inseguras, poco habitables y no cumplen con los estándares mínimos de calidad, he incluso en muchas ocasiones, no existe si quiera la intención de generar viviendas de carácter social en comunidades o suburbios del país.

Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 2018, alrededor del 30% de los hogares en El Salvador no tienen acceso a una vivienda adecuada, lo que significa que viven en viviendas inseguras, inadecuadas o hacinadas. Además, muchas de las viviendas informales en El Salvador se construyen sin permisos adecuados y no cumplen con los estándares de construcción necesarios para garantizar la seguridad y la habitabilidad.

La vivienda social en El Salvador, ha evolucionado a lo largo de los años para adaptarse a las necesidades cambiantes de la población. Durante la década de 1970 en El Salvador, la vivienda social estaba en el centro de la atención pública debido a la falta de viviendas asequibles y adecuadas para la población de bajos ingresos. El gobierno salvadoreño estableció el Instituto de Vivienda Urbana y Rural (IVU) para abordar este problema y construyó una gran cantidad de viviendas sociales en todo el país.

Sin embargo, muchos de estos proyectos de vivienda social se vieron afectados por la falta de planificación y la calidad deficiente de la construcción, por lo cual esta en nuestras manos, el tomar la conciencia debida, para los futuros proyectos que constituyan un progreso social definitivo.

Según datos del Ministerio de Vivienda, en 2018 se estimó que había alrededor de 860,000 hogares en El Salvador, de los cuales el 20% eran considerados en situación de hacinamiento, lo que significa que varias personas comparten un mismo espacio habitacional. Además, muchos hogares carecen de servicios básicos como agua potable, saneamiento y acceso a electricidad.

Dicho esto, queda en evidencia, el poco control que las instituciones poseen sobre las reglamentaciones de construcción y planificación para vivienda social en los diferentes sectores del territorio salvadoreño, por lo cual, es necesario estandarizar los análisis puntuales para la identificación sitios eficientes para el desarrollo de espacios dignos de vivienda.

Si bien se han implementado políticas y programas para abordar el problema de la vivienda social en el país, todavía queda mucho por hacer para garantizar que todas las personas tengan acceso a una vivienda adecuada y segura en El Salvador.

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