Minicrítica de "McCabe & Mrs. Miller" (1971)
“Robert Altman ha realizado una decena de películas que pueden llamarse, de una u otra manera, grandiosas. Pero solo una de ellas es perfecta. Esa película es McCabe & Mrs. Miller”
Roger Ebert
Ella suele compartir textos, imágenes y canciones de Leonard Cohen una que otra vez por semana en sus redes sociales. Incluso al hablar, sonreír, tocar el bajo o engreírme con su vieja cafetera italiana, sus gestos tienden a adoptar una armonía afín a la obra del compositor canadiense. Aquella admiración empezó a resultarme familiar el día en que me topé con “McCabe & Mrs. Miller” (1971), una película cuyas virtudes en la dirección y cinematografía le deben mucho a las de Cohen en el arreglo de la banda sonora.
"[McCbabe & Mrs. Miller] presenta una riqueza técnica que facilita la empatía hacia sus personajes y la verosimilitud en su toma de decisiones."
El apostador John McCabe llega a un pueblo minero con la intención de establecer un burdel. Debido a la excesiva demanda local y a su escaso conocimiento del negocio, aceptará la ayuda de Constance Miller, una prostituta cuyo fuerte y decidido carácter evidenciará, con el pasar de los minutos, el endeble espíritu de su asociado. Ante el constante rechazo de McCabe a las ofertas de una gran empresa por comprar su negocio, tres mercernarios serán enviados al pueblo con la intención de asesinarlo y facilitar la adquisición.
Nominada al Oscar por la interpretación de Julie Christie, “McCabe & Mrs. Miller” presenta una riqueza técnica que facilita la empatía hacia sus personajes y la verosimilitud en su toma de decisiones. El director Robert Altman y el director de fotografía Vilmos Zsigmond construyen una atmósfera sucia y difuminada, inmersiva cuando se priva de diálogos y nostálgica cuando es bañada por las melodías de Cohen.