Nada nuevo bajo el sol. Orden o piedad.
Muchas veces ya en el pasado he podido comprobar personalmente que una democracia es un régimen incapaz de ejercer el imperio sobre otros pueblos ...
Pero lo más grave de todo ocurrirá si ninguna de nuestras decisiones permanece firme y si no nos damos cuenta de que una ciudad con leyes peores, pero inmutables, es más fuerte que otra que las tiene buenas, pero sin autoridad, de que la ignorancia unida a la mesura es más ventajosa que el talento sin regla y de que los hombres más mediocres por lo general gobiernan mejor las ciudades que los más inteligentes.
Esto fue lo que parece que dijo en su discurso Cleón. Intentaba convencer a los atenienses para no ser ni clementes ni humanitarios con los derrotados mitileneos. Así lo recogió Tucídides en su Historia de la guerra del Peloponeso. Un canto a la inflexible fuerza de la tradición y de la autoridad que por nada ni por nadie debe cambiar, una reivindicación de la autoridad fuerte que determina la voluntad de los demás mediante el miedo.
El miedo a perder el poder de los políticos está llevando a la democracias a evidenciar sus peores debilidades, la ineficacia ante los grandes retos globales, las resistencias a encarar los problemas, los discursos vacíos y complacientes son cada mas comunes y contrastan con esa otra firmeza de los que tienen la "verdad" y la exponen sin temor.
Las decisiones precipitadas desde la cólera y la avaricia parecen así políticas de estado inteligentes y decididas.
Las sabias decisiones pueden llegar a ser más lentas... pero deberán ser tomadas y son tan importantes que todos debemos estar concernidos y comprometidos.