Necesitamos alternativas “mágicas”

Necesitamos alternativas “mágicas”

Cuando nos enfrentamos a una crisis o simplemente a una situación comprometida ¿pensamos que siempre hay una salida imaginativa? La realidad no es así. Estadísticamente hablando hay muchísimas más opciones de las que habitualmente pensamos.

Lo normal es que trabajemos con las opciones más habituales, lo que ya habíamos planteado en circunstancias similares o lo que otras empresas han hecho en casos parecidos.

Recordamos el caso típico que se estudia en las escuelas de negocio en la asignatura de Análisis de la Toma de Decisión. El problema consiste en intentar unir todas las capitales europeas de la forma más eficiente (recorriendo menos kilómetros de forma agregada). La cantidad de alternativas es totalmente increíble. Ante esta diversidad de opciones lo que suele hacer la mente humana (ir de ciudad en ciudad acudiendo a la ciudad más cercana a la previa) se demuestra inoperativa. Esta alternativa no es la más eficiente, ni mucho menos. Es preciso “echarle imaginación” para proponer la opción más eficiente. Es más, si le damos este problema a la inteligencia artificial no conseguirá la forma más eficiente, porque al igual que hay sesgos humanos también hay sesgos algorítmicos.

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Estamos acostumbrados a pensar soluciones poco imaginativas, y la verdad es que la inteligencia artificial no siempre nos facilita las mejores opciones. Sin embargo, un trabajo conjunto es posible que sí que tengamos las mejores opciones ante situaciones críticas.

Hay una figura histórica poco conocida (de hechos no del todo contrastado) que me gustaría compartir, independientemente de que sea o no cierta al ciento por ciento considero interesante ver la capacidad del ser humano para solucionar problemas que parecen callejones sin salida. Estoy hablando del “mago de la guerra” Jasper Maskelyne. Hijo y nieto de mago decide poner sus habilidades al servicio del bando aliado en la segunda guerra mundial.

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Cuando los servicios secretos británicos tienen noticia de que la aviación alemana tiene pensado sobrevolar y bombardear el puerto de Alejandría para anular la capacidad de abastecimiento del bando aliado en la zona tienen claro que hay que tomar una decisión. Maskelyne recibe el encargo y el mago de la guerra plantea reproducir “en cartón piedra” todo el puerto así que por la noche, cuando saben que van a sobrevolar, aprovechando que los bombarderos alemanes no tienen radar, ponen en escena “la otra Alejandría”. Apagan todas las luces del puerto real e iluminan la recreación. La historia merece la pena conocerla.

La moraleja de esta historia que me gustaría extraer es que quizás los sesgos habituales a la hora de tomar decisiones nos lleva a acudir a las soluciones simples y nuestro valor, por encima de la inteligencia artificial, es echarle imaginación y plantear opciones fuera de nuestra zona de confort. 

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