PINTAR LA LENGUA
Los colores que pintan la vida forman parte de una extensa gama que va coloreando nuestra lengua. En dicha gama se insertan unas palabras llamadas “adjetivos”: amarillo mangó, verde quenepa, rojo flamboyán, turquesa del mar.
La palabra “adjetivo” deriva del latín “adiectivus”, que quiere decir “que se agrega”. Según IEDRA, la palabra deriva de adjetivar (calificar a algo o a alguien de lo que se indica). Los adjetivos son una clase de palabras que se utilizan para describir o modificar el sustantivo. Su uso en la lengua se documenta desde 1705. Como modificadores del sustantivo, lo hacen de manera amplia ya que, pueden indicar más rasgos, género e inclusive número del sustantivo (ordinales, cardinales). En un gran número de casos, el adjetivo denota propiedades o cualidades. De modo general, en español, suelen colocarse después del sustantivo (libro nuevo); mientras que inglés suelen ir antes (new book).
La Nueva gramática de la lengua española (RAE, NGLE), distingue, entre las clasificaciones de los adjetivos, los adjetivos calificativos de los adjetivos relacionales. Los primeros expresan cualidades o propiedades (producto barato), mientras que los segundos suelen denotar tipos de entidades o relaciones entre ellas (agrícola en política agrícola).
El adjetivo calificativo denota una cualidad o propiedad de la entidad denotada por el nombre al que modifica o del que se predica, como en profesor entusiasta, calle sucia. Pueden graduarse a través de procedimientos sintácticos (muy grande, bastante joven) o morfológicos, mediante distintos grados de comparación (bueno, buenísimo; grande, grandísimo), cuyo uso depende del contexto y, en ocasiones, de la percepción.
Los adjetivos relacionales expresan el vínculo que existe entre el sustantivo al que modifican y la base de la que el adjetivo proviene o con la que están asociados. Entre estos figuran los explicativos y los especificativos:
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Gran número de adjetivos de sentido valorativo o afectivo aparecen antepuestos o pospuestos con igual naturalidad en cualquier registro, si bien la posición antepuesta (un peligroso incidente) se suele asociar en la conciencia de los hablantes con los registros más formales, mientras que la pospuesta (un incidente peligroso) no está marcada en este mismo sentido (RAE, NGLE).
El adjetivo antepuesto indica una cualidad más bien inmaterial y el contenido figurado de naturaleza evaluativa: alta cuna (origen), buen hombre, cierta noticia (indeterminada), gran persona, vieja amiga, simple pregunta. Mientras que el adjetivo pospuesto, por el contrario, tiene un significado más concreto y preciso que el antepuesto: