Slow Parenting
Un nuevo modelo de crianza
Por Claudia Schiappa-Pietra
Revolución educativa que pone énfasis en no tomarse la educación de los hijos como una carrera
Slow Parenting, es un estilo de crianza que promueve la educación basada en el respeto a los ritmos naturales e individuales de los propios niños, procurando niños felices y satisfechos con sus logros aunque con ello no se conviertan en personas ricas, populares o veloces. En contraparte a ello, se encuentran estilos de crianza basados en la hiperactividad.
También es conocido como Simplicity Parenting (paternidad de la simplicidad). Este forma de crianza, va de la mano con un estilo de vida que consiste en realizar las actividades cotidianas a ritmos adecuados sin poner excesiva presión por avanzar en el desarrollo de aprendizajes.
Es una propuesta educativa que valora la calidad sobre la velocidad. Sugiere que es más valioso hacer las cosas lo mejor posible, que hacerlas a la mayor rapidez.
Nació de una serie de libros escritos por el periodista canadiense Carl Honoré, quien cuestionó las sociedades occidentales obsesionadas por la aceleración y lo que repercute hoy y de continuar así, las consecuencias las veremos en futuras generaciones en desmedro de la salud física, mental y emocional, relaciones afectivas, la familia, productividad y creatividad.. Mayor razón aún que hoy se valora en los líderes el desarrollo de habilidades y de capacidades. Estas surgen en entornos naturales y saludables.
Se critica la tendencia de la actual generación en la que el éxito está en función a lo material, a la velocidad y la que considera que es más valioso llegar primero. Surge de la necesidad que tenemos los adultos de crear una “infancia perfecta” basada en el consumismo.
Ante la demanda de perfección, se busca tener la “casa perfecta”, “el empleo perfecto”, “la familia perfecta” o “el niño perfecto” en desmedro del tiempo dedicado a la educación de los hijos, priorizando lo material y delegando la responsabilidad de la educación y formación a terceras personas.
La propuesta concreta de este estilo de crianza se basa en tratar de pasar más tiempo en familia, procurando que la actividad principal no sea ir de compras, vivir alrededor de la tecnología que no facilita la interacción y el “stress” que generan las urbes. Se busca crear espacios de juego e interacción en familia y que además sean momentos de ocio y recreación, potenciando el juego espontáneo en los niños y el que parte de la propia iniciativa y curiosidad. Esta corriente da importancia a que los niños estén en contacto con la naturaleza y cuenten con espacios públicos para la recreación. En ese sentido, autoridades, educadores y padres tenemos que aunar esfuerzos.