Tendencias de Wellness o mejor de Wellbeing para el 2024.
Noviembre por lo general es un mes donde las empresas hacen su planeación para el año siguiente, por lo tanto, son días ideales para abrir la conversación sobre el bien-ser de las personas dentro del ambiente laboral.
A cuatro años de haber iniciado la pandemia, aún hay muchas cosas que no tenemos claro, pero si en el tema laboral, las cosas han dado la vuelta. Pasamos de aprender a trabajar en casa, creando espacios antes inimaginables para poder seguir laborando, descubriendo reuniones virtuales que hasta la fecha habían sido esporádicas. Luego vino el descalabro de volver a la oficina, y las personas queriendo quedarse en casa, aún por miedo al contagio, pero también por el irresistible escenario de no tener que madrugar tanto, no tener que gastar tanto tiempo de desplazamiento, entre otros beneficios. Esto en paralelo a lo que mundialmente se conoció como “ la gran renuncia”, donde muchas personas, con el miedo sobre la fragilidad de la vida y cómo el Covid nos mostró lo fácil que puede resultar morir, prefirieron renunciar a sus puestos estresantes, con cargas laborales intensas, y bueno en muchos casos alentados con los beneficios económicos de parte de algunos gobiernos. Toda la conversación sobre el bienestar de los empleados cobró una fuerza impresionante, y las empresas comenzaron a idear un montón de estrategias con respecto a este tema, desde conferencias, semanas de la salud con más juguetes, frutas en la recepción de las oficinas y hasta pases para spas y gimnasios. Pero eso ha venido cambiando, y lo que ha pasado no es que esos beneficios enfocados al bienestar no funcionen, lo que pasa es que el problema es mucho más profundo; las personas están agotadas con el ritmo de trabajo y de vida, cada vez las exigencias son mayores dentro del entorno laboral, y se suman a las exigencias de la vida familiar y social. Entonces corremos el riesgo de que los líderes y gerentes ya no vean el bien-ser de sus empleados como una prioridad. Y más que nunca es una prioridad, ya que el no hacer nada representa un riesgo muy alto que ya se comienza a ver: niveles altos de presentimo (estar sin estar, muy bajo desempeño y productividad), el “quiet quitting” (o renuncia silenciosa que se refiere a presentarse al trabajo y hacer lo mínimo indispensable, sin sentido de pertenencia o amor hacia su trabajo), “burnout” (o agotamiento), la salud mental y emocional de las personas, y todos esto se traduce en bajo desempeño, productividad y falta de propósito.
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Entonces, ¿qué hacer en el 2024 desde la perspectiva del bien-ser de las personas en las empresas?
Las tendencias de bienestar para el 2024 apuntan hacia trabajar en este acrónimo, PERMANECE:
Pertenencia, donde los empleados realmente se sienten parte de una comunidad con un propósito mayor a ellos, una tribu.