Un capítulo del medio
Viernes
Sergio tenía que trabajar todo el día, así que no iba a poder ir al torneo, pero las acercó con el auto.
Alba fue directo al vestuario, se cambió, se ató el pelo y lo introdujo con esfuerzo en la gorra de baño "Cortalo, te quita velocidad" había sugerido la entrenadora. Tenía razón, pero no lo haría. No se cortaría la larga cabellera roja. Las burlas provocadas por el extraño color habían quedado muy atrás, en la primera infancia y su cabellera se había convertido en un manto protector.
“Soy como Wün” pensó con una sonrisa, mientras terminaba de colocarse la gorra.
Fue hasta la pileta y esperó su turno. –¡En sus marcas, listos, ¡ya!
Cada cuatro brazadas, asomaba la cabeza para tomar aire. Oía las voces de la gente rebotando como ondas entre las paredes con olor a cloro. Cuando salió a la superficie fue recibida con aplausos ¡Primer puesto! Corrió a saludar a su mamá que la esperaba en las gradas junto a Lila.
–¡Muy bien! –la felicitó Gabriela –¡que lindo nadas!
Alba sonrió. – ¿Me viste Lila?
La hermana asintió. –A Mario le gusta el agua.
–¡Que bien!
En ese momento reconoció a sus amigas que estaban en el otro extremo del gimnasio. Por lo visto, ellas no la habían visto salir del agua, las iba a llamar cuando notó que señalaban a Lila y murmuraban entre ellas. Brenda lanzó una risita.
–Ya vengo –les dijo a su mamá y su hermana y fue hasta donde estaban las compañeras. Cuando se acercaba oyó que Brenda advertía a las otras –Sh..., ¡allí viene!
“Estuviste bien”. “Muy buena nadadora" “Felicitaciones”
Cuando terminaron los halagos se hizo un silencio incómodo.
–La chica esa…–preguntó Virgina –tan... ¿Esa es tu hermana?
Alba apretó los puños.
Recordó las miradas furtivas, las sonrisitas de conmiseración, las burlas. La lástima. Odia que le tengan lástima. Recordó a todos los que las miraban en la calle con cara de “pobrecitas, qué cruz”. Recordó sus ganas de gritarles ¿por qué no venís y me decís de frente lo que estás pensando o mejor, por qué no mirás para otro lado y nos dejás tranquilas? Pero jamás se había animado a hacerlo. Siempre se había quedado callada o había cambiado de tema o seguido de largo para huir de la maldita compasión que nunca le sirvió porque la compasión no le sirve a nadie.
–Es mi prima– se oyó decir.
“¿Que? ¿Que había dicho? ¿se había vuelto loca?”
–¿Y qué tiene?– preguntó Reca.
Se oyó a sí misma explicar el síndrome de west y sus consecuencias: "Si, siempre, desde bebé, si, es triste...” Su propia voz le llegaba lejana, como si ella no estuviese allí.
Eso hubiera querido, desaparecer o por lo menos poder refugiarse en un absoluto silencio.
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¿Por qué había dicho una mentira tan tonta? Abrió la boca en un intento para remediarlo y explicar: "Estoy mintiendo, Lila no es prima sino mi hermana", pero no lo hizo.
Mientras tanto Virgina ya había cambiado de tema. –¡Esta tarde se estrena Piratas del infierno! ¿venís con Mat, no?
¡La salida al cine!, la había olvidado por completo –Sí, sí –murmuró.
Alba Viernes noche
No puedo ser más miserable. Si no escribo lo que siento, ¡voy a explotar! Soy.. despreciable. “Ruin”. Hace poco aprendí esa palabra y nunca pensé que iba a tener que usarla para hablar de mí. ¿Cómo puede ser que un día que empezó tan bien terminó tan mal? Fue uno de esos días que uno querría borrar de la historia. Deberían existir “momentos en borrador” que uno pueda “deletear” y arrancar de nuevo.
¡Pero no! ¡Este día horrendo siguió y siguió!
Esa tarde fuimos al cine con Matías y Dino. En la sala, en los primeros puestos de la fila vi que estaban Zara, Sofi e Inés ( unas compañeras de mi curso que no me hablan)
Esperábamos en nuestro lugar cuando Pedro, el nuevo campeón de natación, pasó por al lado nuestro –¡Iuju nenita! –le gritó Matías.
Pedro hizo como que no lo escuchaba y siguió su camino. Matías se rió.
–¿Por qué le gritaste eso? –pregunté.
–Porque es una nenita.
Dino afeminó el gesto –Ayyy ¿como sabes?
Matías le contestó con un coscorrón. Dino le respondió con un abrazo brusco.
–¿Porque le decís “nenita”, como si fuese algo malo?– insistí
Matías empezó a balbucear –No... este.. tu eres una señorita y eso está bien porque... pero él... –buscó en su cabeza las palabras adecuadas (o alguna en español) –este ...no juega al fútbol.
–A lo mejor no le gusta el fútbol.
–Ja! ¡Como a las nenitas.. –se rió Dino.
–A algunas chicas les gusta gusta el fútbol.
–Si.. pero son..–se miraron entre ellos con una sonrisita.
Abrí la boca para decir algo más, pero Dino me miró con una cara que me asustó. A Dino lo llaman así porque parece un dinosaurio de tan grandote que es. Y yo (como buena cobarde) me callé.
Por suerte Matías cambió de tema –El próximo sábado es la gran fiesta en el club y .. –siguió hablando hasta que por fin llegamos a la boletería.
La película se parecía al libro que leíamos con Pablo, había piratas, tesoros, peleas. Lo busqué en la sala pero no lo encontré. Me hubiese gustado ver esta película con él.
Docente en S. E D. Bogootá
6 meses¡Buena observación!
LAWYER/JOURNALIST/WRITER, GHOSTWRITER, COPY-EDITOR, TRANSLATOR, SPEAKING SPECIALIST, AD-ALL COMUNICATORS GROUP
6 mesesHay problemas de puntuación, y uso incorrecto de la conjunción "y". Si no es copulativa (Pedro y Juan), en una nueva cláusula debe anteponerse una "coma" (,): "Entonces fuimos a la iglesia, y nos encontramos con Inés". Pero no se apure, que los correctores de García Márquez cometieron el mismo error. Pero se abusa de la conjunción "y". Saludos.