Una Navidad a la “Hygge”
Con la Navidad a la vuelta de la esquina y algunos días libres para descansar de la rutina –o parte de ella- quiero tomarme vacaciones al pie de la letra y pasar una navidad muy Hygge. Te cuento de qué se trata.
Según el Reporte Mundial de la Felicidad publicado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), Dinamarca es el país más feliz del mundo. Son muchas las condiciones objetivas que explican este resultado, pero hay un elemento muy subjetivo detrás de la felicidad en este país y tiene que ver con la capacidad de los Daneses para crear ratos agradables. Se llama “hygge”. Esta palabra –que no tengo idea de cómo pronunciar- no tiene traducción exacta. Más que una palabra, “hygge” es un conjunto de pequeñas cosas que producen una sensación de bienestar, comodidad, cercanía con los demás y tranquilidad. Es algo que se siente.
Crear momentos es sencillo. Lo primero es generar tiempo para hacer cosas que nos hacen sentir bien a nosotros mismos y a los que nos rodean en un ambiente lindo. Por ejemplo, tomar una taza de chocolate caliente en una tarde fría, planear el menú de la siguiente comida y cocinar en compañía, ver una película divertida con la familia debajo de una cobija, ver un atardecer, una carne asada con amigos aprovechando el buen clima, pintarle las uñas a tu hija y dejar que ella pinte las tuyas, ver fotos para recordar momentos, usar en la cena la vajilla que era de la abuela –recordar a los seres queridos que ya se fueron es muy “hygge”-, poner velas para darle calidez al espacio, tomar un té mientras lees un buen libro, usar ropa cómoda, decorar con flores. Tiene que ver con estar a gusto en un entorno acogedor.
Los momentos “hygge” funcionan mejor en grupos pequeños de personas y para que la comunicación y la conexión sea más fácil es recomendable que el lugar no sea muy grande. Fortalecer los lazos sociales y familiares están en el corazón de este concepto Danés. Invita a un par de amigos a tu casa a pasar el rato y recontar anécdotas.
El concepto “Hygge” tiene que ver también con relajarte, disfrutar de tu casa y olvidar las preocupaciones. Para esto es fundamental habitar el momento presente e involucrar todos tus sentidos. Quitar el piloto automático. Es importante incluir elementos que hagan agradable el espacio que te rodea de manera que quieras estar ahí –velas, luces cálidas, música relajante, eliminar el ruido, buena temperatura-.
Para estos días, mi intención es tomarme las vacaciones enserio y pasar una navidad muy “hygge”. ¿Qué significa esto? Significa que no voy a adelantar lecturas de trabajo, ni preparar clases, ni ordenar papeles o mi buzón de correo electrónico. No voy a planear cómo meterle ratos de trabajo a mis días de descanso para ganarle tiempo al tiempo. Voy a hacer una pausa. Voy a estar presente y participaré en las actividades características de estas fechas –incluyendo hornear galletas para que la casa huela rico-. Quiero ser parte de los recuerdos. Como dice el Dr. Seuss “A veces conocerás el verdadero valor de un momento hasta que se convierta en recuerdo”.
Si tienes la fortuna de contar con días de descanso en estas fechas y puedes desconcertarte, te invito a hacer lo mismo. Si por el contrario, la naturaleza de tu trabajo o tus compromisos te impiden despegarte, entonces incorpora elementos “hygge” a tu espacio o tiempo de oficina. Lleva algo de comer para compartir con tus compañeros, ten cerca de ti una foto de alguien querido, pon música agradable de fondo, dedica cinco minutos a hablar con alguien, decora con una planta.
Hoy aprovecho este espacio para darte las gracias por leer estos artículos, comentarlos y compartirlos. La siguiente semana no habrá publicación. Arrancamos en 2017 con ideas para lograr que esos propósitos de año nuevo tengan mayores probabilidades de cumplirse.
¡Te deseo una muy “hygge” Navidad!