Bashar al-Assad, Dictador de Siria, ha sido Depuesto del Gobierno. No Hay Certeza sobre la Naturaleza de los Golpistas
Pie de fotografía/ Bashar al-Assad, ex dictador sirio

Bashar al-Assad, Dictador de Siria, ha sido Depuesto del Gobierno. No Hay Certeza sobre la Naturaleza de los Golpistas

Escribe: José Angel Lagos-Jiménez -Periodista/Editor The City Newspaper-

DAMASCO-(Especial para The City Newspaper) La partida de al-Assad hacia el exilio, tras el final de la dictadura que comenzó su padre Hafez al-Assad, resulta increíble desde todo ángulo en el que se analice. Su abandono del poder da la impresión de que se debió “al cansancio”, al hastío, al hecho de gobernar sobre un país en ruinas, sin la ayuda de ninguna potencia capitalista para reconstruirlo y en una guerra constante contra varios grupos distintos que quieren gobernar a esta nación. Porque su partida al exterior, junto a su esposa e hijos, sin disparar un solo cartucho y tampoco haber dirigido ningún discurso a su pueblo en el que intentara insuflar valor y oposición a las fuerzas rebeldes, demuestra que Bashar al-Assad había perdido el interés en seguir gobernando.

            Además, resultó victorioso en una guerra que se prolongó a lo largo de 13 años contra fuerzas enemigas todavía más poderosas que los rebeldes de hoy en día, que estaban compuestas por el supra-criminal Estado Islámico (Daesh o Isis), que llegó a apoderarse de más de la mitad de Siria; y también sostuvo enfrentamientos contra tropas de los Estados Unidos, siempre dispuestas a derrocarlo, lo mismo que los israelíes, quienes bombardeaban con regularidad al territorio sirio. Pero, ahora, en 12 días de avance sobre el terreno de los insurgentes que le han depuesto, al-Assad ha resultado derrocado sin su habitual voluntad por preservar el poder y luchar por él.

            En otros términos, al-Assad se enfrentó a enemigos de cuidado, muy poderosos y criminales y no sólo los derrotó, sino que los exterminó y se mantuvo fuerte en el poder; pero ahora ha resultado todo tan inaudito, tan inesperado y tan fácil para los rebeldes que dio la impresión de que se trataba de otro dictador, de otra persona y no del que habíamos visto combatiendo a la cabeza del ejército sirio.

El tablero político y militar había cambiado

            Cuando Bashar al-Assad decidió viajar, desesperado, a Moscú, Rusia, para pedirle a su amigo Vladímir Putin ayuda para sacar de Siria al Estado Islámico (Daesh), el ruso respondió de inmediato y comenzaron los bombardeos en distintos sitios geográficos contra los yihadistas asesinos que se habían apoderado de un territorio del tamaño de las islas británicas, en suelo Iraquí y sirio. Evidentemente eran otros tiempos, todavía no muy lejanos, y los rusos aparecían en el horizonte como una potencia militar mundial, antes de que el conflicto en Ucrania desnudara sus verdaderas falencias y que les ha mostrado como pésimos soldados, pésimos organizadores, pésimos estrategas y un ejército desmotivado moralmente y con pertrechos de guerra de pésima calidad.

            Pero en aquellos días de la lucha contra el yihadismo del Daesh, los rusos cumplieron sobradamente, y si no hubiese sido por ellos, Siria e Irak estarían, ahora mismo, en manos del EI o Isis. Quizás ese “espejismo”, esos éxitos sobre el terreno del teatro de guerra, le hicieron creer a Putin que eran realmente invencibles, pero como todo espejismo… se difuminó tan rápido como apareció y en Ucrania, los rusos no han estado a la altura de lo que sus admiradores esperaban de ellos, como hemos recalcado insistentemente. Ahora, cuando los rebeldes, aupados muchos de ellos por el gobierno de Ankara, en Turquía, iniciaron la ofensiva en Siria, al-Assad ya no contaba con la voluntad y el beneplácito de Rusia, ya que su golpeado ejército y un Vladímir Putin fuertemente desprestigiado no estaba en condiciones de volverlo a ayudar para expulsar a los rebeldes. Sólo un bombardeo de la aviación rusa fue lo que recibió como respuesta Assad, que no tuvo graves consecuencias para los invasores.

            Tampoco su otro aliado, el régimen teocrático de Irán, de los Ayatolas, estaba en disposición de ayudarlo y mucho menos la guerrilla de Hezboláh, concentrada en una encarnizada guerra contra el enemigo de todos… Israel. Lo mejor era, entonces… dimitir, entregar el poder y la mejor manera era hacerlo negociando con los rebeldes, sin mayor derramamiento de sangre del ejército y del pueblo sirio, cansado de tanta guerra y destrucción alrededor y por doquier.

            Bashar al-Assad se había ganado la admiración de sus aliados y amigos, luego de haber gestionado exitosamente la guerra contra el Daesh, que duró 13 largos años, y se pudo mantener inclaudicable en el poder; pero esta vez, sin sus socios y colaboradores, apenas pudo mantenerse 12 días. Los ataques no fueron fulgurantes e impresionantes, de parte de las facciones rebeldes: simplemente no encontraron oposición armada de parte del ejército sirio, que se fue replegando en dirección a Damasco.

            En tan solo 10 días, los rebeldes habían tomado todo el noroeste de Siria y el golpe final lo iban a dar al rodear la Capital: “Nuestras fuerzas han comenzado la fase final de cercar la Capital, Damasco”, anunció Hassan Abdel Ghani, comandante de la coalición rebelde. Mientras tanto, Ahmed al-Sharaa, líder del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que encabezaba la ofensiva, escribió en su cuenta de Telegram: “¡Damasco les espera!” Tal la seguridad que sentían los altos dirigentes de las milicias.

            Este grupo había pertenecido en un momento dado a al-Qaeda, pero decidieron la separación de aquella facción fundada por el famosísimo Osama bin-Laden y en su actividad bélica en Siria, hace pocos días, lograron hacerse con las ciudades de Idlib, Alepo, Hama y avanzaron hacia el sur, donde las tropas rusas y la libanesa Hezboláh, ya no se encontraban en ese sitio específico, debido a sus tareas en los conflictos con Ucrania e Israel, respectivamente. Así, el siguiente objetivo fue Homs, la tercera ciudad más grande de Siria, estratégicamente muy importante porque, de ser tomada, partiría en dos al territorio que compone al país, tal y como ocurrió finalmente. Cuando cayó en manos rebeldes, la conexión con Damasco, al sur de Homs, y las zonas costeras occidentales, que eran el bastión popular de al-Assad, la suerte estaba echada para el régimen sirio que había perdurado por más de 50 años, cuando subió al gobierno Hafez, el padre del dictador que acaba de marcharse hacia Rusia, donde está actualmente asilado.

            Con esta nueva situación, el régimen perdió el acceso a casi todos los cruces fronterizos con Líbano, terminando con la red de suministros enviados desde Irán y por la milicia Hezboláh. Y mientras aquello sucedía en Homs, se abría un nuevo frente rebelde en el sur, en la ciudad de Daraa, que fue cuna de las revueltas populares del 2011 y que Bashar aplastó violentamente, mediante el asesinato masivo y el encarcelamiento de miles de alzados durante las protestas. Esta urbe fue tomada en un 90 por ciento, después de que el ejército oficialista la abandonó y se ubicó a 100 kilómetros de distancia.

            Y en el Este del país, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), lideradas por los kurdos, apoyados y abastecidos por los Estados Unidos, se hicieron con el control de Deir Ezzor, que era bastión del gobierno en el desierto oriental. Allí mismo, además, en las últimas semanas se informó de un resurgimiento del Estado Islámico (Daesh).

            Mientras toda esta situación adversa al régimen se estaba presentando, los gobiernos de Rusia, Estados Unidos, Jordania y otras naciones, instaron al personal de sus embajadas y ciudadanos emplazados en Siria, a hacer abandono del país. Este comunicado de la embajada de los Estados Unidos, lo ilustra mejor: “Recomendamos a nuestros ciudadanos que se vayan ahora, mientras siguen existiendo opciones comerciales (aéreas) en Damasco. La situación sigue siendo volátil e impredecible, con enfrentamientos activos entre grupos armados en todo el país.”

Cae Damasco y liberan las prisiones

            No habían transcurrido 15 días de la presencia de estos grupos islámicos, cuando Bashar al-Assad había desaparecido del territorio sirio, con destino a Moscú, Rusia, donde le han dado asilo a él y a toda su familia. Los rebeldes tomaron las principales sedes del gobierno y se encaminaron hasta la estación de la televisión oficialista e hicieron llegar el primer mensaje al pueblo que observaba asombrado los acontecimientos, únicos, pues sólo habían conocido una forma de gobierno, regida por la familia al-Assad.

            Y mientras dicho mensaje era transmitido, los insurgentes abrieron las celdas donde yacían miles de presos del régimen anterior y aquí precisamente estriba la preocupación de varias naciones occidentales: muchos de esos reclusos pertenecen al Estado Islámico (Daesh), y podrían reforzar las células de esta facción terrorista en las próximas semanas. Se trata de asesinos con una larga lista de crímenes sobre sus consciencias. “Hemos liberado la ciudad de Damasco –dijeron los rebeldes ante las cámaras de la TV-. Ha caído el tirano Bashar al-Assad y hemos liberado a todos los oprimidos de las prisiones del régimen. La Sala de Operaciones de Damasco pide a los ciudadanos preservar las propiedades del país sirio libre. ¡Qué Siria viva libre para todos los sirios en todos sus segmentos.” Anunció un miembro de las fuerzas rebeldes, rodeado por otros ocho hombres vestidos de civiles.

            Horas antes, Abu Mohamed al Jolani, el líder de la coalición islámica que ha arrebatado el poder a al-Assad, había proclamado la victoria en un comunicado y acentuó que las Instituciones públicas permanecerán bajo la supervisión de Al Jalani, “hasta que sean entregadas oficialmente.”

            En lo que respecta al paradero de Bashar al-Assad, hubo, al principio, cierta incertidumbre acerca de su destino; pero éste se clarificó al segundo día de la caída de su gobierno: recibió asilo en Rusia, de parte de su amigo Vladímir Putin. Por otra parte, el gobierno ruso anunció que entró en conversaciones con los rebeldes en Siria, con el fin de preservar y proteger a sus dos Bases militares en suelo sirio y la respuesta de los líderes rebeldes “garantizaron la seguridad de las Bases militares y las Instituciones diplomáticas rusas en el territorio de Siria.” Lo que sí quedará en “el aire” y tendrá que dilucidarse por parte del Kremlin, será la permanencia de esos enclaves militares en Siria, pues la naturaleza de los nuevos gobernantes es desconocida por todos. Lo más seguro será el abandono de esas Bases, ya que la amistad de Rusia era con la dictadura de los Assad y lo que ha sobrevenido ahora es todo un misterio en el aspecto político.

            Retornando a Bashar al-Assad y su familia, arribaron a Rusia e inmediatamente obtuvieron asilo “por razones humanitarias”, de acuerdo a los informes emitidos por las agencias rusas de noticias Interfax, TASS y Ria Novosti. Pero el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia emitió su propio comunicado en el que explica las razones del abandono del país árabe por parte de su antiguo gobernante: “(…) Bashar al-Assad decidió renunciar a la presidencia y abandonar el país, dando instrucciones para llevar a cabo una transferencia de poder de manera pacífica. Instamos a todas las partes implicadas para que renuncien al uso de la violencia y resuelvan todas las cuestiones de gobernanza por medios políticos. Estamos en contacto con todos los grupos de la oposición siria.” Hizo énfasis en que el personal ruso en las Bases en Siria está en alerta máxima, aunque “no existe ninguna amenaza grave para su seguridad.”

            El depuesto gobernante sirio, Bashar al-Assad, nació el 11 de septiembre de 1965 en Damasco; y asumió el mando del país en el 2000, al suceder en el cargo a su padre, el famoso dictador sirio, Hafez al-Assad, cuyas estatuas fueron recién derribadas y arrastradas por las calles por los rebeldes, cuando se iban apoderando de las ciudades en su camino hacia la Capital.

            Bashar estudió medicina en la Universidad de Damasco, donde se graduó de oftalmólogo en 1988; trabajó como médico en el ejército en un hospital militar de la Capital; y en 1992 viajó a Londres, Inglaterra, para continuar sus estudios. A su regreso a Siria, obtuvo el rango de coronel en la Guardia Republicana de élite. Cuando murió su padre, el 10 de junio del año 2000, Bashar fue nombrado secretario general del partido gobernante y el 10 de julio fue elegido para un mandato de siete años. En el 2007, Assad fue reelegido para un segundo mandato.

            A mediados de marzo del 2011, enfrentó las primeras protestas antigubernamentales, con ataques armados provenidos de grupos rebeldes contra el ejército nacional. Luego apareció el Estado Islámico (Isis, EI o Daesh), dentro de la demarcación territorial de Siria e Irak y fue cuando al-Assad solicitó la ayuda militar de Rusia, hasta que los yihadistas fueron erradicados casi totalmente de esta nación de Oriente Próximo.

            Su reciente derrota sorprende por la nula resistencia del mismo ejército sirio que derrotó a los yihadistas del Daesh, que eran mucho más poderosos que los actuales rebeldes que han derrocado a al-Assad; sin embargo, era el momento preciso para derrotar a las fuerzas gubernamentales, cuando sus aliados de siempre, los rusos, los iraníes y los combatientes de Hezboláh, están enzarzados en otros conflictos y les era imposible atender a las peticiones de al-Assad. Es decir, desde Ankara, Turquía, gobierno que apoya a los mercenarios que acaban de dar el golpe en Siria, se planeó a la perfección el asalto a Siria, cuando los rusos están ocupados en su invasión a Ucrania, Irán contra Israel, lo mismo que Hezboláh. De ahí la nulidad de la respuesta armada del ejército sirio, el cual se ha rendido sin luchar y Bashar ha salido del país sin exhortar a la defensa de su gobierno ni en mínima instancia.

            Al cierre de este reportaje, se desconoce la naturaleza del principal grupo yihadista que se ha hecho con el poder en Siria; tampoco se sabe qué clase de gobierno tendrá esta nación, si será fundamentalista, del corte del Estado Islámico o de los talibanes afganos, y cuál será la relación que tendrá con Occidente: si será amigo de los Estados Unidos y la Unión Europea o seguirá una política propia de confrontación. Por el momento todo es misterio, todo es espera y una gran incertidumbre que se irá dilucidando con el paso de las semanas.

Israel, fiel a su política de depredación de los territorios ajenos, se ha apoderado de la parte de las Alturas del Golán que pertenece a Siria y sus aviones han bombardeado Damasco, el mismo día cuando los rebeldes celebraban su victoria sobre el régimen depuesto. El genocida Benjamín Netanyahu (requerido por la Corte Penal Internacional), se siente preocupado por la naturaleza de los grupos rebeldes en Siria y no sería extraño verlo ordenar más y mayores ataques a esta nación vecina. Es evidente que este judío no puede vivir sin el olor que desprende la sangre humana ajena derramada.

Por lo pronto, Siria obliga a observar el derrotero de su realidad actual y el curso que llevarán sus nuevos gobernantes.


 

 

 

José Angel L.

Periodista, temática internacional y Profesor especializado en la enseñanza del idioma Castellano

2 semanas

Saludos Francisco. Gracias por su permanente apoyo a mis trabajos.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas