¿El coste de inventario está repercutido en el precio del producto?

¿El coste de inventario está repercutido en el precio del producto?

Supongamos que compramos 400 unidades de un producto industrial que encima es de cierto volumen y no sé cuando lo venderé, pero ofrecían un buen precio. Le fijo un precio y lo pongo a la venta. Si he seguido las técnicas de la gestión de precios comunes (aunque no correctas), habré tomado los costes habituales más el mark up que haya creído oportuno o el oficial de la empresa. Al cabo de un año y medio me quedan 68 unidades que sigo vendiendo al precio que fijé o lo habré actualizado como lo haya hecho para todos los productos por la inflación. ¿Cómo está afectando a mi beneficio está situación? Mal, ya lo adelanto, pero puede ser peor si debido a que son las últimas unidades y no queremos que la dinámica del fabricante provoque que se queden obsoletas, queremos sacarlas mediante bajadas de precio. Lo mismo que si aplicamos la misma solución debido a que ciertas unidades han sufrido leves daños por el manejo de productos en almacén.

Lo más lógico es que no hayamos incorporado los costes de inventario de ese producto, entre otras cosas, porque no se suele calcular en la mayoría de las pymes y se imputará una parte a base de un criterio de reparto. El coste del inventario no es baladí -como hemos comentado en ocasiones-, las partidas que lo componen pueden ser: costes de capital, coste de la gestión administrativa, coste del espacio ocupado, coste logístico, riesgo del inventario, coste de oportunidad, entre otros menos importantes. Con frecuencia, llega a ser una cifra importante.

El problema es que no sabemos cuándo y cuánto vamos a vender las unidades, así que las tenemos almacenadas con la expectativa de venderlas rápido, pero es muy posible que convivan con nosotros durante muchos meses incluso años. Las soluciones vienen por mantener un índice de rotación alto y adecuado al sector y así gestionar con más facilidad inventarios menores, También se podría incluir ese coste al producto en función de la probabilidad de ventas y permanencia en nuestro almacén.

Estos pequeños «atajos» en nuestra ruta al beneficio es lo que merma el resultado final. Desgraciadamente no es el único agujero que tenemos en el cubo del beneficio, pero es uno de los que primero debemos resolver. Si queremos arreglarlo en unos pocos meses no conseguiremos mucho. Vale la pena poner objetivos pequeños y continuos que cree ese buen hábito en la empresa. El primer paso, obviamente, es calcular el coste de almacenamiento y una métrica que nos sirva para imputar ese coste al producto allí almacenado y en función del tiempo.

He visto muchos almacenes grandes con productos obsoletos o con pequeños daños que permanecían en el inventario por no disgustarse y admitir que se había hecho tarde hasta para regalarlos, Dar una vuelta por el almacén con tranquilidad puede ser una gran inversión de tiempo. Eso sí, con una libreta para apuntar…

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