La democracia en Colombia
Por Jorge Ortiz Cathcart
El reciente proceso electoral en Colombia ha demostrado que nuestra democracia ha caído a un punto muy bajo.
La gente de todos los bandos está votando en contra de un candidato por miedo. Los partidos políticos han sido completamente reemplazados por cultos a la personalidad. Los candidatos ya no son estadistas, sino “influencers”, con frases preparadas para públicos segmentados. Políticos que representan más de lo mismo están enarbolando descaradamente las banderas del cambio.
Los comportamientos escandalosos y criminales de todos los lados son tolerados por los seguidores. Nadie se disculpa, nadie se hace a un lado, nadie pierde votos.
Se nos miente, se espera que votemos por unos pícaros mientras que se nos mantiene en la oscuridad como sociedad. Los colombianos hemos votado por candidatos que claramente no nos representan para presidente y para congreso. Con nuestros votos nos convertimos en cómplices de conductas turbias y de personajes sórdidos. Todo, por evitar que nuestro enemigo gane. De lado y lado, y nos parece que eso está bien. Y eso nos hace mucho daño.
Los escándalos de soborno corporativo en los niveles más altos se ignoran y nunca se investigan adecuadamente.
Falta democracia cuando cada uno de los principales medios de comunicación pertenece a una familia con enorme poder financiero e industrial, a nivel nacional o regional. Esos mismos grupos empresariales tienen visibles intereses en mantener regulaciones hechas a su medida, monopolios, contratos de infraestructura, beneficios fiscales y privilegios de información. A través de su propio periódico, radio o red de televisión, también tienen el poder de acabar con la imagen de funcionarios públicos, minar la confianza en su administración o destruir su carrera política.
Muchos periodistas son meros peones, que participan en este debate con claras agendas políticas o corporativas. La mayoría de las personas se podrán alegrar de escuchar lo que quieren escuchar, pero al final del día, saben que no puede confiar en los medios de comunicación.
A los medios ya no les importa la sociedad. La decencia es un eslogan; la honestidad es un “hashtag”; y la integridad es un cliché.
Los periodistas que intentan descubrir escándalos deben hacerlo de manera independiente, a través de sus propios portales, y son etiquetados como comunistas, o acusados de estar sesgados políticamente o contaminados por su ideología.
Los grandes grupos empresariales están sospechosamente cómodos. La falta de un aumento significativo en la tasa de cambio nos sugiere que los líderes empresariales más poderosos y bien informados tienen un cierto sentido de confianza en que esta situación no los afectará tanto como uno podría pensar. Enormes adquisiciones hostiles siguen llevándose a cabo mientras que cientos hablan de abandonar el país.
¿Por qué está ocurriendo todo esto? ¿Cómo caímos tan bajo como nación?
Permítanme tratar de ofrecer una explicación: los políticos, los medios de comunicación y las grandes empresas han perdido el respeto por nuestra sociedad.
Es tan sencillo como eso. No les importamos. No sienten que merezcamos la verdad. Sienten que tienen derecho a dirigir el país de la manera que más les convenga. Nosotros, el público, ya no somos parte de la ecuación.
Recomendado por LinkedIn
Creo que es hora de hacer algo al respecto antes de que sea demasiado tarde (si no es ya demasiado tarde).
Todo eso sucede porque como sociedad no somos un interlocutor estructurado. Estamos polarizados y atomizados, lo que nos resta influencia frente a los abusos de los poderosos y las fallas de integridad de los medios. A una sociedad dividida, sin representantes, sin organización y sin vocería, es muy fácil atropellarla, manipularla e irrespetarla.
La nación debe unirse y reclamar una vez más el derecho a una democracia sólida y transparente, un derecho a que impere la ley como valor fundamental. Antes de entrar en las discusiones necesarias sobre las opciones de derecha e izquierda, esta nación debe convertirse primero en una verdadera democracia.
Los colombianos más preparados y correctos renunciaron a la política hace muchos años. Es vista como un negocio de personajes turbios. Es una actividad llena de amenazas para las personas decentes que no saben cómo sobrevivir en un mundo tan traicionero y tortuoso.
Este miedo a la política ya ha perjudicado demasiado a Colombia. Si nada cambia, habrá un alto precio que pagar.
La solución es hacer que la nación vuelva a la política, de una manera organizada, moderna y transparente.
Colombia debe construir nuevos partidos políticos con estructuras nacionales y regionales. Estos partidos necesitan una propuesta ideológica bien pensada.
Los partidos políticos deben ser una vez más el lugar donde los líderes respetables, pensadores y administradores públicos sean preparados e impulsados, a través de órganos especializados. Deben existir procedimientos para hacerlos responsables cuando no se desempeñen correctamente.
Se requiere de mecanismos para promover y garantizar una amplia participación de la comunidad a nivel nacional, regional y local.
Los partidos políticos organizados deben ejercer influencia y poder por encima de los individuos. Deben ser el baluarte de la democracia, haciendo honor a sus principios. Deben ser los verdaderos representantes de sus miembros.
Los partidos políticos modernos y frescos, creo, son la única opción para construir la democracia verdadera, transparente y participativa que nos pueda llevar por la senda del progreso social y económico.
Esta es la única opción para el estado de derecho.
Esta es la única opción que tenemos si queremos ser respetados como sociedad.
Si todavía le queda una oportunidad a nuestra democracia, el momento es ahora.
Physics & Science Teacher | MYP examiner |
2 añosExcelente artículo con un título un poco confuso.
URGEN S.A.S. mejorando los servicios de urgencias// Especialista en Medicina de Urgencias//Especialista en Gerencia de Instituciones de la Salud//Especialista en gerencia de la seguridad social
2 añosHola Jorge! Estoy de acuerdo con Julián y con tu posición . Me preocupa que la inversión en valores, política y pensadores con fuertes bases académicas requiere tiempo. Y el factor tiempo es crítico. Creo que requiere una alta dosis de sacrificio mientras se cultiva, pero no siento una disposición para ello. Independiente de quien salga elegido el domingo, crees qué hay un tiempo y sobre todo un estímulo y una disposición para que esto se produzca? Cual crees que es el referente que nos dé el norte?
Gestor Administrativo Co&Tex SAS
2 añosJorge: interesante su punto de vista. Me gusta la idea de repensar la admiración del estado de una manera más profesional, provista de valores y de gente ajena a la política ; verdaderos pensadores con vocación de servicio y amplia solvencia moral. En esa línea hay que educar para el futuro a corto, mediano y largo plazo a los niños y jóvenes de Colombia. Gracias por tomarse el tiempo de pensar en el país y proponer.